Tal y como me dijo, me dirigí hasta la principal del cuartel y Salí a caminar por mi cuenta. No recuerdo cuando fue la última vez que hice algo así, tal vez fuera cuando aún estaba en el orfanato o puede que ni siquiera nunca lo haya hecho y solo este recordando mal, pero la sensación que tuve al comenzar fue una... muy agradable.
Me sentí "libre" como si ya no tuviera ninguna cadena que impidiera hacer lo que quisiera; poder caminar sin que nadie cerca de mí para vigilarme mientras admiraba las decoraciones y las luces navideñas que se veían esa noche por toda la ciudad. Junto con un centenar de canciones que hablaban sobre la navidad, sumado a todas personas que pasaban por las calles, ya fueran vestidos con ropa de invierno o con algún disfraz de santa Claus.
Fue una experiencia que nunca pensé que podría tener en la vida y ahora que la tengo frente a mí, es algo triste; no obstante, no la cambiaría por nada en el mundo, sobre todo porque puede que incluso esta sea la primera y última vez que se me dé la oportunidad de hacer algo así. Continúe mi camino en solitario dirigiéndome lentamente hasta el área que el profesor había mencionado en su llamada.
La calle Radolph Carter. Una gran zona residencial dividida por una carretera de 2 carriles; es un área bastante tranquila por la que la gente aun a pesar de las varias tiendas y casas que ahí a su alrededor. A simple vista pareciera el lugar ideal donde más de uno quisiera vivir junto a su familia por la calma que transmite, sin embargo, eso se debe a que al final de esta calle ahí un sitio muy concreto que es la razón principal del porqué este lugar es así en un primer lugar.
Estando cubierto por la nadie que caía sin cesar desde el cielo, allí se encontraba frente a mí "El cementerio Pickman" una gran extensión de terreno donde venían a enterrar casi de manera exclusiva a todos esos soldados que dieron su vida por detener a nuestro principal enemigo e intentar girar las tornas de la situación. Todos siendo enterrados con honores, más la gran mayoría nunca logro realmente hacer nada que los mereciera.
Una fosa donde viene a tirar a toda esa gente que, en el peor de los casos, es olvidada al poco tiempo de ser enterrada aquí. Es por ello que ni los perros pasan tan seguido por aquí, es una zona que no hace más que transmitir miedo y tristeza a partes iguales, generando una sensación incómoda para todo aquellos que se den la vuelta para mirar todas esas lápidas colocadas en filas perfectas. Sin ningún tipo de cosa que las diferencie unas de otras más allá de los nombres escritos en ellas.
Al pararme frente a la entrada, incluso yo pude sentir esa opresiva sensación muy cerca de mí. Al darme la vuelta un momento pude observar como había un auto con un poco de nieve encima y estacionado a pocos metros de donde estaba, supuse que tal vez alguien habría venido hasta este lugar al igual que yo; aunque era un tanto extraño, ¿alguien visitando un lugar como este en la noche y en estas fechas del año? Hasta para mí resultaba algo fuera de lo común.
Sé que no era mi asunto y que no tenía ninguna razón real para meterme donde no me llamaban, pero al seguir mirando más y más el vehículo me fue imposible, no sentí un raro sentimiento de familiaridad, como si ya lo hubiera visto antes. Al final, mientras seguía pensando en ello, no pude evitar que la curiosidad me ganara y termine entrando al cementerio.
Vagando sin rumbo entre las lápidas en busca de una persona la cual ni siquiera estaba seguro de conocer. En medio de mi búsqueda me detuve un momento para observar con más cuidado la zona, pude de ver cómo distinguir algo entre copos de nieve que caían a mi alrededor. Un gran árbol que a pesar de que sus hojas hace tiempo que habían caído, sus flores con pétalos color celeste se mantenían firmes ante el clima, dando una aura fuerte y hermosa en medio de tanta tristeza.
"El Shangri-la" fue el nombre que le pusieron por la sensación de paz y seguridad que transmitía a su alrededor y que entre sus ramas crecen las llamadas "Flores de Neverland" cuyo nombre fue dado por su peculiar característica de nunca caer o envejecer, solo van cambiando de color con el pasar de las 4 estaciones sin ceder en ningún momento.
El mismo estaba situando en medio de una pequeña colina en medio del recinto; así que de inmediato me dirigí hasta allá con la esperanza de que eso me ayudara con mi búsqueda. Afortunadamente, una vez que me coloque debajo de sus ramas, logre observar a lo lejos lo que parecía ser una figura humana parada frente a 2 tumbas y sin moverse ni un poco de su sitio.
fue entonces que sin pensarlo mucho, me apresure a bajar la colina y acercarme por detrás sin hacer demasiado ruido: desde el árbol no pude ver con claridad ningún rasgo distintivo, pero mientras más me acercaba mi visión de esa figura cada se hacía más y más clara.
Primero logrando distinguir su ropa, luego su cabello, su estatura, su color de piel y cuando por fin pude verle de espaldas con bastante claridad yo... me detuve. Me quedé estupefacto durante unos segundos hasta que escuche lo que parecía ser un sollozo proveniente de aquella persona; camine hacia un lado para poder verle el rostro desde mi posición.
Y entonces... la vi. La vi con la cabeza agachada, la nariz roja, los ojos hinchados y con lágrimas en la cara que iban cayendo poco a poco hacia el suelo cubierto de nieve. Fue entonces que, cegado por un impulso irrefrenable por ayudarla, me pare a su lado, me quite la chaqueta y cubrí gentilmente su cabeza con ella.
N: Mira que venir aquí sola y en plena nevada —la tome de los hombros e hice que volteara en mi dirección. Tú de verdad no haces más que preocuparme, tonta.
E: N-Noah... —me miro sorprendida. ¿Cuándo... Tú...?
N: Luego te explico, si sigue llorando aquí solo terminarás congelándote. —le sequé las lágrimas con la manga de mi camisa. Tu coche es el que está en la entrada, ¿no? Vamos, seguros que están mucho más cálidos ahí dentro.
E: S-Si, claro... —agacho la cabeza y me siguió aun sosteniendo una de mis manos.
Durante todo el trayecto de regreso, sus manos nunca dejaron de temblar y su cara mantenía una expresión llena de tristeza y dolor. Su andar era lento e incluso algo torpe por momentos, no me dirigió la palabra en ningún momento y solo se limitó a mirar hacia el suelo hasta que salimos del cementerio.
Una vez llegados hasta donde estaba su coche le pedí que me entregara las llaves del auto para así poder abrir las puertas delanteras y cubrirnos de la nieve. Se veía muy agotada como para dejarle tomar el volante, así que hice que ella tomara el asiento del copiloto mientras que yo tome el del conductor, encendí el motor del coche junto a la calefacción.
Luego busque en el GPS del auto algún lugar donde ella pudiera estar cómoda y lejos del frío. En un inicio se me ocurrió llevarla al cuartel, pero sentí que eso solo haría las cosas aún más difíciles, por lo que seguí buscando hasta toparme con lo que parecía ser una ubicación guardada en el sistema que al instante de verla me decidí a pisar el acelerador y llevarla hasta ese punto.
E: Oye —exclamo con la mirada baja. Sé que ya es un poco tarde, pero, ¿no tienes frío?
N: No es que no tenga frío, es que no lo siento y tampoco me afecta.
E: ¿Eso es porque eres un Híbrido?
N: Así es, y al igual que no siento el frío, tampoco siento el calor; para mí ambos no son más que aire que pasa a mi alrededor.
E: Je, eso debe ser algo muy bueno —comento con una voz que intentaba sonar más animada sin éxito.
N: Supongo que sí, pero estaría mintiendo si te dijera que me gustaría sentir ambos por lo menos una vez.
E: Hmm, y sobre lo de conducir, ¿desde cuándo tienes la licencia?
N: Ah, no la tengo.
E: Ya ve- ¡¿EEEEEH?! —levanto la mirada hacia mí con una expresión de pánico.
N: Pff, ja, ja, ja, ja, ja; es broma, es broma, tranquila que si la tengo.
E: ¡CARAJO, NOAH! —grito molesta. ¡NO ME DES ESOS SUSTOS, ¿QUIERES?!
N: Ja, ja, ja; perdona, no pude evitarlo al verte que no me prestabas atención.
E: E-Eso no es verdad, claro que te escuchaba —se encogió de hombros y se reclinó en el asiento.
N: Bueno, si ese es el caso, ¿puedo hacerte una pregunta para estar seguro eso?
E: ¡Adelante! Te responderé con honestidad para que no te quede ninguna duda.
N: Ok, entonces... ¿Cómo te sientes?
E: ¿Eh?
N: Te veías muy triste hasta hace un momento; no sé que fue exactamente lo que paso, pero me tenías... realmente preocupado cuanto te vi en ese estado.
E: Noah... lo siento.
N: ¿Por qué te disculpas? Soy yo el que debería hacerlo por meterme en donde no me llaman.
E: No, no es por eso —miro su reflejo en la ventana. La verdad... es que no he sido muy honesta contigo, ni con los demás acerca de- bueno, lo que acabas de ver.
N:... ¿Quieres que hablemos de eso? En privado claro.
E: Supongo, aunque no sé qué tan privado sea hablar de ello en el cuartel.
N: Hm, creo que te confundes, yo no me dirijo al cuartel.
E: ¡¿Qué?! Entonces a donde te- —se interrumpió al ver hacia el monitor del GPS. Esto es...
Cuando Emma miro la ventana del copiloto, pudo confirmar que la ubicación que había elegido no era ningún error. El lugar al que la traje se trataba de su propia casa a una hora de cuartel, al fin y al cabo, no se me ocurrió mejor sitio que este para que ella pudiera estar tranquila después de lo anterior.
N: bueno, ya hemos llegado —dije a la vez que apagaba el vehículo y sacaba la llave, ¿necesitas ayuda con algo o-?
E: ¡Ah! No, descuida, yo me encargo —se bajó con prisa del auto y fue corriendo directo a la puerta.
Yo también me bajé del coche y después de asegurarme que las puertas de ambos lados se cerraron correctamente, fui hasta donde Emma justo a tiempo para que ella abriera la puerta y me invitara a pasar dentro de su hogar.
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Watch Me To Death
ActionEntre las calles de una neblinosa ciudad, existe una organización dedicada a acabar con unas criaturas altamente peligrosas; denominadas como "Restos", seres con la capacidad de copiar el ADN de sus víctimas. Nuestra protagonista es Emma, una joven...