Experimento

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Nota: para que no haya confusión, cuando se mencione a Hakudoshi y Rin, estos serán mayores que Kagome.

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Los pasillos se le hacían eternos mientras seguía a Naraku, escuchaba como él y su medio hermano hablaban del como rescatar a Kikyo, suspiró aburrido, siquiera y sabía que estaba haciendo allí, su padre nada más le había dicho que acompañe a Inuyasha sin dar mayor explicación.

–Bien, por aquí esta mi oficina, solo debo tomar algunos archivos de lo que recuerdo un día fue Byakuya– habló el de ojos rojos y ambos Taisho entraron, pudieron notar algunos tubos donde crecían personas, tres en total, todos tenían la mascarilla de oxígeno, una pantalla que mostraba sus signos vitales y algunos datos más– con cuidado, si una llega a mirarte, creerá que debe seguirte para siempre, un nuevo invento que deseo probar.

–¿Deseas lealtad eterna?– preguntó Inuyasha viendo a una niña de cabellos blancos– si despierta te seguirá solo a ti, ¿no?

Naraku asintió, fue a su escritorio y comenzó a revisar los papeles, Sesshomaru miraba todo el lugar, caminó mirando los tubos y notó como uno comenzaba a agrietarse, iba a decir algo pero este se rompió por completo y algunos cristales cortaron a Sesshomaru, quien al abrir los ojos vio el cuerpo desnudo y como unos ojos azules estaban sobre su persona.

–Amo..‐ susurró ella antes de caer desmayada, Naraku se apresuró con una bata y algodón con yodo para que Taisho limpiara sus heridas, nada graves la verdad.

–Tenemos un problema– dijo cuando tomó el cuerpo y miró al mayor de los hermanos, quien frunció las cejas en claro enojo.

***

Kagome recibió la ropa y comida que le proporcionaron, más tarde fue a la habitación que le dijeron siendo seguida por una mujer, entró y sonrió feliz al ver a Sesshomaru allí.

–¡Amo!– gritó alegre poniéndose frente a él y haciendo una reverencia– ¿Desea algo?

–Como pueden ver, si funcionó el experimento– habló Naraku leyendo unos papeles y acercándose para pedir tomara asiento– bien, tomaré tus signos y haré algunas pruebas.

–¿Me dolerá?– cuestionó asustada al ver una enorme jeringa, Sesshomaru asimiló aquel miedo como el de un niño, y muy dentro suyo, deseó ella no sufriera– ¿luego de esto podré irme con mi Amo?

–No soy tu amo, y te quedarás aquí– dijo Sesshomaru cruzándose de brazos– no ira conmigo.

–Debe hacerlo, esta hecha para seguir tus órdenes y no permitir que nada te pase– informó el de ojos rojos mientras escuchaba los latidos de Kagome– ella está bien, puede ir contigo mientras veo la manera de revertir esto y que yo sea su amo como estaba pensado principalmente.

Con mucha molestia, Sesshomaru aceptó, más tarde los tres caminaban por las calles del pequeño pueblo casi abandonado en busca del hombre que tenía a Kikyo, esposa de Inuyasha.

No hablaron nada durante el camino, pero ella estaba feliz por que había aceptado dejarla viajar a su lado, cuando estaban por salir del pueblo, Kagome se puso frente a Sesshomaru, dejando a los hermanos confundidos, la chica miraba el alrededor y cuando fijó su vista en unos arbustos, un arco apareció en su mano y disparó una flecha hecha de energía.

–Vaya juguetes crea Naraku– vieron como el hombre salía de los arbustos con la flecha de Kagome entre sus dedos– solo debes pulir más tu puntería y fuerza, serás una gran arma.

One-shots Sesshome Donde viven las historias. Descúbrelo ahora