Capítulo 26: El legado del fuego.

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     —¡Has sido una insensata! —exclamó Kakashi. Nozomi asintió con la mirada perdida en el frente—. Te dije que no lo hicieras y me desobedeciste. No conoces tus límites, no mereces ser chunin.

     —¿No conozco mis límites? Precisamente porque los conozco soy capaz de sobrepasarlos. Ya lo sabes, no me importa morir, debía proteger a mis compañeros —respondió la Hatake—. Y no grites, me va a explotar la cabeza.

     —Nozomi... —susurró el hombre—. Lo siento.

     —No tienes porqué sentir nada.

     —Sí que debo, lo siento. Te dejé tirada el día del examen, no vi la pelea por la que habías entrenado hasta desfallecer, y no me di cuenta de cómo te sentías, tuvo que ser Naruto el que me lo dijera. Si hubiese sido un mejor maestro, tú no hubieras acabado así —murmuró él.

     —Eres realmente bobo —susurró Nozomi—. Sí que has sido un tonto, pero tú no tienes la culpa de nada, en una semana podré volver a moverme como un ninja, ya has oído al médico. No te preocupes.

     —Lo que hiciste, transportarte con el sello del carnero, no vuelvas a hacerlo nunca más, ¿me escuchas? Nunca. —La chica asintió. —Me has preocupado muchísimo, pero tengo que decir que Gai ha pensado que eras increíble, así que me sentí muy orgulloso. Tengo algo más que decirte...

     —¿Naruto y Sasuke están bien? —preguntó ella, incorporándose rápidamente.

     —Claro que sí, ya les conoces —respondió el hombre, tumbándola en la cama de nuevo—. Es el Tercero, ha...

     —Sí, ya lo sé, vi cómo hacía el sello de la parca —susurró la chica—. Me duele mucho no haber podido hacer nada por él, si hubiese sido más fuerte...

     —No seas tonta, eres una chunin, él era el Hokage y Orochimaru, un sannin, no hubieras podido hacer nada por él —dijo el hombre.

     —¿Soy una chunin? —preguntó Nozomi.

     —Perdón, quería decir genin —se excusó el Hatake. La chica sonrió sutilmente—. El funeral es en unas horas, si no quieres ir, puedes decir que es por tu condición física...

     —El Tercero cometió muchos errores, pero siempre se preocupó por mí, es lo mínimo que puedo hacer por él —habló ella.

     —Está bien, pediré tu alta.

     Los dos salieron del hospital. El cielo estaba cubierto por nubes grisáceas, como si el cielo también estuviese de luto, aun así, Nozomi no fue capaz de derramar una sola lágrima por el hombre.

     —¿Qué me está pasando, Kakashi? —preguntó la chica, deteniéndose en la calle, agarrando su camiseta y con la mirada fija en el pavimento.

     —¿A qué te refieres? —susurró él, acercándose a ella.

     —Soy incapaz de llorar por él —explicó Nozomi.

     —Es el precio a pagar por ser ninja, pierdes tu corazón.

     —¡Prefiero morir antes que perder mi corazón! —exclamó la chica, derrumbándose—. ¡Si esto significa ser ninja, no lo quiero, no lo necesito! —El hombre la abrazó. —Kakashi, ¿y si un día os pasa algo a vosotros y no soy capaz de llorar?

     —Tienes muy buen corazón, todavía no sé si eso es una ventaja o una desventaja —murmuró él. Ambos caminaron hasta estar frente a la casa de la chica—. Vendré en una hora e iremos los dos juntos al funeral. —Ella asintió.

     Una vez la chica se hubo cambiado, esperó en su portal a que su maestro llegase. Por primera vez desde que le conocía, había sido puntual.

     Al llegar a la torre del Hokage, cada uno se fue por su lado. Nozomi entró, pero Kakashi se quedó fuera, diciendo que tenía que ir a otro lugar. La chica se puso al lado del Uzumaki que, pese a estar contento de verla, no podía mostrarlo. Se quedaron observando la fotografía del hombre unos minutos, la chica todavía no podía creerlo. De repente, comenzó a llover.

Smile | Naruto UzumakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora