Capítulo 54: El día que tú y yo morimos.

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     La verdadera misión dio comienzo. Yamato estaba delante del espía de Akatsuki mientras el resto del equipo se escondía entre la maleza.

     —Orochimaru está aquí —susurró Nozomi en cuanto reconoció su chakra—. Y el espía es...

     —Kabuto —susurró el Uzumaki en cuanto el espía se quitó la capucha.

     —Es imposible que él sea el espía, es la persona más fiel que existe a Orochimaru —murmuró la chica mientras ajustaba su máscara—. Debe estar jugando con Yamato porque sabe que no conoce la verdadera identidad del espía.

     —Sí —añadió Sai. El hombre de las serpientes apareció justo detrás de Kabuto. Ambos ninjas atacaron al capitán, pero los chicos no podían hacer más que esperar, pues no les había hecho la señal—. Orochimaru nos ha descubierto, no para de mirarnos. —Yamato hizo la señal y los tres ninjas corrieron hasta el puente.

     —Vaya, otra vez vosotros... —susurró Kabuto.

     —Jugaré un poco con vosotros para ver quién se ha vuelto más fuerte —dijo Orochimaru. Naruto se había enfadado, tornando sus ojos azules en naranjas, como los del Kyubi.

     —¡Devuélvenos a Sasuke! —gritó el rubio mientras un aura naranja comenzaba a recubrir su cuerpo.

     —Naruto —susurró Nozomi—. Cálmate.

     —No somos quiénes para devolverlo, Naruto. Sasuke vino con nosotros por voluntad propia. Estás obsesionado con el pasado, deberías resignarte... —comentó el de cabellos blancos.

     —Cállate ya, Kabuto. No tienes ni idea de lo que significa Sasuke para nosotros —dijo la chica.

     —Si queréis saber más cosas sobre Sasuke, tendréis que sacármelas a la fuerza, me temo. Si podéis, claro está —habló Orochimaru. Naruto se abalanzó hacia él y le golpeó, mandándole unos cuantos metros más allá.

     —¡Naruto! —exclamó Nozomi, corriendo hasta llegar al lado de su amigo. Estaba extremadamente preocupada, ya que una cola del Kyubi había aparecido—. ¡Debes controlarte! —Pero el rubio no contestó nada y, como si estuviera poseído, miró en dirección adonde había lanzado al sannin, que se acercaba a ellos con los resquicios de su antigua cara sobre una nueva.

     —Por eso te han elegido a ti como guardián —le dijo Orochimaru al capitán—. Mis experimentos han sido útiles después de todo. Konoha debería estarme más agradecida por todo esto. ¿Verdad, mi adorable cobayita? —Nozomi le golpeó con un gancho derecho e hizo que saliera volando.

     —Vaya fuerza... —masculló el sannin, levantándose del suelo—. Veo que Tsunade te ha entrenado bien. —Hizo crujir su cuello. —Estoy seguro de que sientes curiosidad por lo que le hice a tu compañero, ¿no? —le preguntó a la chica. Ella negó—. Qué mal carácter... Te lo explicaré igual. —Rio. —Solo uno de entre millones de ninjas podía utilizar el Mokuton y era capaz de controlar a los biju a voluntad: el Primero. Yo deseaba ese poder. Saqué muestras de ADN de sus restos y las implanté en sesenta niños que utilicé en mis experimentos. Pero sus cuerpos rechazaron estos injertos y perecieron uno tras otro con violentas sacudidas. Cuando estaba a punto de desistir, tuve que atender otra de mis investigaciones y me vi obligado a abandonar la villa sin tiempo a deshacerme de los sujetos experimentales. —Reconstruyó la piel de su cara para volver a su apariencia habitual, como si de una serpiente se tratara. —Creía que habían muerto todos, pero resultó que uno de ellos seguía vivo.

     —No deberías sentirte tan orgulloso de profanar tumbas y experimentar con niños, ¿quieres que te felicite por tu gran labor o ya lo haces tú mismo? —preguntó la chica.

Smile | Naruto UzumakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora