Capitulo 31 Parte 4

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Luego de varios minutos en los que no hubo más que lágrimas, Emma logro calmarse una vez término de soltarlo todo. Al ver que volvía a tener los ojos hinchados, agarre una toalla que encontré en la cocina, la remoje en agua caliente, la escurrí un poco y se la di para que se limpiara la cara con ella, junto a un vaso de agua que le entregue poco después al sentarme a su lado.

E: Gracias —le dio un trago al vaso y continuo. Lo siento, te mostré un lado desagradable de mí, ¿no es así? —decía con una sonrisa fingida. Noah, tú... de verdad eres increíble, te preocupas por los demás, los ayudas siempre que puedes y eres alguien muy fuerte, en cambio, yo soy todo lo contrario —miro hacia su reflejo formado por el agua. Seguro que ahora tú piensas que soy-

N: ¡Eso no es cierto! —la interrumpí, haciendo que me mirara con gran sorpresa. Yo nunca, había pensado eso de ti, mucho menos ahora. De hecho... yo —coloqué mis manos sobre mis rodillas y las apreté con fuerza mientras agachaba mi cabeza. ¡Lo lamento! ¡Es mi culpa que tú tengas que pasar por todo esto!

E: Je, eres muy amable, ¿sabes? Pero tú no tienes que-

N: ¡No! Lo digo en serio... muy en serio —deje de hacer fuerza en los brazos y tome un poco de aire. Emma, lo cierto es que... te he ocultado un par de cosas de las cuales tú debes y tienes el derecho de conocer.

Fue ahí que, sin más dilación, comencé a contárselo todo, la información hacer de su primera misión que se descubrió tiempo después. Junto con mis motivos para que no lo supiera, además de lo que me había estado ocurriendo desde aquella misión en el bosque, el porqué solo se lo conté a Zack y Leo, y lo mucho que me atormentaba el siquiera recordar todo eso.

Desde lo me mostraba en sueños hasta las cosas que me decía, el cómo cada vez que me transformo, este aparece poco tiempo después para continuar haciendo lo mismo una y otra vez. Recuerdo como nunca levante la mirada, solo viendo como mis manos no dejaba de temblar; sumado a que sentía como la voz se me iba impidiéndome a hablar o decir una sola palabra, pero aun con todo eso pude solo todo si guardarme nada, ni un solo detalle...

N: Emma, yo no soy tan amable y mucho menos fuerte —me quede mirando al suelo para no tener que verle la cara. Yo soy un cobarde. Un idiota que ignoro los problemas de su compañera para concentrarse en los suyos y al final, incluso ahora me encuentro huyendo de ellos intentando ignorarlos porque... tengo miedo. Me asusta la idea de ser yo quien les termine haciendo daño, ¡me aterroriza la idea de perderme a mí mismo y terminar olvidándolo todo! ¡Me horroriza mucho saber que si eso llegara pasar es más que seguro que acabaré muerto!

E:...

N:... Pensándolo bien, puede que esa cosa en mis sueños tuviera razón desde el principio. Me digo a mí mismo que quiero llegar a ser un héroe como los que he admirado tanto desde que era niño, no obstante, la realidad es que yo no me acerco para nada a eso, porque soy un tarado, y sobre todo... soy un monstruo...

E: Eso... ¡Eso no es cierto! —me sujeto mi mano derecha con fuerza. ¡Tú no eres un cobarde, ni un idiota y mucho menos un monstruo! No sé que sea esa cosa que aparece en tus sueños, ¡pero estoy segura de que lo dice y te hace ver, no son más que mentiras!

N: No puedes asegurar eso, y aun si lo fueran, es innegable que te mentí y que no te ayude como prometí que lo haría.

E: E-Es verdad que debiste decírmelo —dijo en voz baja. ¡Pero no lo hiciste porque pensaste que eso sería lo mejor para mí, e hiciste lo mismo al pensar que ya me encontraba bien! ¡Eso no tiene nada de malo!

N: ¿Y qué hay de ti? —le sujete con fuerza la mano izquierda. ¡Dices que no eres más que una inútil, cuando eso no es cierto en lo absoluto! Sí, es verdad que no acabaste con ese Resto ¡Sin embargo, fue gracias que le disparaste que pude sin salir herido! ¡ESO NO ES SER INÚTIL, DE HECHO FUISTE UNA GRAN AYUDA!

E: ¡¿Y QUÉ ME DICES DE TI?! —respondió mirándome a los ojos. DICES QUE ERES UN COBARDE QUE SE LA PASA HUYENDO, ¡¿PERO QUÉ ACASO NO ERES EL PRIMERO EN TOMAR LA INICIATIVA A MOMENTO DE LUCHAR Y PROTEGER A LOS DEMÁS?! ¡¿DESDE CUÁNDO UN COBARDE HACE ESO?!

N: ¡Y LO MISMO PUDO DECIR DE TI! ¡ES IMPOSIBLE QUE UNA CHICA QUE DICE SER ASUSTADIZA PUEDA SER TAN TEMERARIA Y TAMBIÉN SER CAPAZ DE TOMAR LA INICIATIVA!

E: ¡TAMBIÉN ES IMPOSIBLE QUE EL CHICO QUE DICE NO SER AMABLE SE PREOCUPE MÁS POR LOS DEMÁS QUE POR EL MISMO!

N: ¡TÚ DICES SER DE LO PEOR CUANDO LA REALIDAD ES QUE ERES LA CHICA MÁS FUERTE, AMABLE, DIVERTIDA Y PURA QUE HE CONOCIDO!

E: ¡Y TÚ DICES SER UN MONSTRUO CUANDO LA VERDAD ES QUE ERES EL HÉROE MÁS GRANDE, VALIENTE, GENIAL Y NOBLE QUE HE CONOCIDO EN TODA MI VIDA!

Al escuchar las palabras dichas por cada uno, nos detuvimos un momento, sorprendidos por lo que acabábamos de oír. Ambos dejamos de sostener poco a poco las manos del otro y nos sentamos correctamente en nuestros respectivos lados de sofá. Ninguno se dirigió la palabra durante unos segundos hasta que yo al sentirme incómodo me decidí a hablar.

N: Entonces, ah... ¿Eso es lo que piensas de mí?

E: S-Si —respondió ruborizada. ¿Y tú?

N: A-Así es, nunca he... creído algo distinto a eso —conteste algo nervioso.

E: Ya-Ya veo... Je, es raro, ¿no? —exclamó sonriente. Primero me pongo a llorar, luego te grito diciéndote halagos y ahora me siento feliz.

N: ... Sí, yo me siento igual —le miré con una sonrisa. Ahora que lo pienso, supongo que esta es la primera vez que tenemos una discusión.

E: Tú también lo notaste, ¿eh? Aunque no sé si esto cuenta como una, ya que solo nos gritamos para decirnos cosas buenas uno a otro.

N: Jajá, tienes razón, aunque lo de "noble" creo que fue demasiado, es algo vergonzoso de escuchar.

E: Lo dices como si el decirme "pura" no lo fuera, ja, ja, ja; ni siquiera mis padres opinan eso de mí.

N:... Emma, de verdad lo siento, debí decírtelo desde hace mucho y no tuve el valor para hacerlo.

E: Está bien, igual también debí de comentarte por lo que estaba pasando y no soportarlo yo sola. Y también —me tomo del hombro con gentileza. Repito lo que dije antes, tú no eres ningún monstruo y estoy segura de que algún día llegaras a ser un gran héroe.

N: Je, gracias —me volteé a verla. Y tú no eres ninguna inútil, eres muy fuerte y confió plenamente en ti, siempre que necesite ayuda serás la primera en saberlo.

E: Lo mismo digo, jeje.

De pronto, escuche un sonido proveniente del bolsillo de mi chaqueta; era mi celular el cual acababa de recibir un mensaje por parte de uno de mis compañeros.

E: ¿hm? ¿Quién es?

N: Es Amelie, me acaba de preguntar qué en donde me encuentro a estas horas, por su forma de escribir se le nota preocupada.

E: ¡Ah, es cierto! Me había olvidado de responder que iría con ustedes a celebrar el día de hoy.

N: Jajá, le diré que estamos juntos y que vamos para allá en un momento.

E: Gracias —me dijo aliviada. Oh, hablando de eso... ¿Crees que pueda quedarme un tiempo con ustedes? Para ser honesta, no me gusta la idea de quedarme sola en casa durante este tiempo.

N: Claro, les avisaré a los demás de inmediato, tú ve preparando tus cosas en lo que yo estoy en ello.

E: ¡Entendido! —se levantó del sofá y fue corriendo hasta el piso de arriba mientras yo escribía en el teléfono.

Haciendo memoria, volví a recordar las palabras del profesor, acerca de las decisiones y consecuencias. No es como si no hubiera entendido lo que quiso decir, sin embargo, siento que esta es la primera vez que pruebo por mí mismo esas mismas consecuencias de las que hablaba; es un sentimiento amargo y doloroso, y el cual definitivamente no quiero volver experimentar nunca más.

Al igual que tampoco quiero volver a verla llorar de esa forma otra vez, lo que paso aquí no importa lo que me digan, es mi culpa y por eso mismo me aseguraré de no cometer el mismo error, aun si termino pagando un gran precio por ello.

E: ¡Listo! —anuncio bajando las escaleras llevando una gran maleta detrás de ella.

N: Oh, eso fue más rápido de lo que pensé, ¿estás segura de tener todo?

E: Sip, no me falta nada por el momento.

N: Bien, yo ya le avisé a los demás que llegaríamos dentro de una hora, ¿quieres que conduzca yo?

E: ¡Claro! —me sonrió a la vez que empezamos a caminar hacia la puerta.

Una vez guardamos su maleta del maletero y nos subimos al vehículo, volví a encender el coche, esta vez con la intención de conducir hacia al cuartel para celebrar junto a los demás lo poco que nos quedaba de este día tan cargado de innumerables emociones.

Capítulo 31: Navidad sentimental.

Fin.

Comentario del autor:

Un día tarde, pero aquí ya tengo el capítulo, justo para 14 de febrero y aumentarles la depresión, (?) en fin, espero que lo hayan disfrutado tanto como yo al escribirlo porque tenía muchas ganas de llegar hasta este momento.

Nos vemos.

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