BRITANIA DEL NORTE
GIA
—Wow, wow, wow—exclamó Cornelia mirándome el cuello—. Parece que te agarraron con ganas. Le dije a Marius que estaba preocupada por ti y el muy maldito dijo que posiblemente estabas llorando, pero no por tristeza exactamente y vaya que tenía razón.
—No voy a negar que estuvo bien, pero a mi salida me encontré con la zorra britana, mi buen humor y mi paciencia nuevamente se pusieron al límite al mirarla. No entiende razones y parece estar confiada con su posición. La muy estúpida no tiene idea de que Maximilian la usa, es una estúpida.
—¿Cuándo dices usar a qué te refieres exactamente?
Miré a Cornelia mientras me quitaba las muñequeras de oro y las depositaba en su lugar. Me habían servido al menos de forma temporal. Era claro que Maximilian buscaba obtener recursos de Britania, obtener tropas auxiliares, mano de obra y esclavos, eso era lo que se buscaban en las conquistas, además del valioso oro y minerales que se podían obtener de un sitio tan alejado. Estas salvajes tierras debían conocerse y Iria le servía para tal propósito.
—En el aspecto militar y carnal, aunque esta última no me agrade aceptarla.
—¿Te sientes intimidada por una salvaje?
—No estoy intimidada es solo que me incomoda su presencia y mi plan no era sacar a una mujer se su calaña de mi camino. Pelear con una salvaje me parece completamente humillante. Maximilian me está humillando. Date cuenta que me pone al nivel de esa con sus acciones. Le he puesto un ultimátum, pero dudo que me deje el camino libre. Está jodidamente obstinado.
Había intentando rebajarme a una simple esclava o prostituta durante el sexo, no dudaba que lo intentara fuera del lecho. Era un hombre peligroso, tenía el ego herido y al tratar con él debía pensar con más inteligencia y colocarme un paso adelante. Sepronius y Heráclito debían darme su apoyo, lo iban a hacer y Maximilian no solo tendría mi presión si no también la de ellos. Eso era justo lo que necesitaba. Agotar su paciencia sería mi nueva actividad favorita, enfadarle y colocarlo al límite.
—¡Mi adorada Gia! ¡Me alegra verte en pie!
—¡Marius!
Cornelia lo reprendió de inmediato cuando el hombre entró a la estancia. Sus ojos me miraron con un toque burlón y para enfado de su esposo ignoró su regaño.
—Domine, tal y como la poderosa Livia tienes mi respeto, mi más grande respeto. Solo una amazona valiente como tú puede meterse a la boca del lobo así y a pesar de todo salir bien parada. Maximilian puede tener mucho odio dentro de él, pero sigue siendo un hombre. He escuchado que ha destrozado tus vestidos.
—¿Se lo dijiste?
—No fui yo.
—¿No fuiste tú? —pregunté para luego mirar a Marius.
—Este campamento es enorme, pero tiene muchos miembros y los rumores vuelan como polvo. Escuché los rumores de unos soldados. Esperan que Maximilian mejore de humor luego de eso. El sexo aquí es tan natural como darse un baño, salvo...que estes rompiendo alguna norma con ello. Está todo listo en mi praetorium puedes quedarte allí, las puertas siempre estarán abiertas para ti y lo sabes.
Sonreí, agradecía la hospitalidad, pero iba a quedarme en los campamentos con las legiones.
—Agradezco mucho esto, Marius, pero creo que tendré que declinar tu oferta. Me quedaré en los campamentos cuando las legiones lleguen aquí. Vine con ellos y con ellos me quedaré, aunque no descarto pasar unas dos noches por semana con Maximilian para que no se diga que desatiendo a mi marido.
ESTÁS LEYENDO
ARTS AMATORIA (VOL III)
Historical FictionCuando el odio lleva a la venganza y los enemigos asechan todo se torna inestable, lo que se creyó posible se torna imposible y las personas en las que creíste fielmente te traicionan. Antes de obtener lo que desean Gia y Maximilian deberán aprender...