ROMA
CAPITAL DEL IMPERIO
La inteligencia hacía al hombre y mantenía en el poder al emperador, aunque fuera debido a una cantidad desmesurada de mentiras que tarde o temprano terminarían cayendo. Solo los dioses sabían hasta donde llegarían y cuando hasta donde estaba dispuesto a llegar para obtener lo que quería.
Aelius no tenía nada que perder, se estaba jugando el todo por el todo e hizo un juego maestro de manipulación donde todo el mundo creyó en él y cayó en su trampa de una forma expendida que le hizo sentarse en el trono del imperio y vestirlo con la toga del César.
Estaba en el trono ahora y podía mover sus piezas desde el privilegio. Ahora sabía lo que estaba pasando en Britania y eso le hizo casi enloquecer de rabia. Gia le había tendido una trampa y le había robado sus legiones con ayuda de su familia.
Los senadores agacharon la mirada delante de él después de que varios miembros del senado viajarán a la provincias solo para darse cuenta que las legiones del César habían abandonado sus cuarteles y se habían marchado en dirección a Britania. La preocupación había escandalizado Roma y no era para menos pues se avecinaban momentos oscuros en que una guerra civil era más que inminente. Aelius apretó sus manos en el trono cuando uno de los hombres que habían solicitado una audiencia dió un paso al frente y le inclinó la cabeza en forma de reverencia.
—Se ha confirmado, César, las legiones se han marchado a Britania y han desconocido a las órdenes imperiales tomando sus propias decisiones. La ruta ha sido confirmada, a este punto hace ya bastante tiempo que desembarcaron en Britania.
—¿Cuántas legiones son?
—Son diez.
—Cincuenta mil hombres se han rebelado en mi contra y han apoyado la causa ambiciosa de Fabio Mario—comentó en voz baja apretando los brazos de su asiento. Eran demasiados.
—Parece que incluso más. Hay quienes comentan que nuevas legiones fueron reclutadas en Egipto por su gobernador y llevadas junto con las suyas, pueden ser quince o más. Eso nos pone en una posición peligrosa. No sabemos si tienen planes de marchar en contra de Roma pronto.
—Marius no pasará otro invierno en Britania.
—El clima es hostil.
—¿Cuántas legiones tenemos en Galia?
—Cinco, César.
Aelius se quedó en silencio pensando en que debía hacer.
—Quiero a esas cinco legiones lo más cerca de la orilla del canal. Quiero a todas las legiones de este lado concentradas en dirección de Galia, porque es donde ellos pisarán tierra.
—César, las legiones no pueden moverse con facilidad. La mayoría está reprimiendo a los galos que aún se oponen a la conquista. Están ocupados manteniendo la paz del imperio y asegurando el terreno para César. Si descuidan esta parte podemos...
—¿Perder Galia?
—Es una posibilidad.
—Entonces quiero a las legiones de tierras pacíficas concentradas en Galia, además, quiero que se recluten diez legiones más y que se pongan en el campo antes de la llegada del próximo invierno. Quiero que todo se mueva ahora.
La petición del César no sentó nada bien a los senadores, especialmente a los encargados de las finanzas y las arcas del imperio quienes veían incosteable mantener a cincuenta mil hombres, especialmente después de salir de una crisis como la de Adriano. Se estaban recuperando, pero no como para alimentar tal máquina bélica.
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ARTS AMATORIA (VOL III)
Historical FictionCuando el odio lleva a la venganza y los enemigos asechan todo se torna inestable, lo que se creyó posible se torna imposible y las personas en las que creíste fielmente te traicionan. Antes de obtener lo que desean Gia y Maximilian deberán aprender...