GIA
Las llamas a ambos lados de la enorme estatua de oro macizo del dios de la guerra estaban de lo más vivaces, las flamas impuestas por las antorchas hacían brillar al oro incluso más de lo que lo hacía normalmente. Mi cuerpo permanecía hincado en el suelo con las palmas sobre mis piernas y mi largo vestido esparcido por el lugar, mi cabeza estaba cubierta por una palla mientras con la mirada en el suelo observaba como mis manos se humedecían por las lágrimas.
—Lo siento, no tienes idea de cómo lo siento—pedí perdón. Había pasado la primera noche en una casa que no consideraba mi hogar, había dormido a unos cuantos metros donde descansaba mi esposo, un esposo que no era el hombre al que prometí dedicar mi vida entera delante de los ojos de Júpiter. —Mis noches se hacen cortas y los días largos, sin embargo, aun tengo un motivo por el cual vivir y es el que me llevó a tomar esta decisión, no es porque lo haya deseado.
Mis palabras resonaban como un eco en la soledad del templo, la tarde comenzaba a caer y la concurrencia era mínima, a pesar de ello, los sacerdotes no permitían el acceso de nadie porque yo me encontraba dentro. Luego de llegar diariamente a ese lugar durante tantos meses sin faltar ni un solo día era más que esperado que tuvieran esa clase de contemplaciones conmigo.
Dentro del fondo de mi corazón esperaba con ansias que el me escuchara, que desde los Elíseos escuchara mi llanto y me perdonara porque recordaba perfectamente sus deseos, aunque posiblemente en aquel momento sus comentarios habían salido a causa de su posesividad, le conocía, hubiera detestado la idea de un nuevo matrimonio.
—Mi familia, se de antemano que soy el pilar más fuerte que sostiene a mi padre, sí mi reputación se hubiera visto mancillada ellos pagarían el peso de los pecados que se atribuirían y terminarían muertos luego de mi exilio o de mi muerte. El que se declara mi enemigo también se convierte en enemigo de mi familia y para mantenerlos fuertes, debo mantenerme fuerte también—explique limpiando mis lágrimas mientras contemplaba el casco de plata decorado con aquel enorme penacho rojo que permanecía en una bandeja de vidrio delante del altar. Era su casco, no me había atrevido a lanzarlo a la pira funeraria y lo había colocado allí, al lado de Marte como una ofrenda. —Cuando todo termine te prometo que también detendré esto, cuando Adrianus haya pagado lo que hizo contigo y lo que provocó juro que voy a divorciarme porque no importa cuando días, meses o años pasen, mi cariño seguirá intacto como el primer día. Juro por Juno que antes de ser tocada por otro hombre me entierro una daga en la garganta.
Dejando esas últimas palabras en el aire me puse de pie cubriendo mi rostro de manera adecuada para luego, disponerme a salir del lugar. Antes de salir mis pasos fueron detenidos por una voz conocida, al girarme para comprobar de quién se trataba me encontré cara a cara con dos hombres conocidos que ya había tenido el placer de conocer, eran los aliados de mi padre, los miembros de la gens Cornelia y de la gens Fabia.
—Salve, Domine—su reverencia no fue pasada por alto e inmediatamente les devolví el saludo, —ha sido una completa novedad escuchar que a cuatro meses de la muerte de su marido ha contraído nupcias nuevamente.
Intenté responder a aquello, pero inmediatamente fui interrumpida.
—No, no tiene que explicarlo, toda Roma sabe que el César ha enviado una carta solicitando este hecho a su padre y él mismo ha narrado los pormenores de la situación, lamento mucho que las cosas se hayan tenido que dar de esa manera, —comentó Fabio dándome su apoyo, estaba apenada con ambos pero mi situación matrimonial ahora parecía ser lo menos importante para ellos, —por suerte para usted y para su familia su reputación se mantiene y la decisión del matrimonio ha recaído sobre la espalda del emperador, como todos los malos actos que ahora ocurren en la capital. Muchas cosas malas vendrán y es de conocimiento público que lo que digo es cierto.
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ARTS AMATORIA (VOL III)
Fiksi SejarahCuando el odio lleva a la venganza y los enemigos asechan todo se torna inestable, lo que se creyó posible se torna imposible y las personas en las que creíste fielmente te traicionan. Antes de obtener lo que desean Gia y Maximilian deberán aprender...