Capitulo 19 Parte 4

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Sin darnos, cuenta, nuestra cena de bienvenida se había alargado hasta la medianoche. Gran parte de nosotros ya se sentían cansados por tan ajetreado día, así que después de limpiar todo nos alojamos en diferentes habitaciones.

Las chicas y yo, por otra parte, nos reunimos en la habitación de Celia para seguir charlando un poco más antes de ir a dormir, hacía tiempo que no me divertía tanto charlando con tanta gente, ¡qué emoción!

C: Por cierto, Amelie, ¿Cómo te está yendo con eso de volver a transformarte?

A: Ayyy, no muy bien, he estado teniendo problemas con ello.

D: Creemos que puede ser un trauma que le dejo esa misión con contigo y Fran.

C: Así que hasta que no logre superar esto ella no podrá transformarse, ¿verdad?

D: Es lo que suponemos sí.

C: Entiendo.

E: Por ahora, creo que lo mejor es que ella recupere la confianza que tenía en ese entonces para poder superar ese obstáculo.

C: Confianza, eh. Eso me recuerda que una vez me contaste acerca de cómo una chica te ayudo con eso en tu orfanato, Amelie.

E: ¡Oh!, ¿en serio?

C: Si, ¿no se lo contaste?

A: Es que me da algo de vergüenza hablar sobre eso –respondí algo nerviosa.

E: Jajá, tranquila, no me burlaré de ti ni nada parecido, además me interesa saber de qué habla Celia.

R: Yo también quiero saber mami.

A: Emm, no lo sé.

D: Yo creo que deberías, leí que hablar sobre cosas del pasado puede ayudar a tener una mejor visión sobre uno como persona, tal vez eso pueda ayudarte con este problema.

A: Bueno... si eso crees que me ayude supongo que lo intentaré.

D: Bien –exclamo con una sonrisa. Esto, aunque no lo parezca, es un primer paso.

A: ¿Eh? ¿Tú crees? Bueno...

Cuando yo era una niña vivía en un orfanato muy bien acomodado, las habitaciones eran enormes, las camas muy cómodas, una excelente comida y el lugar siempre estaba limpio y reluciente. Todos los niños que vivían ahí parecían divertirse mucho, aunque en mi caso era algo diferente.

Era bastante tímida por lo que siempre terminaba estando sola gran parte del día al tener miedo de los demás, a veces jugaba con muñecas, leí algún libro o veía a los demás jugar afuera por la ventana; recuerdo que me daba envidia verlos mientras yo solo me quedaba ahí, pero tampoco tenía el valor de siquiera hablarles.

Pensé que nunca dejaría de estar sola... o eso fue hasta que ella me encontró. Era una chica nueva que vino a trabajar en este orfanato, era una persona bastante alegre, amable y tampoco parecía tenerle miedo a nada, todo lo contrario a mí; siempre solía estar junto a los demás niños, así que nunca había hablado con ella.

Pero ese día ella fue la que vino hasta donde yo estaba, me sorprendí mucho cuando me saludo, tenía mucho miedo, ya que no sabía que responderle, solamente me quede parada ahí tartamudeando algo que ya no recuerdo.

CH; ¿Te gusta mirar por la ventana?

Me pregunto con amabilidad, yo lo negué con mi cabeza mientras tenía mi mirada puesta en el piso, sin darme cuenta la chica se me acerco más colocándose en cuchillas frente a mí.

CH: ¿Y qué te gusta hacer?

Me volvió a preguntar, estaba tan nerviosa que parecía un flan y después de unos segundos solo pude decirle con claridad la palabra "libros" al mismo tiempo que apretaba mi ropa.

CH: ¿Libros? Suena divertido, ¿quieres que leamos uno juntas?

Al escuchar eso no supe qué decir, nadie me había hecho esa pregunta antes, pero... estaba feliz, así que aun tartamudeando le respondí "si" entonces me tomo de la mano y caminamos juntas hasta la pequeña biblioteca que tenía el orfanato.

Desde ese día ya no me encontraba sola, porque ella siempre venía y leíamos libros o jugaba conmigo a todo tipo de juegos; aún puedo recordar todos esos momentos como si fuera ayer con gran felicidad. Un día que estábamos mirando por la ventana, ella me pregunto.

CH: ¿Qué te parece si vamos a jugar junto con los demás abajo? ¿Qué opinas?

Me pregunto con su agradable sonrisa. Me gustaba la idea, pero también me daba miedo al pensar en lo que podrían decir de mí si les hablaba, o les preguntaba si podía estar con ellos.

CH: No tengas miedo, estoy segura de que a ellos les gustara tener a alguien más con quien jugar.

Me lo dijo tomándome de las manos. Sabía muy bien que ella solo quería animarme, aun así, le dije que para ella eso era muy fácil, con lo valiente que era seguro que no sería un problema.

CH: eso no es cierto, en realidad-

De pronto se escuchó un grito que venía desde el patio trasero del orfanato, al escucharlo me cargo en sus brazos y me llevo con ella hasta afuera; no sé por qué me llevo con ella en ese momento, pero quiero pensar que fue porque no quería dejarme sola.

Cuando llegamos afuera los niños estaban asustados mirando hacia arriba, mientras otra de las empleadas estaba intentando calmarlos, al preguntarles que estaba pasando le dijeron que uno de los chicos, utilizando la escalera que se encontraba en el jardín, logro subirse hasta el techo del edificio, pero como ahora la escalera se había movido hasta chocar con el árbol que había detrás ya no pudo a bajar y se encontraba asustado.

CH: Espérame aquí, ya regreso.

Me bajo de sus brazos. Salió corriendo hacia donde se hallaba la escalera, la acomodo de nuevo en donde estaba y le pidió a la otra empleada que sostuviera la escalera; una vez lo hizo ella comenzó a subir hasta llegar con el niño, lo sostuvo entre uno de sus brazos a la vez que ambos bajaban de regreso al suelo.

Cuando dejo al niño al cuidado de la otra empleada, regreso corriendo junto a mí, le dije que ella era increíble, había hecho todo eso ella sola, que era muy valiente, que era fuerte. En ese momento me sonrió para poco después volver a tomarme de las manos.

Cuando lo hizo pude notar algo diferente en ella, sus manos estaban temblorosas y sudadas; ella se puso de cuclillas frente a mí...

CH: Amelie, yo soy tan valiente como tú crees, en realidad le tengo miedo a las alturas y tuve mucho miedo al bajar porque no quería que el niño de callera junto conmigo, pero... si no lo hacía ese niño ahora mismo seguiría estando allí arriba completamente asustado.

Ella me lo decía con una voz temblorosa, más, nunca quito la tan amable y dulce sonrisa que tenía en su cara.

CH: Amelie... hay ocasiones en las cuales uno tiene que hacerle frente a sus miedos tanto para ayudar a otros como para seguir adelante con nuestras vidas, es por eso que quiero que tú también... te enfrentes a los tuyos y hagas un montón de recuerdos felices junto con los demás, dime, ¿quieres intentarlo?

Aún no podía creerlo, yo creí que no le temía a nada; sin embargo, era todo lo contrario, aun a pesar de todo ella fue y se arriesgó para ayudar a alguien, no sabía qué pensar. Yo también... yo también lo quería intentar. Aún no me sentía confiada para hacerlo por mí misma, aun así, ella estuvo a mi lado apoyándome en lo que necesitara.

Al principio me costó mucho poder hablarles sin tartamudear, pero al poco tiempo ya estaba rodeada de amigos con los que poder charlar, leer y jugar; todo gracias a esa chica que me animo a tener valor para superar mis miedos, y que también me hizo darme cuenta del tipo de persona que quería llegar a ser en el futuro...


A: Eso fue cuando tenía unos 8 años, al día de hoy ya no soy capaz de acordarme de su nombre, pero siempre tendré los recuerdos que ella me dejo y lo que ella me enseño.

E: Ya veo... es un recuerdo muy bonito, Amelie.

D: Más bien yo diría que es un recuerdo conmovedor.

A: Oh, vamos, nos es para tanto, jajá.

C: Y dime Amelie, ¿crees que contarnos esto te ayudo de alguna manera?

A: Bueno... sí, creo que ese recuerdo me dio una idea de lo que tengo quehacer.

C: Me alegro por ello, jeje. –exclamó con una mirada sonriente.

R: Uaaaaah... tengo sueño mami –me dijo frotándose los ojos.

A: ¡Oh! Bueno, ya es muy tarde, será mejor que nos vayamos a dormir.

E: Es verdad –se levantó del suelo. Me iré a dormir a la otra habitación entonces.

D: Yo también –se paró de la cama. Buenas noches a las 2.

A: Si, buenas noches

C: Que duerman bien –les dijo a la vez que salían de la habitación.


Acosté a Ruby en un saco de dormir junto a mí, mientras que Celia apagaba las luces y se acostaba en su cama, yo espere a que Ruby se durmiera por completo para poco después hacerlo yo también.

C: Oye Amelie –me habló en voz baja.

A: ¿Qué sucede? –le respondí de la misma forma.

C: Eso de que te olvidaste de su nombre, ¿es mentira verdad?

A: Ja, ¿te diste cuenta?

C: Bueno, es normal, ya que dijiste que tenías muchos recuerdos con ella.

A: Ya veo...

Puse la cabeza en la almohada y cerré los ojos. Comencé a divagar entre mis pensamientos, entre esos estaba el nombre de esa persona que tanto me ayudo en ese orfanato. Gracias, señorita Aurora.

Capítulo 19: La princesa guerrera y un miedo a superar.

Fin.


Comentario del autor:

Ya es el mes de octubre, eso me da una excusa para ver y jugar cosas relacionadas con el género de terror, horror y temas oscuros a coste de no poder dormir durante 4 semanas... se ve que este es el mes en donde no me quiero mucho XD.

En fin, que tengan un feliz mes spooky todos y cada uno de los que leen esta historia.

Nos vemos la siguiente semana gente.

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