—¡Naruto, habías dicho que íbamos a entrenar juntos! —exclamó Nozomi, poniéndose al lado de su amigo.
—¡Lo siento, Nozomi, tengo que vigilar a estos dos, de veras! —gritó el Uzumaki, señalando a un chico que se le parecía en el pelo, los ojos y tener bigotes. Pero tenía un lunar en el mismo sitio que ella y la forma de su cara se parecía a la de la Hatake... Estaba ciertamente desconcertada. Y después observó el chakra del adulto, era el mismo que el de Sasuke, no tenía ni idea de qué estaba pasando. El hombre se escondió en un árbol en cuanto la vio.
—Eres igualito a Naruto —susurró la Hatake, acercándose al extraño un poco.
—¡Que va, que va, se parece mucho a ti! —exclamó el Uzumaki.
—¿Tú crees? —murmuró ella.
—Soy Boruto, de veras —dijo él.
—Yo soy Nozomi Hatake, encantada. —Le sonrió. Boruto no pudo evitar pensar en que su madre era encantadora cuando era joven y no entendía cómo había podido enamorarse de alguien como Naruto.
—Nozomi, ¿puedes vigilarle conmigo? Por favor, tú ya eres chunin, así que me vendrá bien tu ayuda, de veras —suplicó el rubio.
—Oh, claro, no tengo nada que hacer. —Sonrió.
—¡¿Eres chunin?! —exclamó Boruto. Ella asintió—. Debes ser muy fuerte...
—¡Sí, también es muy lista, de veras!
—Venga, ¿vamos a tu casa, Naruto? —sugirió la Hatake.
—Claro, está un poco desordenada, pero bueno —murmuró su amigo.
Caminaron hasta llegar a la casa de Naruto. Entraron y se dieron cuenta de que no mentía, su casa estaba hecha un desastre. A la chica se le escapó una risilla y se ofreció a ayudarle con la limpieza, pero él negó.
—¿Vivís solos? —preguntó el extranjero.
—Sí, desde siempre, no llegué a conocer a mis padres —respondió Naruto. Boruto miró a Nozomi.
—Mi madre se suicidó cuando era pequeña y mi padre nos abandonó cuando yo nací —explicó ella con una sonrisa, yendo a la pica para lavarse las manos—. Naruto, ¿has hecho la compra de esta semana? —Él enrojeció. —Es increíble, te hice una lista y un recetario y no me haces caso nunca... Está bien, supongo que cenaremos ramen instantáneo, ¿no?
—¡Efectivamente! —exclamó el Uzumaki. Boruto rio para sí, su madre llevaba siendo alguien muy planificadora desde pequeña, sobre todo con su padre—. ¡Como estáis los dos aquí, haré mi ramen especial favorito!
Una vez Naruto hubo preparado el ramen, se lo puso delante de los dos chicos, que lo aceptaron con una sonrisa.
—No está mal —dijo Boruto tras probarlo. Nozomi asintió.
—¡A que sí!
Los tres comieron entre anécdotas de las misiones de los ninjas y risas causadas por las reservas de más de mil paquetes de ramen del Uzumaki. Una vez acabaron, tiraron los envases y Nozomi sugirió marcharse a su casa, pero Naruto se lo impidió, diciendo que necesitaba a alguien como ella para cuidar de Boruto. Aceptó, no muy convencida, se teletransportó a su casa, se puso el pijama y volvió al lado de los rubios en unos minutos, que también se habían cambiado.
—Qué raro... —susurró la chica, observando a Boruto.
—¿E-el qué? —murmuró él.
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Smile | Naruto Uzumaki
ספרות חובביםSonreír nunca se nos hizo fácil a ninguno de los dos, quizá a mí más que a Nozomi. Su nombre significaba esperanza, y eso es justo lo que me dio. Cuando nadie podía amarme, llegó ella, y, por Dios, lo puso todo patas arriba. -aerhyan | 2019