One-shots Sesshome

Te amo

La enorme y hermosa habitación estaba en silencio, ya que todos los invitados estaban en el primer piso, de pronto, solo se pudo oír la bofetada que Kagome le dio a Sesshomaru Taisho.

-¿Realmente crees, que solo estoy contigo por el dinero?- preguntó tomando su mano y temblando- ¡Eres un idiota!

-¿Acaso miento?- respondió enojado, tocó la mejilla, para ser de manos tan pequeñas, golpeaba como un profesional en las luchas- llevamos año y medio acostándonos y jamás has evitado que te pague.

-¡Pues toma!- sacó las tarjetas que él le había dado, las cuales eran dos, si bien al principio necesitó el dinero, ya después no fue necesario, tenía un trabajo de medio tiempo que le ayudaba muy bien a sustentarse, intentó mil veces decirle que no lo quería, pero él simplemente se iba o le pedía silencio- ¡puedes revisarlas, no he tocado un maldito yen!

No esperó respuestas, tiró las dos tarjetas en su cara, tomó su vestido y salió apresurada de allí, no se permitió llorar, no frente a él, cuando llegó a la escalera, lo escucho llamarla enojado, pero no volteó, o sabía que cedería ante esos ojos que lograron enamorarla.

Cuando al fin sintió el viento en su rostro, un par de lágrimas cayeron por sus mejilla, Kagome se acercó a un valet, preguntando si había algún bar cerca.

-A dos cuadras de aquí, y gira un poco a la izquierda- respondió haciendo una reverencia- Buenas noches.

Kagome fue a la dirección, al llegar fue directo a la barra, pidió tres cortos de Tequila y un vaso de Whisky, comenzó a buscar dinero, pero lo había dejado en el hotel, y si volvía, significaría ver a Sesshomaru, y ahora no lo deseaba.

-Lo siento, no traigo dinero- le medio sonrió y empujó el vaso hasta el muchacho- gracias de todas maneras.

-Cargalo a mi cuenta- volteó viendo a un hombre, muy apuesto admitía, de enigmáticos ojos rojos, largo cabello negro ondulado y atado en una coleta- se ve que la dama necesita el trago.

-No deseo molestar- negó levantándose- gracias.

-Por favor, insisto- Kagome lo meditó, mordió su labio y asintió- perfecto, vamos a mi mesa.

Kagome bebió los shot de Tequila, sin limón y sin sal, para sentir el amargo y ardiente líquido bajar por su garganta, pero aun así no se inmutó, se presentó con el apuesto hombre, su nombre era Naraku, estaba allí por negocios y mañana se iría a su hogar, pasaron más de tres horas charlando y bebiendo, hasta que Kagome sintió deseo de bailar.

Naraku la invitó a la pista, comenzaron un baile lento, al ritmo de la música, Kagome estaba sonrojada, el alcohol había hecho efecto, estaba ebria, pero aun así disfrutaba de la noche, se miraron directamente a los ojos unos segundos, Naraku la tomó de la mejilla y se fue acercando lentamente, ella apoyó sus manos en el pecho de él y cerró los ojos, pero el beso nunca llegó, en su lugar, escuchó murmullos y jadeos de sorpresa.

-¡Sesshomaru!- dijo espantada, llevó una mano a su pecho cuando su dorada mirada se posó en ella- que...que haces aquí.

-¿Que estabas por hacer?- la tomó del brazo y comenzó a arrastrarla a la salida, se volteó a mirar a Naraku, quien se limpiaba la sangre del labio- si te veo cerca de ella otra vez, te mato.

La sacó de allí, sin importarle los gritos y reclamos de Kagome, aún faltaba media cuadra, y ella le estaba haciendo difícil el llegar, así que la echó en su hombro y aceleró el paso, el encargado de recepción no dijo nada, tanto por la extraña situación y por el rostro de pocos amigos que traía Sesshomaru.

Cuando llegaron al cuarto, Kagome caminó hasta el baño, donde devolvió todo lo ingerido y después se lavó los dientes, cuando salió, Sesshomaru la miraba de pies a cabeza con los brazos cruzados.