CAPITULO 70

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BRITANIA DEL NORTE

TRIBUS BRIGANTES AL NORESTE DE LAS MONTAÑAS

—¡La asesinaron!

—Soy consciente de ello y estoy furiosa, pero no mucho que yo pueda hacer, especialmente cuando han tomado esta postura en mi contra y mi propia tribu busca acusarme de algo que no es mi culpa—replicó una mujer de melena rubia intensa y ojos fieros mientras observaba a su hermano mayor.—Te dije que los Votadini nunca aceptarían una unión con nosotros, te dije que fueras más inteligente y ahora nuestra hermana menor está muerta mientras la tribu piensa que fue debido a mis comentarios de mal agüero.

Urix, el Reik de la tribu brigante observó a su hermana con dolor. Nunca había sido su intención perder a su hermana. Pensó que una unión con una tribu aliada serviría para protegerse ahora que el clima no les protegía. Con la llegada de la primavera y el verano estaban expuestos a que los enemigos decidieran adentrarse más al norte.

—Nos vengaremos Meira, déjame enterrar mi espada en la garganta del infeliz que provocó esto. Voy a quitarle la cabeza a Bricio y la enterraré en una estaca.

—No hagas más hermano, te lo pido. Tienes que actuar con inteligencia o terminaremos muertos. Veremos que traen los dioses a nosotros y aprovecharemos la oportunidad para vengarnos, oportunidad que tomaremos indudablemente en cuanto llegue sin complicaciones. Eres el Reik, no solo nuestro hermano, piensa en nuestra gente.

Urix escuchó a los niños corretear afuera.

El invierno había sido pesado, como siempre, pero gracias a su habilidades como líder y a la forma en cómo conocía el bosque, pudieron sobrevivir ante el crudo invierno britano que azotaba cada rincón de la nación.

Si la naturaleza no los había matado, tenían que cuidarse de que nadie más lo hiciera. Las tribus del norte eran hostiles, siempre peleando entre ellas y nunca caminando en la misma sintonía. Vivían sometidos a peleas internas y también en disputas territoriales que se mezclaban con el deseo de poseer la mayor cantidad de recursos posible para el invierno.

—¡Un caballo! ¡Alguien se aproxima!

Eso puso en alerta a la pareja que se puso de pie de sus asientos de piel y observaron a través de los ventanales como el polvo se levantaba por el camino de terracería que estaba a la entrada de su enorme tribu. Los brigantes vivían en tribus de cincuenta miembros, pero estaban distribuidos en diferentes secciones y al final, centenas de tribus eran dirigidas por diferentes Reiks, sin embargo, Urix era el guerrero más destacado entre todos, respetado por más de cuarenta mil hombres, amigos y enemigos, que sabían su destreza como guerrero.

El hombre tomó su espada y su hacha mientras escuchaba a las mujeres gritar a los niños para que se resguardaran dentro de sus casas y evitar que alguien les hiciera daño. Meira tomó su espada y fue detrás de su hermano quien primero se apresuró a comprobar que su hijo estuviera en un lugar seguro con su madre.

—¿Son Votadini?

—No creo.

—¿Romanos?

—Sus caballos no parecen llevar metal—comentó el hombre quien de inmediato sintió el apoyo de los demás masculinos de la tribu quienes fueron a cuidarle la espalda mientras esperaban a la visita que no tardó en hacer aparición montando un cansado caballo que había recorrido largas distancias hasta llegar allí.

Meira frunció el ceño al ver a una mujer bajar del caballo, seguida de varios hombres más que la acompañaban a modo de protección. En cuanto sus zapatos tocaron la arena, se quitó la capa que la protegía y reveló su cabello.

ARTS AMATORIA (VOL III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora