CAPITULO 161

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NARRADOR

Mijaíl había llevado a Danko junto con Alessandro para ir al encuentro de su otrora amigo y amante, el Don Lucca de la Rúa, que ya estaba esperándolos en su mansión privada. Fueron recibidos por el italiano con alegría y de improviso, sin ningún pudor este agarro a Mijaíl para comérselo a besos, a pesar de que estaba presente su nuevo novio y futuro esposo, quien sonreía al verlo tan feliz.

Mijaíl, ni corto ni perezoso, se aprovechó de agarrarle las nalgas apretándoselas mientras lo besaba, al terminar el Don le exclamo.

—Te adoro Mijaíl, me diste el mejor regalo del mundo, a mi Arthur, ya estamos planeando la boda, mi esposa acepto el divorcio y estoy feliz por eso, me costó mucho dinero, sin embargo, eso no me importa, lo que me importa es que voy a ser libre para casarme con Arthur, lo amo

El ruso presentó a Danko y a Alessandro

—Él es Danko mi primo y Él es el hijo de Alexander

El Don los saludo cordialmente y le dijo a su novio que lo esperara porque se iba a su despacho con los invitados y Arthur solamente le mando un beso volado, los cuatro entraron al despacho y la puerta se cerró dejando adentro a las personas que iban a forjar un plan para el rescate de Alexander.

Casi dos horas después salieron con sus rostros alegres, esta vez Danko sonreía porque le habían asegurado que todo saldría muy bien y el culpable, sería castigado. Lucca se quedó hablando por celular con uno de sus hombres que estaba infiltrado en la organización de Vigo, solo que no estaba en la ciudad, en sus pláticas le informo que esa misma noche regresaría y que averiguaría el paradero de Alexander, el Don cerro la llamada para salir y reunirse con los demás.

En la sala el Don ordenó a uno de sus lacayos que trajera whisky, se les sirvió a todos y comenzaron a platicar. Lucca estaba intrigado con lo que su otrora amante le había dicho sobre los fetiches de Danko, sin pudor alguno le pregunto.

—Oiga Danko, Mijaíl me dijo que a usted le encantan los fetiches como a Él, además de que a sus esposos no les molesta, ¿es cierto tanta suerte?

Danko le narró todo desde el principio, lo de Alexander, lo de su esposa, sus travesuras con su primo y de cómo aprendió a considerar los fetiches como algo para introducirlo en su vida, al final le dijo que se casó con Alexander al fin y con Serena. El Don estaba maravillado con esa noticia, su novio Arthur estaba anonadado con esa información, pues, en su vida jamás había conocido a un bisexual como lo es Danko

Esas horas en la mansión hicieron que sus visitantes se tranquilizaran un poco, pues el licor los embriago adormeciendo sus nervios, el Don a eso de las ocho de la noche recibió una llamada de su infiltrado que le avisaba que estaba a punto de llegar a la mansión, entonces el italiano se levantó pidiendo permiso para irse a la puerta de entrada y ordenar que le den paso a una persona que llegaría, sin pedirle nada de información ni nada, esto siendo asentido por sus lacayos.

El italiano dueño de casa regreso a la sala para sentarse nuevamente al lado de su novio, los demás continuaban con sus conversaciones, hasta que una sombra se vio que llegaba hasta la sala y se apreció una figura alta ahí que saludó.

—Buenas noches

El Don lo invitó a entrar mientras le indagó casi al mismo tiempo

—Hola, Dimitri, ¿qué averiguaste de lo que te solicité?

Dimitri, sin saber quiénes eran esas personas sentadas con su jefe, comenzó a hablar

—Bien, desde que llegué al país, indagué a los que conseguí como amigos y para mi gran suerte tres de ellos fueron quienes ayudaron a secuestrar al tal Alexander y pues me tomé algunos tragos fingiendo que los felicitaba por su buen trabajo, entonces entre pláticas me dijeron el sitio exacto en donde lo tiene, solo que hay un problema, mi señor.

LOS FETICHES DE MI PADREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora