CAPITULO 47

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BRITANIA DEL NORTE

(CONQUISTA ROMANA)

GIA

No podía creer que pudiera seguir siendo tan frío a pesar de las circunstancias. Mi corazón se estrujó pero no de la forma en cómo pude haber esperado, era como si de alguna forma mi mente ya se hubiera preparado para ello y el dolor no hubiera calado demasiado profundo.

—Sube al caballo, tenemos que regresar.

Fue lo unico que dijo al suscitar su último monólogo. Miré al caballo en el que había llegado a unos metros siendo acomodado para que yo pudiera subir en él, intentó sujetarme por la cintura pero de inmediato coloque mi mano para impedírselo.

—Yo puedo sola.

—Como quieras.

Subí al caballo y entonces él imitó mi acción subiendo a Marte quien pareció complacido al sentir su peso sobre él y luego esa caricia sobre sus crines. El semental buscó su mano lanzando un ligero cabezaso pero sin ser agresivo. Golpe ligeramente con mis pies a mi caballo para comenzara el camino de regreso. El aún lento andar dentro de toda esa espesa zona boscosa pensé en sus palabras.

Tal vez no era que ya no deseaba estar a mi lado por mi dolor y resentimiento si no porque tal vez la distancia le había hecho darse cuenta que no fuimos tal para cual. Tal vez, ni siquiera llegó a amarme de verdad. Si quería quedarme, tenía que aprender a lidiar con su indiferencia, con su frialdad y con su posición, si deseaba quedarme tenía que enterrar mis sentimientos por él.

—Nunca visites estos bosques sin compañía. Siempre trae contigo a la guardía, pero para mi tranquilidad será mejor que no lo visites, no es seguro para los soldados y menos para una mujer.

—Lo tomaré en cuenta.

—Espero que lo hagas, es por tu bien, aunque también espero que pronto me comuniques que deseas irte a Camulonudum, es una ciudad comoda y estable para una mujer, no es Roma, pero algo es algo...

—No, gracias, me seguire quedando aquí, aunque tu no quieras.

—Piensa en lo que te he dicho—reiteró. Negué, no había nada que pensar, absolutamente nada, ya había dicho lo que había dicho y eso no cambiaba mis pensamientos. No tenía ni siquiera que recapitular, tenía claro cómo debía seguir.

—No hay nada que pensar, no insistas, en lo mismo, si no quieres verme la cara lo aceptaré, estaremos casados solo de nombre. Espero que ambos hayamos disfrutado de lo que pasó hoy porque no se volverá a repetir. Has dejado claro que tu postura va más allá de tu dolido ego de hombre y eso quiere decir que no hay solución para lo de nosotros.

—Exacto, ya no habrá un nosotros.

—Ningun Gia ni Maximilian, nunca más.

Cuanto me dolió pronunciar aquello, pero era lo mejor. Basta de engañarme a mi misma, basta de pensar en lo más profundo de mi alma que a pesar de mi odio podria estar bien con él. No importaba que tanto lo pensara, al final, siempre había un "hubiera" en mi cabeza.

¿Cómo podía amar tanto a un hombre así?

Debía dejar de hacerlo, debía dejarlo a un lado así como él me estaba haciendo a un lado a mí. Cuando llegamos al campamento, no se molestó en ofrecerme ayuda de nuevo, pero los guardias si lo hicieron, baje del caballo y la primera orden que dí fue que trasmifieran mis cosas del praetorium no dormiría alli ni una noche mas.

—¿Qué estás haciendo?—preguntó Cornelía cuando solicité su hospitalidad en los que las nuevas legiones se instalaban y levantaban su campamento en el ala que les habían preparado—. ¿Vas a dejarlo?

ARTS AMATORIA (VOL III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora