Capítulo 65: Da igual si eres humana o no.

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     —¡Nozomi! —exclamó Kiba, corriendo hacia ella con Akamaru a su lado. La chica se giró y limpió el sudor de su frente—. No esperaba verte entrenando aquí, siempre está vacío...

     —Precisamente por eso he venido, parece que toda la aldea se ha puesto de acuerdo para practicar —masculló ella, sonriendo sutilmente—. ¿Cómo está tu equipo?

     —Bien, cada vez hacemos menos misiones juntos, pero es lo que hay. —Nozomi apoyó su brazo izquierdo en un árbol y asintió. —¿Estás bien? No tienes muy buena cara...

     La Hatake cayó al suelo, mareada. Kiba se agachó a su lado y la ayudó a incorporarse.

     —No deberías forzarte tanto en los entrenamientos —murmuró él, poniendo su mano en la frente de la chica—. Estás ardiendo, venga, volvamos a casa.

     —No —dijo ella, levantándose con la ayuda de Kiba y Akamaru—. Los Akatsuki amenazan Konoha, debemos ser más fuertes si queremos ganar... Tsunade cuenta conmigo, debo esforzarme, todos los demás lo están haciendo.

     —No seas tan cabezota, tienes fiebre. Venga, súbete encima de Akamaru —habló Kiba, sonriendo.

     —Que no, que no... Además, no he hecho casi nada. —Nozomi observó las palmas ensangrentadas de sus manos y las escondió rápidamente en sus bolsillos. —Venga, vete, seguro que tienes cosas que hacer.

     —Claro que las tengo... Pero no puedo dejarte así aquí. Así que, hasta que no vuelvas a casa a descansar, yo no moveré de aquí. —Sonrió ampliamente.

     —Qué listo puedes ser cuando quieres. —Suspiró pesadamente y se colocó sus guantes. —Está bien, volveré a casa. Pero si te encuentras a Naruto o a Kakashi, por favor, no les digas nada, tienden a exagerar todo lo que me pasa.

     —Ah, así que ese tonto ya se ha dado cuenta... —murmuró, sujetando su barbilla.

     —¿Quién? ¿De qué?

     —Naruto, de que te gusta. —Ella rio y negó. Intentó crear un portal, pero siquiera tenía fuerzas para hacerlo. Dejó escapar una carcajada, incómoda, y miró a su amigo. —¿Sigue en pie la oferta de llevarme a casa, Akamaru? —preguntó, acariciando la cabeza del animal, que ladró contento—. Qué buen chico, justo como su dueño. —Sonrió, tumbándose encima del perro. Rodeó el cuello del animal con sus brazos y escondió su cara entre su pelaje.

     Los tres caminaron hasta llegar a la casa de la chica, que les agradeció en frente de su puerta con una sonrisa en la cara. Pero Kiba fue capaz de entrever que aquella sonrisa no era de verdad. "Nozomi debe estar muy cansada, pobrecilla, siempre está dando lo mejor de sí", pensó él, sonriéndole también.

     —¡Tómate algo para la fiebre y descansa! —exclamó antes de marcharse.

     Nozomi abrió la puerta de su casa y se dejó caer, apenas le quedaban fuerzas para mantenerse en pie. Se levantó a trompicones y caminó hasta la cocina. Intentó agarrar la caja con medicamentos pero se desmayó antes de poder hacerlo.

     "Vaya ninja estoy hecha", bromeó antes de perder la consciencia.

     Entreabrió los ojos poco a poco. Los haces de luz la deslumbraron, así que volvió a cerrarlos inmediatamente. Se arropó mejor con la manta y fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba tumbada en su cama. Su ropa de entrenamiento había sido cambiada por una especie de kimono blanco y, a su derecha, Shizune estaba durmiendo con los brazos y la cabeza apoyados en su cama.

     —¿Shizune? —murmuró Nozomi, zarandeando los brazos de la mujer sutilmente.

     —¿Mhmm? —Levantó la cabeza y observó a la Hatake—. ¡Por fin te despiertas! Pero sigues teniendo mala cara... —Puso su mano en la frente de la chica, que frunció el ceño sutilmente. —Tuviste suerte de que Kiba se encontrara conmigo y me dijera lo que te pasaba.

Smile | Naruto UzumakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora