Capítulo 46: Las personas no suelen mostrar lo terribles que son.

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     —¡Nozomi! —exclamó una mujer justo detrás de ella. La Hatake se dio la vuelta, encontrándose con su propia madre—. ¡Te he estado buscando por horas, no puedes desaparecer así como así! Has estado con Kakashi, ¿verdad?

     —¿Qué? —susurró Nozomi, estirando su mano para poder tocar el hombro de la mujer.

     —¿Te pasa algo? Tienes mala cara, seguro que mi sobrino te ha pegado algo. —Rio.

     —¿Quién eres?

     —¡¿Que quién soy?! ¡No me lo puedo creer, ¿has tomado algo?! —exclamó su madre, golpeándola sutilmente—. Soy tu madre, ¿quién sino? Prepárate, tienes una misión con Naruto, Sasuke y Kakashi. Buena suerte, cielo. —La mujer le dio un beso en la frente y Nozomi, al sentir el tacto de sus labios, dio un paso atrás. —Ah... supongo que ya estás en esa edad, le preguntaré a Minato si Naruto está igual...

     —Pero todo esto no es real —susurró Nozomi mientras sus ojos se llenaban de lágrimas—. Ni tú, ni el equipo 7 existís, ya no. Y siquiera puedo recordar la última vez que me besaste. Debo estar soñando, ¿no es así? —Las lágrimas cayeron al suelo mientras miraba a su madre con seriedad. —Es muy fácil darme cuenta de que esto es un sueño, nunca has sido tan amable conmigo cuando estabas viva.

     Nozomi se despertó en aquella habitación de Suna, todavía no había amanecido así que dudaba de que hubiese alguien despierto. Abrió la ventana y trepó hasta el techo del lugar. Hacía muchísimo frío, así que se sentó abrazándose a sí misma y miró a la luna. Cerró sus ojos y se concentró en encontrar el chakra del Kazekage, pero, de repente, alguien se puso a su lado.

     —¿No crees que es un poco pronto como para estar aquí? —preguntó Temari, poniéndole una manta en sus hombros.

     —No podía dormir.

     —Una pesadilla, ¿verdad? Yo también suelo tenerlas en Sunagakure.

     —Algo así, no era una pesadilla, pero daba mucho miedo. —La ninja de la Hoja rio.

     —¿Quieres entrar? Podemos tomar algo en mi habitación, además, tengo que pedirte un favor... —susurró la rubia.

     —Claro, me estoy congelando.

     Las dos entraron en el edificio de nuevo y caminaron hasta llegar a la habitación de Temari, que salió durante unos minutos para buscar algo para desayunar. Al volver, trajo consigo una bandeja con té y brochetas de dango.

     —Me ha dicho Naruto que te gustan mucho estos dulces —dijo Temari, poniendo la bandeja en la mesa. Tomó asiento justo delante de la jonin y se miraron en silencio durante algunos segundos—. Por favor, puedes comenzar a comer...

     —Agradezco tu amabilidad, pero me gustaría que me comentases qué necesitas —habló Nozomi, agarrando una brocheta.

     —He escuchado que eres un genio y que tus habilidades son únicas —susurró Temari mientras la de cabellos grisáceos mordía el dulce—. Por favor, localiza el chakra de mi hermano y rescátalo. He visto cómo has curado a Kankuro, como si no fuese nada del otro mundo, siquiera nuestros mejores médicos tenían idea de qué hacer. Y también sé que eres capaz de localizar el chakra de alguien que conoces... ¡Por favor, dime dónde está mi hermano!

     —Lo he intentado antes —comentó la Hatake, dejando el palillo al lado del té. Después bebió un poco de la taza—. Han escondido su chakra a conciencia, yo no puedo hacer nada, lo siento.

     —Pero tu padre está rastreándole, ¿estás diciendo que no le encontraremos nunca? —preguntó la ninja de la Arena, después comenzó a jugar con el palillo de su brocheta.

Smile | Naruto UzumakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora