La revista II

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Kagome había ido a casa, totalmente feliz y un poco adolorida, esperaba Sesshomaru tuviera compasión de ella el próximo mes durante su luna de miel, por que si le iba a hacer lo mismo cada día, estaba segura terminaría en silla de ruedas.

Le envío un mensaje a Sango, diciéndole que no habían podido engañarlo, pero que aún así continuará haciendo el álbum para antes de la boda.

En la noche, Sesshomaru llegó bastante tarde, así que no se sorprendió cuando la encontró dormida, se dio una ducha corta y fue a dormir también, la miró recordando lo bien que la habían pasado en la tarde, y sabía, mañana podría ser mejor, si él era un demonio posesivo, Kagome era la humana que podía llegar a ser algo que ni el mismo sabía, pero, se durmió sonriendo, por que ella se lo había ganado a pulso, nadie jugaba con Sesshomaru Taisho y salía impune.

A la mañana siguiente, Kagome preparo el desayuno como de costumbre, hizo café cargado para despertar, unas tostadas con mermelada de fresa y sirvió jugo recién exprimido.

Sesshomaru apareció vestido listo para el trabajo, igual a ella, se veía endemoniadamente bien, decidió dejar todos los pensamientos sucios fuera de su cabeza, era muy temprano aún para estar pensando en hacerlo suyo.

-Hoy llegaré más temprano- informó el peliplata- ayer adelante mucho papeleo, si quieres hacemos algo.

-Kikyo dijo que había una nueva serie- respondió después de tragar su pan- y quiero verla.

-¿Romance?- ella negó, agradeció internamente- ¿Suspenso?

-Si.

No hablaron más, y no era que estuvieran enojados o algo, pero si continuaban, terminarían llegando tarde, y para Sesshomaru sería lo peor del mundo, considerando que exigía a sus trabajadores llegar a la hora o incluso antes.

Salieron juntos de la casa, él la llevó, aprovechando que el estudio de ella estaba cerca de su oficina, se detuvieron en una pastelería por que Kagome deseaba donas bañadas en chocolate, notó las miradas de todos o más bien todas las mujeres en su futuro esposo, Kagome sabía que él atraía miradas, y no era para menos, pero hoy, incluso las mujeres casadas y algunas colegialas lo miraban con ¿deseo?

Sus ojos azules captaron la portada de la revista que una escolar llevaba consigo, dio grandes zancadas y le arrebató dicho objeto, allí, Sesshomaru se estaba quitando la camisa, dejando su escultural cuerpo a la vista, levantó la mirada viendo la sonrisa de triunfo por parte de él.

‐¿Quién...saco la fotografía?- ella elevó su reiki, caminó hasta Sesshomaru y puso un dedo en su estomago, mandando una pequeña descarga a su miembro- ¿Quieres jugar sucio?

-¿Que harás aquí, a la vista de todos?- le preguntó acercándose a su oído- muéstrame de que eres capaz, pequeña miko.

Kagome mordió su labio, recupero su elegante postura y siguió su camino a la pastelería, cuando salió, se despidió con un muy sensual beso, cargado en deseo, haciendo que Sesshomaru maldiciera por tener una mujer tan malditamente hermosa.

-Nos vemos en la noche, querido- se despidió pestañeando tierna e inocente, Sesshomaru casi gimió, ella escondía algo, y podía ser o muy bueno, o muy malo.

•••

Kagome no había prestado atención en todo el día, siquiera cuando Sango y Yuumi entraron con el diseño terminado del próximo desfile de verano, solo había tomado su cartera, salio rumbo al centro comercial y fue a dos tiendas en especifico, si él deseaba jugar, le enseñaría que podía hacerlo caer sin siquiera tocarlo.

One-shots Sesshome Donde viven las historias. Descúbrelo ahora