Te elegí

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Irazue caminaba de un lado a otro por el castillo dando órdenes específicas y concretas, la servidumbre no se detenía a menos que ella lo ordenará, los varones movían las mesas y sillas, las damas cubrían con manteles y adornos todo, para después las cocineras pusieran la comida en medio de una de las mesas, otra tenía pastelillos y bollos, una estaba elegantemente ordenada para beber té.

-¿Todo este escándalo para encontrar mujer a uno de nuestros hijos?- habló Toga desde atrás de Irazue.

-Yo solo tengo un hijo- protestó mirándolo mal- el otro es tu bastardo.

Levantó la falda de su vestido y salió de la habitación, iría por su hijo para que comenzará a vestirse.

Afuera, comenzaron a llegar carruajes y bajaban damiselas, ayudadas por algunos mayordomo y en fila entraban hasta quedar en el salón, todas encantadas por la forma que las recibían.

Sesshomaru por su parte, las miraba desde arriba, suspiró derrotado, le había pedido a su madre que no hiciera aquello, no deseaba contraer nupcias, pero ella se negó, diciendo que al menos debía darle un nieto, lo bueno de todo aquello, es que lo dejaría elegir a él, no seria un matrimonio arreglado.

Cuando vio a su madre a los pies de la escalera, entendió que debía bajar y comenzar su ansiado tormento, uno donde debía soportar a las mujeres que descaradas se mostraban ante él, usando escotes muy pronunciados, llegaban a usar maquillaje que en ocasiones las hacia ver como rameras y lo peor, es que jamás soportaba las fragancias tan fuertes que usaban.

Bajó con elegancia, poniendo su brazo para que su madre fuera con él, Irazue anunció la llegada, todas las damiselas se formaron dejando que Sesshomaru pasara por el medio, mirando a cada una, deteniéndose de vez en cuando para disimuladamente limpiar su nariz que picaba por tantos olores mezclados, cada mujer allí parada intentaba llamar su atención, vio como bajaban un poco más su vestido para que su escote fuera más pronunciado, como mordian su labio y lo miraban lujurioso.

Siguió caminando hasta casi llegar al final, se detuvo esta vez por que una chica llamó su atención, llevaba un lindo vestido azul, que le combinaba muy bien con sus ojos, el escote era el mínimo, perfecto para una dama, cabello negro azulado recogido en un elegante chongo con algunos mechones sueltos, a diferencia de las demás, ella no parecía querer más de él, de hecho, siquiera lo estaba mirando a él, estaba encantada al parecer con una pintura colgada sobre las puertas.

-¿Me diría su nombre, mi Lady?- se había acercado y noto el pequeño salto, seguro por no estar pendiente.

-Kagome Higurashi, mi señor- su voz era suave, encantadora a su parecer, le extendió la mano y ella dudó unos segundos, pero al final la aceptó.

-Ella será mi esposa- dijo a su madre, provocando jadeos de sorpresa y algunos reclamos- si tienen objeción, díganmelo de frente- amenazó en tono frío.

Sesshomaru e Irazue sacaron de allí a Kagome, fue llevada al despacho del rey Toga, donde su futura suegra sacó un pergamino, le hizo escribir su nombre en un espacio vacío y luego prosiguió Sesshomaru.

Irazue les explico, que dicho pergamino decía que dentro de seis meses seria la boda, en ese tiempo, debían conocerse y aprender a llevarse bien, también, Kagome debía mudarse en un mes al castillo para darse a conocer.

-Muchas gracias- dijo Kagome haciendo una reverencia- haré todo lo que este en mis manos para ser una buena esposa.

-La llevaré a su carruaje- respondió Sesshomaru.

Fueron tomando su debida distancia, charlaron un poco y Sesshomaru dijo que tendría una escolta hasta que debiera cambiarse al castillo, pues temía que las demás mujeres tratasen de hacerle algo por celos.

One-shots Sesshome Donde viven las historias. Descúbrelo ahora