Había llegado el día. Naruto y Nozomi separarían sus caminos por algunos años. La chica se vistió y caminó a paso lento por la villa, quería asegurarse de recordarla tal y como estaba antes de que su amigo se marchara. Hacía un día precioso y no pudo evitar pensar en que la villa estaría increíblemente triste sin él.
Caminó hasta la entrada de Konoha, Naruto y Jiraiya estaban ya allí. Ella se acercó a ellos, corriendo y les sonrió.
—¡Nozomi! ¡Pensaba que no vendrías nunca, de veras! —exclamó el chico. Ella sonrió.
—Lo siento, lo siento, me he quedado embobada mientras venía hacia aquí. Nos veremos pronto, Naruto, come bien y trabaja duro. Jiraiya, cuide de él, por favor —pidió la Hatake, inclinándose en señal de respeto.
—¡Oye, que yo me puedo cuidar solo! —gritó el rubio, ella rio.
—Pero nunca va mal un poco de ayuda —dijo Nozomi, sonriendo. Él apartó la mirada, sonrojado.
—No te preocupes, cuando le vuelvas a ver, Naruto se habrá convertido en un verdadero hombre —habló el sannin.
—Lo veo muy difícil, así que le desearé buena suerte —comentó la chica entre risas—. Bueno, es mejor que os vayáis ya, no quiero entreteneros más.
—¡Hasta pronto, Nozomi! —exclamó el Uzumaki, comenzando a caminar en dirección contraria a la suya. La chica se quedó mirando su espalda, con una sonrisa un poco triste. De repente, el rubio se giró y corrió hacia ella. Al llegar enfrente de su amiga, la abrazó. Nozomi le correspondió el gesto y acarició su espalda—. Tengo que aprovechar, no me abrazarás en un tiempo.
—No seas tonto, cuando nos volvamos a ver, te abrazaré de nuevo —susurró ella y ambos se separaron.
—Y, entonces, prométeme que no me soltarás nunca —añadió Naruto. La chica asintió—. Muchas gracias por todos estos años, Nozomi. Volveré más fuerte de lo que te imaginas, y te enviaré cartas, y tú me las responderás, y así podremos comunicarnos y...
—Pienso ascender a jonin, así que quizás tarde en contestarte, pero no te preocupes, siempre que me escribas, yo te escribiré de vuelta. Venga, vete ya antes de que me ponga a llorar.
—Hasta dentro de unos años, Nozomi.
—Hasta dentro de unos años, Naruto.
Y el Uzumaki corrió de nuevo al lado de su maestro. Ambos se perdieron de su vista y no pudo hacer más que quedarse de pie durante unos minutos, sin saber por qué. Se dio la vuelta y caminó hasta su casa.
Su habitación estaba repleta de momentos con el equipo 7 y pensar en que solo le quedaba Kakashi a su lado se le hacía un poco triste. Ordenó un poco las fotos que tenía colgadas en la pared; una de la academia ninja, otra con Sasuke cuando quedaron para comer, otra con Naruto cuando fueron a la piscina, otra con el equipo 7, la de Kakashi y ella, una con Kiba y Choji comiendo patatas y otra que les sacó el padre de Shikamaru a él y a ella mientras jugaban al Go.
Su vida había estado ligada a todos aquellos chicos, y había perdido a sus dos mejores amigos. Llamaron a su puerta y ella fue a abrirla, era su maestro: Kakashi.
—Oh, ¿necesitas algo? —preguntó la chica, sosteniendo un libro de fotografías.
—Imaginaba que estarías triste después de la partida de Naruto, nada más —contestó el hombre.
—Tu intento de consolación es bastante divertido, muchas gracias. Pero no estoy demasiado triste, sé que Naruto estará bien, no te preocupes por mí. Aunque me encantaría que alguien me invitase a comer una barbacoa —dijo Nozomi, dejando el álbum en la mesa y salió de su casa.
—Eres una caradura, venga, vamos a la que está aquí cerca —susurró el Hatake. Ella asintió.
Mientras caminaban, se encontraron con un gato herido. Nozomi se arrodilló y apoyó el cuerpo del animal en sus rodillas. Realizó la Palma Mística y curó al gato sin demasiada complicación.
—Sí que te estás tomando en serio los entrenamientos, debes ser muy buena para dominar tan bien ese jutsu —admitió el hombre.
—Que va, es un jutsu médico básico. —La chica rio mientras el gato se alejaba de ellos. —Estos días están siendo un caos, parece que lo único que no va a cambiar soy yo.
—Yo también me quedo aquí, sigo siendo parte del equipo. —Ambos rieron y entraron en el establecimiento.
Estuvieron comiendo durante un par de horas y hablaron del futuro como equipo, de sus misiones y sobre cómo prepararlas. Durante los siguientes años, Nozomi se entrenaría hasta desfallecer para poder ser jonin y así poder ser lo más fuerte posible.
Al acabar la comida, ambos se fueron en direcciones opuestas. Nozomi caminó hasta el monte de las caras de los Hokages y se sentó en la de el Tercero. Observó la aldea bajos sus pies, toda aquella situación le parecía irreal. Imaginar su vida sin las dos personas con las que más había convivido desde hacía años era bastante surrealista. Suspiró mientras se le creaba un nudo en la garganta. Nunca había querido llorar frente a Naruto, pero como ya no estaba, podía hacerlo.
No sabía por qué estaba tan triste si eventualmente volvería a ver a Naruto (lo de Sasuke era una incógnita) y todavía le quedaban varios amigos en Konoha. Sus compañeros eran los que se habían despedido de toda su vida, no ella y, aun así, ella parecía ser la más afectada.
Pasó su mano por sus ojos y sonrió, no podía hacer más que desearles un buen viaje a sus amigos, así que fue lo que hizo. Les prometió que se haría más fuerte para poder protegerles y abrió un portal. Al salir de él, ya estaba en su casa.
Se duchó y cambió de ropa, caminó hasta su habitación, deshizo su cama y se metió entre las sábanas. Se acomodó en ellas y, pese a todos sus esfuerzos, no consiguió dormirse. Suspiró y se dio la vuelta, pero nada, parecía que su mente estaba luchando para que no fuese capaz de descansar, como una especie de castigo. Sonrió.
—Volveremos a vernos, chicos, y volveremos a ser el equipo 7 de siempre.
Y, tras susurrar aquellas palabras, por fin, consiguió quedarse dormida.
Nozomi solía dormir en el suelo cuando era pequeña.
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Smile | Naruto Uzumaki
FanfictionSonreír nunca se nos hizo fácil a ninguno de los dos, quizá a mí más que a Nozomi. Su nombre significaba esperanza, y eso es justo lo que me dio. Cuando nadie podía amarme, llegó ella, y, por Dios, lo puso todo patas arriba. -aerhyan | 2019