Capitulo 25 Parte 1

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Capítulo 25: Deseos.

Deseos. Cada persona en este punto tiene o ha tenido al menos uno. Algunos son tan efímeros que así como aparecen se esfuman, otros no son más que un simple escalón que varios usan para llegar hasta sus metas, y después... están los "únicos" eso los cuales solo existe uno, el cual una vez se da por cumplido te deja con una gran satisfacción y hace que tu vida se sienta completa.

Estos por lo general suelen ser deseos que no son fáciles de realizar, podrían tomarte años, décadas o incluso toda la vida; de ahí que estos sean tan especiales y al mismo tiempo tan difíciles. En mi caso, yo tengo uno de estos últimos, un deseo que desde que era pequeño he querido conseguir con todas mis fuerzas, y ahora que tengo los medios para hacerlo... me hace preguntarme si estoy mal al querer semejante cosa en mi situación.

VM: Ejem, disculpe.

Z: ¡Ah! Perdone, creo que me perdí en mis pensamientos, ¿me decía algo?

VM: Sí, le mencionaba que ya había terminado con su corte.

Z: Ah, ya veo —me levanté de la silla. Muchas gracias, aquí tiene —saque mi cartera del bolsillo y le pague por el corte de cabello.

Ya con el dinero en sus manos, este camino en dirección a la caja registradora, mientras que yo dirigía la mirada hacia los asientos cercanos a la entrada. Hay se encontraba sentada una linda chica pelirroja con la mirada puesta en un libro que tenía entre sus manos. Inmediatamente, me dirigí hacia donde estaba y me coloque frente a ella.

Z: Uff, por fin terminaron, ¿te hice esperar mucho?

D: No, tranquilo, fue más rápido de lo que esperaba en realidad.

Z: Me alegra saber eso —le dije con una cara sonriente. Bueno, ¿regresamos?

D: Claro, vámonos —me respondió enseñando una hermosa sonrisa.

Mientras Diane se levantaba, me adelante para abrir la puerta del local y así ella pudiera pasar primero.

D: Vaya, que caballeroso de tu parte.

Z: Oh, vamos, sabes que siempre lo hago.

D: Jeje, si, lo sé —se acercó a mí al mismo tiempo que guardaba su libro. Muchas gracias, Zack.

Z: No hay de qué —le respondí volviendo a colocar una sonrisa.

Una vez ambos salimos del sitio, empezamos a caminar por la calle en dirección al cuartel, acompañados por el aire frío que hacía esa mañana, además de la ligera niebla que siempre estaba rodeada la ciudad. Cuando gire la mirada un segundo pude notar el cómo Diane me estaba observando.

Z: ¿Qué pasa? ¿Me queda raro acaso?

D: Claro que no, te queda muy bien, me gusta.

Z: ¿De verdad? Yo la verdad siento que con este corte se me resalta más la frente y no me agrada mucho.

D: Ja, ja, ja. Si es así entonces, ¿no crees que sea un buen momento para ponértela?

Z: Así que fue por eso que me sugeriste este corte, eres muy mala, Diane —le dije de manera burlona.

D: Oye, eso no es cierto, aunque si me gustaría que la llevaras puesta —me respondió con una leve sonrisa. ¿Oh es que al final no te gusta?

Z: Yo nunca dije eso —saque con cuidado una banda deportiva negra del bolsillo de mi chaqueta. Aunque admito que no quería ensuciarla con mi sudor.

D: Aprecio eso, pero apreciaría más el que la usaras de vez en cuando en lugar de solo tenerla guardada.

Z: Je, si es así, entonces tendré que empezarla más seguido —me coloque la banda con cuidado en la cabeza. ¿Me queda bien?

D: Te ves increíble, de verdad... —su cara comenzó a ruborizarse mientras dejaba salir una hermosa sonrisa.

Z: Gra-Gracias «Creo desde hoy comenzaré a utilizarla todos los días» —pensaba con un ligero sentimiento de emoción. Po-Por cierto, ¿Qué era lo que estabas leyendo hace un rato?

D: Ah, bueno, cuando estábamos ayudando a Amelie con su problema de confianza, revise varios mis libros de cuando estudiaba en la universidad en busca de algo que nos pudiera ayudar con eso, ya no los necesitamos, pero... estos días me ha dado por volver a leer algunos de estos.

Z: Ya veo, ahora que recuerdo, ¿tú estudiabas psicología no?

D: ¡Sí! ¿Y recuerdas el porqué?

Z: Emm, recuerdo que mencionaste que siempre te había interesado ese tema y que por ello tenías muchas ganas de seguir estudiándolo, ¿no?

D: Así es, aunque esa no fue la única razón por la que decide entre. Yo admiraba mucho a todos aquellos que trabajaban para ayudar y apoyar a los demás con problemas que no eran visibles a simple vista.

Z: «Eso también lo recuerdo»

D: Me tomo 4 años el poder terminar con la carrera, incluso tenía gran entusiasmo al momento de graduarme y salir a buscar trabajo... pero al final no pude encontrar ningún puesto vacante. Ni siquiera en la universidad en la que estudie pudieron proporcionarme un espacio, paso un año y... bueno, tú ya sabes lo demás. —Siguió manteniendo la sonrisa, aunque su expresión reflejaba que solo hacía para ocultar su tristeza.

Aún lo recuerdo. Fue hace 2 años que Diane se presentó a trabajar en el cuartel por una oferta que le había hecho el profesor. Ella necesitaba buscar con urgencia un trabajo para poder mantenerse y debido a su situación, no le quedo de otra que aceptar su oferta.

D: Ah, pero no es como si desde entonces todo fuera malo —exclamó algo nerviosa. Aunque dije que "los admiraba" en realidad a día de hoy lo sigo haciendo, me gusta mi trabajo actual, aunque no es lo que tenía planeado y gracias a él es que pude conocer a muchas personas con las que me gusta estar y sobre todo...-se detuvo al mismo tiempo que su cara comenzó a enrojecerse. Fue gracias a eso que pude llegar a conocerte.

Z: Di-Diane... —dije mientras mi corazón estaba latiendo a gran velocidad.

D: E-En fin, lo que quiero decir es que eso ya es agua pasada y me siento cómoda con mi situación actual.

Z: Entiendo, pero recuerda, si necesitas ayuda, o hablar con alguien, siempre puedes contar conmigo.

D: Jeje. ¡Por supuesto! Serás el primero al que acuda si de verdad lo necesito —respondió con mucha alegría. Ah, perdona por detenerme así de repente.

Z: Nah, está bien, de todas formas no tengo prisa por regresar.

D: Bueno, eso es cierto, aunque siendo honesta yo preferiría regresar lo antes posible para quitarme el frío.

Z: En ese caso será mejor que nos apresuremos.

D: Claro —asintió con la cabeza.

Al poco tiempo de retomar el paso, tomamos una pequeña desviación en nuestro camino que nos llevaría directo al cuartel, fue entonces que al dar la vuelta un hombre de aspecto joven choco contra nosotros dejando caer un maletín hecho de cuero. Cuando este impacto contra el suelo, parte de su contenido se salió de este y se esparció por la acera.

VM: ¡Mierda! —grito, el joven que rápidamente se agachó para recoger sus cosas.

Z: Ah, perdona

D: Lo siento, déjanos ayudarte con eso.

De inmediato nosotros también comenzamos a ayudarle con ello. Mientras recogía sus cosas pude ver, además de los papeles y plumas que se le habían caído, llevaba una cámara digital dentro del maletín junto con varios tipos de lentes, además un pequeño cuaderno de notas.

Al levantar un poco la mirada hacia él pude verle las ropas con las que iba vestido: un chaleco de color beige junto a una boina del mismo color, un pantalón formal negro y unos zapatos de cuero. Su cabello era negro y corto aunque algo desordenado. Intente verle la cara, pero para ese entonces el hombre se levantó ya con sus cosas puestas de nuevo en su maletín.

VM: ¡Muchísimas gracias!—nos dijo a su vez que saco 2 tarjetas del bolsillo. Ahora, con su permiso —nos entregó una tarjeta a cada uno, nos pasó por el lado y se fue corriendo detrás de nosotros.

D: ¡OYE ESPERA!

VM: ¡PERDÓN! ¡TENGO PRISA!—respondió volteando un momento hacia nosotros y ya habiendo llego a la siguiente calle.

Lo último que pude ver de él es que en su espalda cargaba una gran mochila negra y que parecía ser más pequeño que yo en cuanto estatura.

Z: Uff, hay que ver. Por cierto, ¿qué es esa tarjeta que te dio?

D: Es una de esas tarjetas de presentación, imagino que es parte de su trabajo.

Z: ¿Y dice su nombre?

D: Aja, "Quiad Orwell" eso es lo que pone y diría que el número que tiene escrito debajo es el suyo, aunque lo que más me sorprende es la empresa en la que trabaja.

Z: ¿Ah sí? ¿Por qué?

D: Es el "cuervo dorado" un periódico reconocido a nivel mundial, incluso tiene una de sus sedes aquí en la ciudad.

Z: Así que ese tipo es un periodista, si es así entonces me alegro de que no se quedara mucho rato.

D: Coincido —dijo asintiendo la cabeza. En cualquier caso, sigamos por aquí, será más rápido llegar si doblamos en esta esquina.

Z: Ok —respondí, volviendo a retomar el paso.

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