CAPITULO 120

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Los meses pasaron y estaba muy cerca mi parto, mi vientre estaba ya muy grande, los trillizos junto con Alessandro habían elaborado un plan para cuando llegara la hora y no se suscitaran problemas debido a que Alessandro comenzaba ya a dar muestras de mucho nerviosismo, el nuevo recién llegado se llamaba Nicolás, hasta su nombre se parecía, había accedido a todo lo que se le pidió, en una noche de tertulia, se me confesó, me contó lo que sentía, yo lo escuchaba absorta de que la divina providencia estaba ayudándonos, porque estas fueron sus palabras.

—Kiara, quería decirte que... ehm, me enamoré de tu hermano Danko

Mi alma saltó de la alegría, justamente eso era lo que Nicolay deseaba tanto, le indague llena de curiosidad

—Y... dime Nicolás, ¿qué fue lo que te llamo la atención de Él?, porque debes de haberte dado cuenta de que Danko adora a Nicolay, no puede vivir si no está a su lado, se desvive por cuidarlo

Esa linda sonrisa cómplice me comunicaba algo que me llenaba de mucha confianza, entonces siguió diciendo

—Es que justamente eso es lo que me gusta de Él, es incondicional, le demuestra su amor sin importarle quien este presente, lo protege, lo adora

De repente cambio su semblante a uno de tristeza para proseguir hablando

—Lo único que me va a doler es... es cuando llegue la hora, Nicolay me ha pedido de que cuando verdaderamente se sienta muy mal, me va a llamar para que este a su lado, el otro día estuve oyendo que ellos dos hablaban en la sala

Inhalo muy profundo y exhalo largo y tendido para seguir

—Nicolay le hizo prometer a Danko que... que si le sucedía algo, Él no se quedaría solo, sin embargo, su reacción fue ponerse a la defensiva, comenzó a indagarle si es que se sentía mal para llevarlo al médico, a lo que Nicolay le repetía a cada momento que solo era una promesa que deseaba que lo hiciera, porque siempre se debe anticipar, por si acaso, le costó mucho tiempo lograr a que accediera a esa promesa

Yo lo observaba al rostro que estaba muy alicaído, siguió narrando

—Al disimulo me asomé a la sala y los vi besándose, después Danko le decía que no iba a pasar nada, que lo de la promesa fue algo innecesario, sin embargo, le dijo que esa promesa la cumpliría, por sobre cualquiera

Nicolás me miraba a los ojos con tristeza, entonces me atreví a preguntar

—¿Por qué estás triste Nicolás?

Se limpió unas cuantas lágrimas que ya rodaban por sus mejillas para acotar

—Porque no quiero que llegue ese día en que Nicolay se vaya de este mundo, ya está muy cerca y yo... no sé si vaya a soportar, ver a Danko sufrir, me va a doler en el alma, Kiara

Le pedí que se acercara para abrazarlo y decirle que todavía faltaba mucho, además habían planeado adoptar a unos niños y parece que la vida los ha ayudado, porque encontraron a dos hermanos una parejita que se quedaron huérfanos de padre y madre que murieron en un accidente, ya los papeles estaban listos, unas voces se escucharon afuera y entonces le pedí

—Nicolás, júrame que no dejaras que se note tu tristeza, Nicolay debe vivir lo que le falta de vida siendo muy feliz, los niños deben de recibir amor de todos aquí, por favor, ¡júramelo!

Nicolás se sonrió y me prometió que lo haría, se alzó para lavarse el rostro y regresar más alegre, lo hizo, volvió diferente y justo porque entraban Nicolay con Danko riéndose y anunciando.

—¡Tenemos una sorpresa!

Justamente Alessandro no estaba en casa porque se fue al conservatorio, el primero en entrar a la sala bien iluminada fue Nicolay trayendo de la mano a un chiquillo de ojos azules que observaba todo a su alrededor y detrás ingresaba Danko con una niña parecida al chiquillo con los mismos ojos azules que también recorrían la estancia con curiosidad, mi hermano los puso frente a nosotros muy risueño y anuncio.

LOS FETICHES DE MI PADREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora