Efímero

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"De corta duración"
~Continuación de Mokita~

El dolor es y será sin duda un sentimiento que siempre estará presente en nuestras vidas, pero es provocado por diferentes personas, maneras y ocasiones, en esta ocasión, para Kagome, fue por un engaño, las personas fueron Inuyasha y a los que consideraba sus amigos, y la manera había sido el ocultarles todo.

Una semana había pasado desde que terminó con Inuyasha, no quiso hablar con nadie, Sango la llamaba incluso cuando estaba en su trabajo, pero bloqueo su número y la ignoró todo lo posible.

Miroku solo le mandó un mensaje pidiendo perdón, pero tampoco le respondió, dejó en visto y siguió sus días normales, entre estar terminando su práctica y sus noches junto a Sesshomaru, habían formalizado su relación y eso la tenía feliz.

Kagura había tratado de levantar su ánimo, pero en su mente solo estaba la idea de hablar con todos y decirles todo lo que pensaba, pidió a Kagura ese favor y luego se lo comunicó a Sesshomaru, dentro de dos días harían todo.
•••
Habían quedado de juntarse en casa de Kagome, todos llegaron a la hora acordada y se sorprendieron al ver unos pocos muebles y los demás cubiertos de sabanas blancas.

-Kagome, déjame explicarte- pidió Sango tratando de acercarse, pero Kagome retrocedió- por favor
-Si los traje fue para aclarar las cosas, no para escusas baratas- dijo mirándolos a todos- Inuyasha, se que tu único sentimiento hacia mi fue cariño, sentiste la obligación de ser mi novio, pero hubiera preferido estar soltera a estar con quien no compartió mis sentimientos- su vista se fijó en Kikyo, quien tomaba el brazo de Inuyasha y miraba el suelo- Kikyo, eres muy linda, eso no lo niego, pero se que tu corazón no alberga sentimiento de culpa, por que solo eres una mimada que toma lo que quiere sin importar si dañas a alguien
-¡Eso es mentira!- gritó dando un paso adelante, pero Sesshomaru se interpuso en su camino y la miró fríamente- ¡tu sabías que él me amaba, no seas tonta!
-¡Lo supe en el maldito momento que los vi besándose en el bosque!- le reclamó con enojo- ¡pudo haberlo dicho hace un año cuando me pidió ser su novia!- Kikyo no dijo nada y volvió a mirar el suelo- no bastando con eso, me enteré que mi mejor amiga y a quien quería como hermana, sabia todo y no pensaba contarme- Sango ya tenia lagrimas cayendo por sus mejillas- solo responde el por qué lo hiciste
-Supuse que te estaba protegiendo- limpió sus mejillas y sonrió débilmente- tenia miedo a lastimarte pero guardarlo fue peor y arrastre a Miroku en esta mentira
-Si, me lastimaron, por que jugaron con mi corazón, me dijeron tantos te amo falsos que recordarlos cada uno era como una daga directo en mi corazón- los miraba con enojo, no había otro sentimiento en ella y Sesshomaru con Kagura solo la dejaron desahogarse- pero la verdad, es que todo fue efímero, creí que duraría más, pero el saber que Sesshomaru si correspondía mis sentimientos y Kagura me ayudó a no gritarles ese mismo día que los escuché  quitó todo mi dolor- les sonrió a todos, una sonrisa que sabían significaba una respuesta que no les agradaría- me dieron la oportunidad de estudiar en el extranjero, tomé la decisión de aceptarla
-¡¿Te iras?!- Sango fue hasta ella y la abrazó, pero esta vez ella no correspondió- ¡no por favor!
-Sueltame- cerró los ojos y alejó delicadamente a Sango- me iré con Sesshomaru, a ambos nos dieron la oportunidad- se acercó a su novio y caminaron junto a Kagura hasta la entrada- espero y sean felices.

Se alejó, dejando atrás su pasado, dejándolos con culpa y dolor, pero ella trató solo de pensar en ella y su futuro, ahora sería diferente, esperaba y así lo fuera.
•••

7 años más tarde

Todo había salido bien, se había graduado con honores y ahora era una doctora reconocida y querida por todos los niños, había formado un hogar en el centro de Manhattan, Sesshomaru era un arquitecto, tenía una empresa y pronto abriría una en Tokio, así que debían viajar a su antiguo hogar.

-¿Estas segura de querer ir?- consultó una vez más mientras subían las maletas al auto- puedes quedarte si gustas
-Son solo tres meses- dijo mirandolo al terminar de acomodar todo y cerrar el maletero- además Kei no quiere estar sin ti y yo tampoco
-Tu ganas- la besó y abrazó, definitivamente era feliz, como ella dijo, el sentimiento de dolor fue efímero, dejó de pensar en todos y se dedicó a hacer realidad su sueño- Ve por Kei.

Hace tres años habían tenido un hijo, ambos estaban felices, era después de todo, el fruto de su amor, un niño de cabellos cortos y plateados, ojos grandes como Kagome pero dorados, en pocas palabras, una viva imagen de su padre, lo unico que tenia de su madre era la sonrisa.

Kagome lo encontró en su habitación jugando con sus autos y un peluche, una sonrisa apareció en su rostro al verlo tan inmerso en su juego, luego de unos segundos, se acercó y le guardo sus juguetes en una mochila, Kei levantó sus brazos y ella contenta lo levantó y besó su mejilla.

Dejó que llevara el peluche en sus manos y salieron cerrando todo con llave, afuera Sesshomaru acomodaba la silla de su hijo para luego tomarlo él mientras Kagome subía como copiloto.

En el camino al aeropuerto hablaron de su agenda, debían llegar y buscar hospedaje, luego dormirian para acostumbrarse al cambio de horario y después Sesshomaru comenzaría los preparativos para el nuevo edificio.

La sonrisa de Kagome no se borraba, deseaba ver a su madre y hermano, quería que conocieran al nuevo miembro de la familia, estaba segura que Naomi amaría y mimaria a Kei, en cuanto a Sota, se encargaría de jugar con él, ya que siempre le dijo que cuando fuera mamá, estaría para ayudarla.
•••
Lo primero que hicieron apenas bajaron del avión fue ir por comida, luego fueron a rentar un departamento y al final simplemente se bañaron y durmieron para acostumbrarse al cambio de horario.

Al día siguiente Kagome preparó el desayuno y vistió a Kei, irían a visitar a su madre y después Sesshomaru iría a la reunión con los inversionistas y arquitectos.

-¿Crees que Kei quiera quedarse con tu madre?- Sesshomaru tomó un sorbo de café y miró a su mujer- sabes como es con extraños
-Es su abuela- corrigió dando de comer al pequeño que los miraba sonriendo- y te recuerdo que me quedaré con él
-Mamá, leche- Kei estiró sus manitas hacia la mamila, Kagome quiso gritar ante tanta ternura, definitivamente ellos eran su mayor tesoro.

Salieron apenas terminaron de vestirse y caminaron con su hijo en medio, todo había cambiado, habían nuevas casas, negocios y sin duda había más personas.

Se encontraban a tres cuadras de distancia, prefirieron caminar para pasar por el parque, dejarían jugar a Kei unos minutos antes de llegar, dejaron que corriera y jugará con demás niños, pronto le llamaron para irse, pero estaba junto a una niña, cabello negro y ojos color miel, Kagome la miraba como si le recordará a alguien, se acercó a su hijo y se agachó ante ella.

-Hola pequeña, nosotros debemos irnos, ¿donde están tus padres?- la niña asintió y apuntó tras ella, a una banca específicamente, al mirar vio a una chica de larga cabellera y un hombre de cabello corto- iremos a dejarte ¿si?
-Si- su voz era suave, dulce y muy tierna.

Sesshomaru la siguió de cerca y estando a unos pasos, pudo reconocer que aquel era su hermano, Inuyasha levantó la mirada al sentirse observado y encontró a Sesshomaru y Kagome, se levantó y solo entonces notó a su hija, venía de la mano de un niño, que supuso era el hijo de ambos, y le sonreía mientras iba hasta él.

-Ha pasado mucho tiempo- dijo Kagome, Kikyo los miró y tomó la mano de Inuyasha- han cambiado
-Ustedes igual- respondió Kikyo esta vez- ¿como...han estado?
-Ocupados, adios- Sesshomaru tomó a Kei en brazos y la mano de Kagome, comenzó a caminar ignorando los reclamos de ella- debo llegar en media hora mujer
-¡Solo no debias ser tan descortés!
-Yo no soy como tu- se detuvo y la miró, Kagome no entendió y alzó una ceja- yo no sirvo para olvidar aún después de tantos años, será mi hermano, pero te lastimó, así que por favor, vamos
-A mi me gustaría ser como tu- le sonrió y acarició la mano- he salido lastimada y aun así no guardo rencor, y eso da lugar a que más personas me lastimen.

No hablaron más, solo caminaron en silencio hasta su destino, el tema siempre estaría presente, más cuando estaban en la misma ciudad que ellos, pero no se dejaría vencer, ya no, como dijo, su dolor fue efímero, duró lo que tenía que durar y ahora solo quería pensar en su hijo y esposo.

FIN

One-shots Sesshome Donde viven las historias. Descúbrelo ahora