Capítulo 62: No hay destino que no se supere mediante el desprecio.

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     —Imposible —murmuró Nozomi, saliendo a toda prisa del despacho de Tsunade, dejándola con la palabra en la boca.

     La Hatake corrió por toda la aldea como alma que llevaba al diablo. No podía creerse lo que su maestra le había dicho. Había sido la primera en enterarse junto con Kakashi de que Asuma había fallecido. Y a su amigo le había tocado la mala suerte de presenciarlo sin poder hacer nada al respecto.

     Quería correr para consolar a Shikamaru, pero alguien agarró su muñeca.

     —Nozomi, para —susurró Kakashi.

     —No, no puedo dejarle solo en un momento así. Él es mi amigo —murmuró mientras sus manos comenzaban a temblar. Reparó, entonces, en que Asuma era una persona importante para su maestro. Paró en seco y se dio la vuelta, quedando cara a cara con Kakashi—. Lo siento mucho, también debe ser duro para ti.

     —No te preocupes por mí. Estoy más que acostumbrado a este tipo de noticias —susurró él—. Deja a Shikamaru un poco de tiempo para asimilarlo, ¿sí? Consuélale una vez pasado el funeral. —Nozomi frunció el ceño, no muy convencida. Suspiró y acabó aceptando de mala manera. —Vamos a cambiarnos, el funeral será en unas pocas horas.

     —Sí —susurró ella. Pasó su brazo por la espalda del hombre a modo de abrazo y él lo correspondió—. Kakashi, no quiero que nada te pase...

     —¿No confías en mí? Ya sabes que soy el mejor —comentó él, intentando bromear pese a la cara de su alumna.

     —Kakashi, ¿qué sería de mí sin ti? —murmuró Nozomi—. Solo pensar en lo que le ha sucedido a Asuma me revuelve el estómago y me hace tener ganas de llorar. Kakashi, preferiría morir antes que vivir en un mundo sin ti, sin Naruto, sin Sasuke.

     —Somos ninjas, eventualmente acabará pasando. No le des más vueltas, tendrás que estar en un buen estado de ánimo para consolar a Shikamaru.

     Kakashi tenía razón. Tenía que ayudar a su amigo de cualquiera de las maneras. Si quería venganza, ella le ayudaría. Si quería llorar, ella le ofrecería su hombro. Si necesitaba apoyo moral, ella se lo brindaría. Incluso si debía lidiar con el tema con mano dura, lo haría por él.

     Ambos caminaron hasta sus respectivas casas. Nozomi se cambió y peinó. Odiaba el color negro cada vez más. Aquella fue una de las únicas veces en la que los Hatakes llegaron a tiempo. El día se había nublado y el verde del césped no estaba igual de brillante. Nozomi se acercó al equipo diez y les dio el pésame, lo mismo con Kurenai. Buscó a Shikamaru entre la gente, pero no lo encontró. Los sollozos de Konohamaru le perforaban el tímpano. No aguantaba más aquel ambiente.

     —Nozomi —susurró Naruto, agarrando su muñeca para que se pusiera a su lado. Ella no opuso resistencia. El Uzumaki se dedicó a consolar a Konohamaru durante toda la ceremonia.

     Miró a su maestro. Estaba con la cabeza gacha mientras Gai lloraba a mares. No podía más. Presentó sus respetos y se marchó de allí tan rápido como pudo. La noche estaba por caer, por lo que Nozomi consideró que era un buen momento para hablar con su amigo.

     Caminó hasta la casa de los Nara y fue la madre de su amigo quien la recibió.

     —Menos mal que has llegado, no ha comido nada en todo el día —dijo la mujer.

     —Está en el patio, iré a hablar con él —murmuró la Hatake. La madre del chico asintió y, tan rápido como la mujer se apartó, Nozomi corrió en busca de Shikamaru.

     Le encontró sentado en el escalón de madera que daba al porche.

     —¿Vienes a jugar al Shogi? —preguntó él en un hilo de voz. Ella asintió, con la vista clavada en el padre de Shikamaru, que sonrió de lado y asintió con la cabeza.

Smile | Naruto UzumakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora