Capítulo 27: En busca de la princesa de las apuestas.

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     —No me necesitáis —dijo la Hatake—. Debería quedarme aquí cuidando de Kakashi y Sasuke. —Ambos estaban extremadamente heridos después de sus respectivas peleas y Nozomi no tenía ni idea de a quién se habían enfrentado.

     —No digas eso, tu forma de ubicar chakra nos será muy útil. Además, algo me dice que le caerás muy bien a Tsunade —comentó Jiraiya.

     —Aseguraos de traerla, por favor —habló Gai, con Sasuke a su espalda.

     —¡Lo haremos sin falta, de veras! —exclamó Naruto.

     —Por favor, cuide de mis compañeros y de Lee —susurró la chica. El jonin asintió y comenzaron la marcha en busca de aquella curiosa mujer.

     —Oye, Jiraiya, ¿por qué me están siguiendo esos dos Akatsukis? Dime, tú también lo sabes, ¿no? —preguntó el Uzumaki. La Hatake miró hacia el suelo, y dedujo que Kakashi y Sasuke también debían haber luchado contra unos Akatsukis.

     —Lo que buscan realmente no es a ti, sino lo que llevas dentro —respondió el hombre.

     —¿Y qué demonios llevo dentro? —preguntó Naruto—. Es el monstruo que atacó la Villa, ¿verdad? Entonces, si da miedo a todo el mundo, ¿por qué lo quieren esos dos?

     —Las cosas solo dan miedo cuando son fuertes —dijo la chica, sacando un libro de su mochila—. Deben buscar la fuerza de ese monstruo.

     —Nozomi tiene razón —habló el hombre mientras ella se ponía a leer—. Es un demonio que lo destruye todo, por eso antiguamente se le temía. Pero, ahora que tienes sellado al monstruo dentro de ti, querrán conseguir ese poder para ellos. Es demasiado duro que esos dos estén persiguiéndote, ¡pero es el destino! Pero como yo te voy a proteger, no tienes de qué...

     —¡Pues tendré que hacerme más fuerte, de veras! ¡Encontremos rápidamente a esa tal Tsunade! —gritó Naruto.

     —Me gustan esos ánimos. ¡Nozomi, deja de leer lo que sea que estés leyendo, cuando volvamos a Konoha, te daré mis libros! ¡Seguro que te encantarán! —exclamó Jiraiya.

     —¿Piensa que no sé lo que escribe? Jamás leería algo así —susurró ella. El hombre sonrió incómodamente—. Deberíamos avanzar más deprisa.

     —Sí que os parecéis, sí —susurró el hombre, recordando a su compañera de equipo.

     El grupo acabó llegando a una ciudad con varios puestos, como si estuviesen en un festival. Jiraiya se fue por su camino y los dos chicos se quedaron jugando por la feria.

     —¿Tiro con kunai? ¡Estará chupado, vamos, Nozomi! —exclamó él, tirando de la manga de su amiga—. ¡Tres kunais, por favor! —El hombre del puesto se los dejó en frente. Pese a sus ganas, Naruto no consiguió darle en el blanco ni una sola vez. —¿Cómo?

     —¿Qué peluche quieres, Naruto? —preguntó la Hatake.

     —¡El de la rana! —Ella asintió.

     —Otros tres kunais aquí. —La chica los agarró y los lanzó, dándole en el blanco de todas las dianas. —El peluche de la rana, por favor.

     —¡Qué buena eres, jovencita! —dijo el hombre, entregándole el premio. Ella se lo dio a Naruto.

     —¡¿Cómo lo has hecho?! —gritó el Uzumaki mientras ambos se alejaban del lugar.

     —Estaba trucado, así que yo también hice trampas, si no te has dado cuenta, significa que lo he hecho bien. —Sonrió. —Creé un portal por el que pudiera pasar el kunai al salir de mi mano y otro justo delante de la diana, no había manera humana de fallar eso.

Smile | Naruto UzumakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora