LOS FETICHES DE MI PADRE

CAPITULO 111

SIGUE NARRANDO KIARA

Yo Kiara Mashluk no estaba dispuesta a dejar plantado al amor de mi vida ni a dejar que las demás tampoco lo hicieran, así que me ideé un plan y por lo visto están llegando los actores, camine hacia todas y hablé con firmeza.

—Cada quien se sube a una moto y nos vamos a la iglesia

Se muraban entre sí con una gran sonrisa mientras otras estaban con su semblante de sorpresa, ayude a que se subieran a las motos y ordené.

—¡A casarnos carajo!

Los guardias hicieron retumbar el ambiente con el sonido de los motores y nos fuimos entre los autos que estaban estancados allí, cruzando por aquí y por allá, hasta que salimos del atrancamiento y ahora, si, el camino estaba libre, la gente nos miraba con asombro, tantas novias en motocicletas.

Llegamos a la iglesia, nos ayudaron a bajarnos, el señor Alexander vino a ayudar a su esposa con su semblante de sorpresa y preguntó.

—¿Qué pasó?, ¿por qué vienen todas en moto?

La señora Alessa muy risueña le narró todo lo acontecido y este lanzo una gran carcajada para decir

—Kiara, eres un amor, con razón tu padre te adora

Todos ya estaban listos, El señor Alexander me dio el brazo conjuntamente con su esposa e ingresamos primero al son de la bella música de entrada de las novias, Serena agarro del brazo a Nicolay que le sonrió, ambos detrás de nosotros, Anna de brazo de su padre igual de feliz, Mara con su padre y los trillizos juntos como siempre.

Las tonadas delicadas se escuchaban en la iglesia y allí estaban nuestros novios brillando de amor y alegría, esperándonos al pie del altar, nos acomodamos con nuestras parejas, el sacerdote no estaba solo, había dos sacerdotes más y los monaguillos, ya la melodía nupcial terminó y comenzó la ceremonia.

Cada sacerdote hablaba mientras todos los novios se observaban a cada momento risueños, mi tío estaba orgulloso allí parado rodeado de sus novios que estaban impacientes a su lado, Nicolay estaba agarrado de la mano de mi hermano Danko que a cada momento lo miraba con amor, le brillaban los ojos. Todo iba normal, hasta que fue el momento del señor Alexander, parece que ya había hablado de esto

Mi papá estaba tan feliz que tomo de la mano a la señora Alessa y la llevo en medio de todos que se movieron para darles espacio, el sacerdote hablo anunciando que renovarían sus votos, el señor Alexander se paró frente a su esposa mirándola risueño y comenzó a recitar sus votos ante el silencio absoluto de todos los integrantes de la iglesia.

Esa declaración de amor, esa declamación de votos fue muy bello, después la señora Alessa hizo lo mismo, recitó los suyos a su esposo, cuando cada quien puso un anillo en el dedo de su pareja y se besaron, el aplauso fue ensordecedor allí adentro.

Regresaron a sus puestos cada quién, entonces la señora Alessa se situó al lado de su esposo con una pequeña canastilla en donde estaban los anillos de mi papá, de Serena y su esposo, el sacerdote iba a casar primero a mi papá y al señor Alexander y Serena.

Fueron contestadas las preguntas y puestos los anillos, ni siquiera el sacerdote pudo decir nada que Serena beso primero a mi papá y después el señor Alexander, las miradas de los otros sacerdotes me causaba risa, ahora era el turno de mi tío Mijaíl con sus novios, entonces mi papá agarro una cajita de terciopelo rojo y se situó en medio, allí estaban los cuatro anillos, los dos sacerdotes anteriores hicieron la ceremonia y los anillos fueron puestos, cada uno beso a mi tío, pero como siempre Giorgio fue al último y prolongo mucho ese beso

Le hice señas al sacerdote que prosiga con la boda de mi hermano, Danko se puso frente a Nicolay y saco un papel de su bolsillo y leyó sus votos, fueron unos votos llenos de amor que hasta a mí me hicieron botar lágrimas, Nicolay lo escuchaba y estaba de la misma manera feliz, pero con sus ojos anegados de lágrimas. Él también saca un papelito y leyó los suyos, fueron bellos, aunque al final le dijo que si algún día él se fuera de este mundo, Danko debería buscar a alguien para ser feliz y continuar con su vida, que no quisiera verlo sufrir.