CAPITULO 170

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NARRA SEBASTIÁN EL GINECÓLOGO

Ese energúmeno del esposo de Serena me revienta mi paciencia, yo creí que se quedaría con ella en este momento en que estaba mirando a sus hijas, sin embargo, nada, ni bien mi colega le hablo del otro esposo se fue dejándola abandonada como si no valiera nada, ver su carita triste me doblego el corazón, no aguante más y fui a abrazarla para consolarla, lo que ese hombre hace es algo muy doloroso

Ella me abrió su corazón contándome lo que está pasando, yo escuchándola, entendiéndola, hubo un momento en que nuestras almas se conectaron fue algo que no podía predecirlo, simplemente sucedió, acercamos nuestros rostros y juntamos nuestros labios para generar un beso, pero no un beso cualquiera, sentí un beso ávido de atención, un beso arrollador, en ese instante olvide que era una mujer casada, me deje llevar de mis sentimientos, todo a mi alrededor desapareció, me sentí que volaba por los cielos.

Estaba por recoger unos exámenes en recepción y lo vi, mi sangre comenzó a hervir, ganas no me faltaban de agarrarlo a golpes, el muy estúpido está ahí muy campante mientras Serena sufre por Él. Yo aquí parado mirándolo, lo odio. Se fue al ascensor en compañía de otra persona, casi voy a enfrentarlo, sin embargo, estaba en mi trabajo y por ética profesional no puedo dar espectáculos

Creo que se percató de que lo estaba observando, bah, no me importa, terminé de hacer mi trabajo y me fui a mi casa. Estaba muy inquieto, mis manos nerviosas tamborileaban a cada momento, la imagen del esposo de Serena me mantenía con rencor, me recordaba su faz triste, sus lágrimas caer por sus mejillas, ese idiota la hace sufrir y yo, sin poder intervenir para librarla de ese maldito tormento

Solté un grito furioso

—¡Maldito infeliz!

El celular comenzó a vibrar lo tomé para ver quien llamaba y era mi prima, contesté y después de saludarnos, me preguntó por la salud de la señora Alessa, porque le estamos dando seguimiento por su problema del corazón, le informé que no había problemas porque la cuidaban en todo sentido, después me indago por Serena y le dije que ella estaba bien, sin embargo, imprudentemente solté un improperio en contra del esposo

Solamente hay algo que me enerva, 

el esposo es un grandísimo estúpido, que no le da la importancia que ella merece, 

la deja sola en los momentos en que ella lo necesita (solté un bufido antes de continuar

ese hombre está más pendiente de su otro esposo que está en coma, 

Ni siquiera le aviso que se iba, la dejo llorando, ¡maldita sea!

La voz de la doctora cambio a una de preocupación, porque me preguntó

Sebastián, ¿qué está ocurriendo?

¿Por qué te expresas de Danko de esa manera?

Trate de tranquilizarme un poco para hablar

Es que me toco ser testigo de su proceder

Serena estaba en consulta sola, ¿puedes creerlo?

Sola, después vino la señora Alessa,

ella se fue para traer a ese hombre ¿y para qué?

Para nada, porque vinieron a decirle algo de su otro esposo

Y Él, simplemente se fue, ¡se fue sin decirle nada!

La dejo llorando, Serena lloraba desconsolada

Y yo, la tranquilicé, justificaba lo que ese hombre hacía

LOS FETICHES DE MI PADREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora