La noche estrellada, las tenues luces que cubrían el jardín de la mansión y los rosales mostrando orgullosos las rosas rojas, daban al baile que se llevaba a cabo una atmósfera romántica, única y sin duda alguna, muy hermosa a la vista de todos.
En el centro, una pareja bailaba como si fueran los únicos, como si nadie más estuviera allí, el hombre, tomaba posesivo la cintura de la dama, mientras ella, se aferraba a la mano y hombro de este para evitar tropezar, él marcaba el ritmo, él la guiaba en medio de la que sería, o debía ser, su despedida.
Por el rostro de la bella mujer, caían lágrimas, tapadas por el antifaz, un nudo en la garganta se formó al pensar, que la bella melodía marcaría lo que sería, el final para los jóvenes amantes.
–No llores– susurró cerca de su oído– ya queda poco, esto se acabará
–No quiero que te vallas– pidió como suplica, apretando su hombro– ¿que haré sin ti? Te necesito
–No es para siempre, Kagome– ella levantó la mirada, los ojos dorados mostraban un brillo travieso– ¿confías en mi?
–Te confiaría mi vida– la música terminó, las parejas se separaron y muy a su pesar, ellos igual– dime que haremos
–Te veré en dos días, aquí mismo– se alejó poco a poco, viendo como otro hombre venía hasta ellos– vístete cómoda, será un viaje largo.
Se fue, dejándola con dolor y duda, ¿que tendría planeado hacer? Llevó una mano a su pecho, rogando que fuera algo que salvará su amor, sintió una mano en su hombro, volteó encontrando el rostro serio de Naraku, su futuro esposo, fue guiada hasta dentro, donde todos tomaban asiento y ella, debía sentarse junto a Naraku.
El anuncio de la boda fue recibido con aplausos, otros se acercaron a felicitarlos y algunos, como Sesshomaru, miraban la escena sabiendo muy bien que debían hacer dentro de dos días.
•••Kagome llegó a su habitación, se quitó el antifaz y lo tiró contra la pared, lloró sentada en su cama, queriendo gritar y golpear todo, si su padre no hubiera sido tan cobarde, ahora estaría en brazos de su amado, a punto de casarse, pensando en formar una familia, solo ellos dos. Pero la realidad la golpeó al recordar, que su padre, decidió venderla sólo para salvar su vida, sin luchar, sin buscar otra manera.
Maldecía el día que Kenta tuvo la idea de endeudarse con Naraku Spider, maldecía el momento que llegó temprano a su hogar, solo para recibir la noticia que ahora era de Naraku, que sería su esposa, le contó a su amado, lloró todo un día, sufriendo por que ahora, su sueño de ser feliz se había visto destruido y pisoteado por su propio padre, aquel que debía cuidarla y velar por su felicidad.
Se levantó lentamente, limpiando las lágrimas, recordó las palabras de Sesshomaru, "te veré en dos días, aquí mismo" se asomó por la ventana, los empleados ya comenzaban a quitar los adornos y ponían en su lugar una mesa y sillas alrededor, fue hasta el baño, se daría una ducha con agua caliente, pensó, que si había la mínima posibilidad de salvarse, haría lo que Sesshomaru le pidió e iría en dos días a su encuentro.
•••Elegante, guapo y una sonrisa que le sentaba muy bien, pero, no era el hombre que ella amaba, no la conocía y no se molestaba en hacerlo, ella solo era una cosa más que tener, sus charlas se basaban básicamente en "buenos días" "me voy" y un seco "adiós", suspiró mientras buscaba un atuendo, hoy era el día que debía juntarse con Sesshomaru, opto por unas calzas negras, una playera blanca y usaría un poleron, las noches eran muy frescas últimamente.
Sintió golpes en la puerta, escondió el conjunto y fue a ver quien la buscaba, fue jalada dentro de la habitación por su amiga Sango, quien la abrazó apenas entraron, estuvieron unos minutos así.
–Debemos buscarte ropa– dijo sonriente la mayor a penas se separaron– debes estar linda, y cómoda claro
–¿Que esta pasando?– se atrevió a preguntar– Sesshomaru no ha querido decirme nada
–Kag, confía en nosotros– la tomó de los hombros y le sonrió– en unas horas lo sabrás todo.
No siguieron hablando, sacaron el atuendo que usaría por la noche y Sango dio algunas instrucciones, Kagome aún estaba confundida, ya que su amiga hablaba como si más personas estuvieran involucradas.
Naraku había vuelto tarde, pero aún así pidió comer junto a Kagome, eso le quitaría tiempo, pero viendo que debía actuar cuando él fuera a dormir, prefirió comer lo antes posible junto a él. Como cada día, la cena fue en total silencio, cada uno inmerso en sus pensamientos, cuando terminaron, ambos se fueron a sus respectivas habitaciones, Kagome se cambió la ropa y salió haciendo el menos ruido posible.
Aun habían empleados merodeando la casa, procuró no toparse a ninguno, salio por la cocina y se movilizó a través de los arbustos, cuando llegó al lugar de encuentro, vio a un guardia pasear de aquí para allá con linterna en mano, buscó en medio de la oscuridad la silueta de Sesshomaru, pero no lo encontraba, decidió que debía correr al otro extremo, pero antes de dar un paso fue jalada y pusieron una mano en su boca.
–No hagas ruido– reconoció la voz, era él, era su amado Taisho– Sango te dio una hora, era para evitar toparse con el guardia nocturno
–Naraku pidió cenar conmigo a esta hora– volteó apoyando ambas manos en su pecho– no tuve más opción que ir
–Vamos, estamos atrasados– salieron sigilosos, cruzaron el jardín evitando al guardia, se pasaron por la muralla y habían cuatro autos, todos iguales– Kagome, ¿realmente te iras conmigo?
–Si, iré contigo hasta el final– se puso de puntillas y lo besó– ahora vamos.
Subieron en uno de los autos, se pusieron unas gorras y comenzaron su viaje, cuando llevaban quince minutos manejando, notaron que estaban siendo seguidos, Sesshomaru tomó su celular y mandó mensaje a Sango y los demás. Tres autos iban tras ellos, debían perderlos de vista, así que aceleró y de las calles salieron los otros autos, los hombres de Naraku notaron que el color, la patente y modelo del auto eran exactamente igual, y además, en todos los vehículos iban dos personas.
Venía una separación, tres calles al frente, una daba al aeropuerto, una a la estación de tren y la última al terminal de buses, dos autos se fueron al aeropuerto, y los otros dos se separaron entre las dos calles restantes, quienes los seguían también se separaron, debían llevar a Kagome lo más rápido posible a su hogar.
•••
El auto se detuvo justo fuera del aeropuerto, los hombres de Spider bajaron e hicieron que salieran lentamente del vehículo, pero las personas que bajaron no eran quienes estaban buscando, en su lugar, Sango y Miroku los miraban satisfechos.En la estación de tren era igual, el auto se detuvo y de este bajaron Kikyo e Inuyasha, y en la estación de buses, Koga y Ayame, todos estaban confundidos, sobre todo los hombres que estaban en el aeropuerto, puesto que no había más camino, se devolvieron tratando de encontrar alguna intersección en la que pudieron perderlos, pero no había nada.
•••Estacionado con las luces apagadas, Sesshomaru vio el auto irse, condujo lento, para no llamar la atención, Kagome sonreía, habían logrado perderlos.
–Entonces, ¿cuál es el plan?– se volteó poniendo una mano sobre su hombro, acariciando suavemente– ya estamos solos y lejos del peligro
–Nos iremos a otro país– dijo como si nada, dobló en una esquina y llegaron a un antiguo aeropuerto, donde un Jet estaba esperándolos– en pocas palabras, te robare
–La idea lejos de molestarme me encanta– bajaron del auto, Sesshomaru la abrazó y besó, después de unos segundos caminaron al Jet– podré estar junto a ti, y ser feliz.
Partieron su viaje, comunicando a los demás que avisarán cuando llegarán a su destino, arriba del Jet, Sesshomaru se encargó de darle una agradable velada a su amada, Kagome disfrutaba de los mimos, ya cuando llegarán a su destino, se encargaría de complacer a Sesshomaru.
FIN
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One-shots Sesshome
Random•Ambientados en todo tipo de tiempo •Solo Sesshome •Algunos tendrán lemon