Recibimiento placentero

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Sesshomaru miraba a través de la ventana, el paisaje verde y tranquilizante, lo había extrañado, estar seis meses en misiones le habían hecho olvidar como se sentía el silencio, lo único que no había olvidado era la hermosa sonrisa de su mujer, aquella que le ayudaba a salir adelante y sin duda alguna solo deseaba llegar a salvo a casa.

Bajó las maletas, pagó el taxi y respiró hondo, vio su hogar, flores habían crecido y parecía que brillaba más que antes, abrió la puerta, procurando no hacer ruido para sorprender a su esposa, pero un gemido llamó su atención, cerró la puerta, pensando haber escuchado mal, pero dos más se escucharon, dejó las maletas, apretó las manos y su corazón se aceleró de enojo ante la idea de estar siendo engañado.

Subió las escaleras, recordando que el penúltimo peldaño crujía, levantó el pie y pasó de él, la puerta estaba medio abierta, se acercó y miró aún si eso causaba ganas de querer matar al idiota que estuviera con su mujer, al alzar la mirada, se tenso completamente, su masculinidad palpito excitado y sus manos picaban por querer ir allí.

Kagome estaba acostada, totalmente desnuda, una mano masajeaba un pezon, se veían duros y muy apetecibles, su otra mano estaba en su intimidad, dos dedos se perdían dentro de ella, causando que sus fluidos cayeran por sus muslos y mojara el cobertor, Sesshomaru respiraba agitado, se quitó la ropa sin hacer ruido aún, dejó caer la camisa y quitó los pantalones.

–¡Sessh....!– la miró, pensando que se había percatado de su presencia, pero Kagome había tenido su orgasmo, y había dicho su nombre.

Kagome sintió un peso extra en la cama, al mirar vio los dorados ojos de su marido, iba a decir algo, pero Sesshomaru pasó la lengua por su clitoris, causando que jadeara nuevamente, él se levantó un poco, fue a besarla y entró en ella con cuidado, sintió lo estrecha que estaba, lo apretaba tanto que sabía no duraría mucho.

–¡Ah!– gimió alto por tenerlo dentro después de seis meses, lo había extrañado, sus noches e inclusos algunas veces por el día, se había estado dando placer ella sola, incluso había llegado a pensar en comprar un consolador, pero eso no serviría, no para el placer que le hacía sentir Sesshomaru.

–He vuelto a casa– le susurró en la primera embestida, después comenzó a besar su cuello, bajó hasta sus pezones, los mordió para escuchar los gritos de placer– ¿Que es mejor, tus dedos o yo?

–¡Tu!– gritó sonriendo y gimiendo cada vez más alto, agradeció internamente que los vecinos no pudieran escuchar, ya que las paredes eran a prueba de ruido– ¡ah! ¡te extrañe mucho!

–¡Y yo a ti!– aumento el ritmo, Kagome lo abrazó con las piernas, haciéndolo entrar aún más, se apoyó con las manos en cada costado y siguió moviéndose hasta que se corrió dentro de ella.

Kagome había tenido su segundo orgasmo, cerró los ojos tratando de regular su respiración, Sesshomaru la comenzó a besar, desde el cuello hasta el estómago, ella reía feliz.

–¿Por qué no me llamaste?– le acarició el cabello mientras él seguía besándola– habría preparado algo para darte la bienvenida.

–¿Bromeas?– levantó la mirada y Kagome casi tiene otro orgasmo ante su mirada tan sensual– verte tocandote y diciendo mi nombre, es el mejor regalo de bienvenida.
•••

Sesshomaru terminaba de darse un baño, en la cama estaba una muda de ropa, Kagome estaba en la cocina sonriendo preparando omelette, tostadas y un poco de té.

Sintió los brazos de Sesshomaru rodearle la cintura, dejó lo que estaba haciendo y se volteó a besarlo,  Sesshomaru la levantó del trasero y la puso en la encimera, ella usaba falda, así que la levantó y retiro sus bragas, deleitándose por ver lo mojada que ya se encontraba.

–Eres hermosa– dijo antes de agacharse y comenzar a lamer su vagina, Kagome gritó de placer, apoyó sus codos e hizo la cabeza hacia atrás, Sesshomaru había metido dos dedos dentro de ella, comenzando a moverlos.

–¡Sessho..maru!– decía poniendo una mano sobre su cabello, Sesshomaru la tomó de la cintura, adentrando aún más su lengua– ¡no más! ¡ahh!

–Correte para mi– pidió con voz ronca y excitada– Hazlo, Kagome...

Ella sintió como su piel se erizaba, dobló los dedos de los pies y sintió como explotaba en el orgasmo, se dejó caer de espalda, respiraba agitada y con una sonrisa en sus labios.

Sesshomaru bebió todo de ella, se levantó, limpió su boca y bajó los pantalones, Kagome aún estaba sensible así que tembló de pies a cabeza al tenerlo dentro, esta vez Sesshomaru no espero y se movió, rápido y certero, Kagome gemia al sentir como en la primera embestida había llegado a su punto G, y lo seguía haciendo, provocando que Kagome se mojara aún más.

Siguieron en la cocina, entregándose amor y diciendo cuanto se extrañaron, Sesshomaru besaba cada parte de su cuerpo, incluso salió de ella solo para voltearla y entras desde atrás, Kagome jadeo al sentir las grandes manos en sus pechos, masajeando y tirando sus pezones.

–¡Sigue, más duro!– pedía mientras era besada en la espalda– ¡Ahh!

Sesshomaru sentía como era apretado, se movió más rápido y dejó salir toda su  esencia en ella, Kagome se puso de puntillas ante la sensación de ser llenada otra vez.

–Necesito...un descanso– pidió volteando un poco la mirada, Sesshomaru asintió, salio de ella y buscó servilletas para limpiar.

La tomó en brazos y fueron al sillón, donde él se recostó y la puso encima, le hizo cariño en el cabello, besó su frente y cerró los ojos, disfrutando el volver a tenerla, había extrañado esto, solo disfrutar allí los dos.

–Sessh...– habló levantando la mirada y apoyándo sus manos en el pecho masculino, él la miró esperando que hablara– estaba pensando si...te gustaría...tener un hijo.

Sesshomaru parpadeó confundido, la idea no le desagradaba, un pequeño o pequeña parecido a Kagome, con su sonrisa, sus ojos que transmitían calidez y y su hermoso rostro.

Kagome se asustó, se levantó y quedó en la orilla del sillón, jugó con sus dedos e intentó levantarse.

–Me gusta la idea– respondió sujetando la mano de su mujer, ella se volteó feliz, se tiró sobre él y soltó unas cuantas lágrimas, Sesshomaru se levantó y la tomó en sus brazos sonriendo coqueto– bien, la mejor parte esta antes de que venga el bebé.

–¡Que dices!– se tapó el rostro avergonzada.

–Vamos a hacerlo hasta que lleves a mi bebé– la besó y reía mientras subía las escaleras.

FIN

One-shots Sesshome Donde viven las historias. Descúbrelo ahora