CAPITULO 128

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Fue una velada maravillosa, mis hijos se fueron a descansar, mis nietos no dejaban de darme cariño, este trío son muy unidos, mi hija los controla muy bien, Alessandro es muy acolitador y eso hace que Kiara se enoje a veces, al despedirse para regresar a su casa no querían soltarme, me tenían prisionero en el sofá, Alessandro los jalaba casi rogándoles que me soltaran y nada, sin embargo, mi hija se acercó sonriente y solo ordeno

—Vamos a casa ya, dejen a su abuelito ya, debe ir a dormir, despídanse de una vez

Los tres se despidieron no sin dejarme besuqueado por todo mi rostro, me encantaba su amor, me hacía recordar cómo se comportaba mi hija cuando tenía su edad, hasta el final iban gritando alegres

—Hasta mañana abuelito

Mi hija fue la última en abrazarme y decirme

—Hasta mañana papá, te amo, soy tan feliz, sin tu guía no sé qué hubiese hecho de mi vida, ah y mañana vamos a la casa de la playa, quiero dejar todo listo para celebrar la boda allá, ya convencí al sacerdote para que oficie la boda en la playa, va a ser una sorpresa para mi hermano y Nicolás

Me dio un último beso y se fue, Alessandro solo avanzo a despedirse de mano, porque los niños estaban prácticamente colgándose de su cuerpo, haciendo reír a mi hija, entraron todos en el auto y se fueron, sentí que alguien rodeaba mi cintura por detrás y la voz de Alexander

—Ya me voy con Alessa, arriba mi amor, quedas libre para estar con Serena, sabes que ella te ama, dale ese gusto, hazlo con ganas, ella se merece no solo tu potencia, sino tu cariño, Serena te está dando su vida por completo a ti, además te dio dos maravillosos hijos

Me beso en la nuca haciendo que me erizara por completo, el muy bandido me dejo calentándome antes de irse, lo mire y lo vi irse caminando, verlo hacerlo me gusta, camina muy erguido, con elegancia, despide lujuria por donde pasa, subió la escalera mientras me di vuelta para cerrar la puerta, camine solo algunos pasos y escuche una melodía cantada por una voz hermosa, llegue hasta la puerta de la cocina y vi a Serena que estaba acomodando la vajilla en la cocina mientras cantaba

Se meneaba moviendo ese lindo y firme trasero, mientras la observaba, me sentía orgulloso de tener a una esposa amorosa, lo que me daba un poco de culpa era no darle el amor que ella se merece, pero, aunque lo quisiera, no puedo, mi amor tiene un solo dueño y ese es Alexander, me imagino que pidió a las empleadas que ella mismo quería arreglar la cocina

Me quedé allí parado sonriendo en silencio hasta que vi que se secaba las manos con una toalla de cocina, al darse vuelta me vio, me dedico una bella sonrisa y casi corrió para abrazarme y besarme mientras susurraba

—Danko, mi amor, me estabas espiando, es que estabas despidiéndote de Kiara y pensé en aprovechar el tiempo, así que mira, quedo todo limpio

La miré sonriente y la tomé en mis brazos de sorpresa, ella se agarró de mi cuello y con el pie cerré la puerta de la cocina e hice un esfuerzo para ponerle seguro, Serena me indago

—Mi amor, pero ¿qué estás haciendo?

Cerca de su oído le acoté con mi voz llena de deseo

—Te voy a hacer el amor aquí y ahora

La senté en el mesón de mármol, me metí entre sus piernas para besarla con ardor, con deseo, recibiendo de su parte lo mismo, nos desnudamos con una rapidez bárbara, nos acariciamos como locos, bese palmo a palmo su bello cuerpo, succionaba sus pezones escuchando sus gemidos, sus manos acariciaban mis cabellos, mis hombros cuando lo hacía, mi polla estaba dura, no sabía a qué hora ya enterrarme en ella, opte por alzarla y estando allí sosteniéndola la penetre y la movía de arriba hacia abajo para follar, esa posición nunca se lo había hecho, la escuchaba y a la vez la veía gozar como la embestía, ella se agarraba de mi nuca

LOS FETICHES DE MI PADREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora