El lamento de Sesshomaru

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Este one-shot, es la continuación del anterior.

***
9 años después

Sesshomaru se encontraba sentado bebiendo botella tras botella de Vodka, sintiendo el efecto una hora más tarde, iba a pedir otra botella, cuando sintió la mano de Inuyasha en su hombro y vio como Sango se sentaba frente a él poniendo una computadora en la mesa.

-¿Que hacen aquí?- preguntó bebiendo lo que le quedaba en su vaso- Estoy de vacaciones, largo.

-Vaya vacaciones, beber hasta caer dormido en la mesa y que Kagome venga por ti, ¿no?- Sesshomaru se levantó y le golpeó el rostro, comenzaron una pelea innecesaria.

-¡Ya paren, no son niños!- gritó Sango golpeando la mesa- ¡necesitamos detener el virus, no pelear como cavernicola!

-¿Padre?- un niño de nueve años apareció tras un pilar, Inuyasha soltó a su amigo y arregló su ropa- mamá quiere saber si iras hoy a casa.

‐¿Exactamente hace cuanto no ves a tu mujer?- preguntó Inuyasha apretando sus puños- de saber que la ibas a tratar así, me la hubiera llevado conmigo.

No esperó respuesta, salio del bar golpeando la pared y maldiciendo, el pequeño que había llegado hace poco, suspiró triste, salio por la puerta trasera y Sesshomaru solo pidió más licor.

-¿Sabes? Kagome me llamó preocupada, quiere saber si estas bien- habló la castaña quitando la botella recién pedida- si no amas realmente a Kagome, déjala ir.

***

Kagome dejó la comida servida, espero a su hijos pero no a Sesshomaru, comieron todos juntos y cuando terminaron, escucharon la puerta ser abierta.

-¿Llegue muy tarde?

-No es sorpresa- respondió ella evitando mirarlo o terminaría llorando- quedó comida en el horno, iré a dormir, buenas noches.

Sesshomaru no hizo ni el intento por detenerla, era un imbecil, tenía una gran mujer a su lado, alguien que realmente lo quería y cuidaba, se preocupaba incluso cuando él podía cuidarse solo, ¿y como le respondía? Siendo indiferente, quedándose hasta que el sol comenzaba a salir en un bar, bebiendo y fumando.

Se sentó solo, sintiendo el vacío en su interior al no escuchar las voces alegres de Rin o Shippo, sin escuchar a su hijo contarle como aprendía día a día algo distinto, y se odió por hacerla sufrir aún más.

***

Habían aceptado un trabajo, les habían dicho que nuevas mutaciones estaban apareciendo fuera de Japón, así que Kagome dejó a sus tres hijos bajo la vigilancia de los soldados, aún que tenía un pésimo presentimiento, su pecho dolía y al mirar a los niños solo deseaba abrazarlos y jamás soltarlos.

-Cuiden muy bien el uno del otro, ¿si?- les pidió a todos mientras besaba sus mejillas- volveremos pronto.

-Vuelve a salvo- pidió Rin, la mayor de las tres- te esperaremos con una gran comida.

-Y seguiremos ayudando a Kei en sus deberes- aseguró Shippo tomando al menor de los hombros- adiós mamá.

Kagome les sonrió, ellos estarían bien, los hombres de Inuyasha eran los mejores en vigilancia, no dejarían que nada le pasara a sus hijos, aún que, también estaba el hecho, que Rin y Shippo se habían vuelto muy buenos controlando a las criaturas, así que en caso de cualquier inconveniente, ellos ayudarían.

One-shots Sesshome Donde viven las historias. Descúbrelo ahora