CAPITULO 159

86 4 0
                                    

SIGUE NARRANDO ALEXANDER

Estaba sentado en esa cama a veces me acostaba, a veces me levantaba para caminar, sin embargo, esa soledad, ese silencio me estaba aterrando ya, caminaba y caminaba para tratar de ocupar mi mente en algo, algunas veces cuando me acostaba lloraba de la desesperación y me dormía, la verdad no sé cuánto tiempo dormía, soñaba cosas horribles, observaba como si fuera algo etéreo a Danko, a mis hijos, a mi esposa que me buscaban que me llamaban, yo les decía que estaba ahí, me ponía frente a ellos y no me veían, parecía un fantasma porque me atravesaban, agitaba mis manos para llamar su atención, pero no servía de nada.

Me despertaba respirando en forma agitada, al mirar alrededor me daba cuenta de que seguía en ese lugar, todo había sido una pesadilla, me levantaba para pararme y agarrar esos malditos barrotes para volver a gritar pidiendo ayuda y nadie respondía a mis pedidos. Comencé a ver que de las paredes salían unos espectros que me miraban malévolamente y se reían a carcajadas, eran unas risas siniestras que me daban miedo, no sé si es mi mente, pero diviso a veces sombras que atraviesan esa pared, escucho susurros en mis oídos, amenazan esas voces diciéndome que voy a morir.

No sabía si era de día o de noche, gritaba a cada momento agarrado de esos barrotes infernales, quería que me ayudaran, esas sombras quieren llevarme, ya no quería estar ahí, encerrado solo, gritaba.

—¡Auxilioooo!, sáquenme de aquí, quieren llevarme al infierno, ayúdenmeeee

Voy a volverme loco aquí, nadie viene, no sé qué hago aquí, yo no he hecho nada, no he lastimado a nadie. De improviso oigo unos murmullos y unos pasos, al principio creí que era un engaño de mi mente, pero al levantarme y ponerme a mirar por los barrotes vi que unas sombras se acercaban y las voces se iban tornando más intensas, hasta que aviste a varios hombres acercarse, algunos se quedaron detrás de otro que se quedó frente a la celda mirándome con una sonrisa, hasta que habló.

—¿Qué tal su estancia en esta habitación de lujo, señor Alexander?

Yo solamente respondí

—¿Quién es usted? ¿Qué hago aquí?

Se carcajeó para después hablar

—Me llamo Marcus Vigo, su hijo, me conoce perfectamente, porque fue amigo de mi hermano Luka

Yo solamente lo escuchaba, pero no entendía nada, el nombre de Luka me pareció conocido, sin embargo, le exclamé.

—Yo... no conozco a ningún Luka

Volvió a carcajearse para decir

—Quizá no lo conoció, pero, sí debe de recordar aquella vez en que quisieron matar a su esposa e hija y usted fue herido por unos hombres que se metieron a su casa, le informo que mi hermano Luka ordeno que violaran a su hija, jajajaja, bueno, solo necesito informarle que su esposo Danko y su hijo son los culpables de la muerte de mi hermano Luka

Le hablo con mucho temor y duda

—Pero, yo... ¿Qué tengo que ver con todo eso?

Me miró con unos ojos llenos de furia para decir

—Está aquí para pagar los pecados de su esposo e hijo, sé que no tiene culpa, sin embargo, conozco que su esposo lo adora y verlo aquí le va a doler, jajajaja, no se diga su hijo Alessandro. Bien, disfrute de su estancia señor Alexander

Me aterré al escucharlo y casi supliqué

—P... por favor, no me deje aquí, yo... yo

No me dejo continuar, pues exclamo

—Estoy enterado de que sufre de claustrofobia y eso es lo que más me encanta, jajajaja, pobre de su esposo, ah, ¿quiere mandarle un mensaje? A ver espere, ahora dígale cómo se siente, le mandaré el video, no se preocupe que se lo haré llegar hoy mismo.

LOS FETICHES DE MI PADREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora