CAPITULO 117

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Parado allí en el umbral de la puerta, la observaba como se movía tan feliz, eso me destrozaba porque sé muy bien que ella esta alegre porque me ama y se casó conmigo para estar juntos como lo dijo el sacerdote, pero ahora debía hablarle con la verdad, una verdad que se me revelo debido a la estupidez que cometí en mi luna de miel.

Recordaba de la locura que ella mismo nos propuso, eso hacía que yo más estuviese preocupado en que como tomaría esa dolorosa verdad que estoy a punto de soltar, mis manos y piernas estaban muy inquietas, me llene de valor y entre decidido a hablarle, justo se dio vuelta sonriente y me menciono.

—¡Danko!, mi amor

Se acercó con los brazos abiertos para abrazarme muy fuerte, eso más me acongojaba, sin embargo, la abrace también, le tome de la mano pidiendo sonriente.

—Vamos al jardín, yo... quiero que hablemos

Caminamos hasta el jardín, trate de irnos lo más adentro posible, allí están algunas bancas para sentarse, nos sentamos juntos en una, Serena se desvivía abrazándome, agarro mi rostro para unir sus labios con los míos para besarnos, la verdad es que si me gusta besarla, lo hice con deseo, porque la quiero, eso no puedo negarlo nunca.

Terminamos de besarnos cuando hablo ella primero divertida y alegre

—Mi amor, Alexander se fue con Alessa, nos dejó solitos, es lindo estar aquí disfrutando de este bello paisaje, el crujir de las hojas de los árboles, sentir la brisa de acá afuera y estar contigo aquí mi amor

Yo la observaba risueño tratando de no dejar entrever mis sentimientos que estaban en pleno revuelo, sin embargo, respire hondo para hablar muy seriamente con ella y comencé.

—Serena, por favor, ¿puedes escucharme?, yo quiero decirte algo

Dejo de reírse para mirarme los ojos y preguntar

—¿Pasa algo, mi amor?, te veo raro, un poco distante, te noto que estás como nervioso

Le tomé de las manos para comenzar a hablar

—Serena, ¿te has dado cuenta de mi reacción cuando Alexander se enoja conmigo?

Serena me respondió de inmediato un poco enojada

—Sí, mi amor, es que Él es tan posesivo, no quiere compartirte con nadie, ya te conocía como eres, de tus gustos, ustedes ya se conocían desde que eran jóvenes, esa parte de Alexander no me gusta, a pesar de que hablamos y dio su brazo a torcer, pero

Hizo un pequeño silencio sin dejar de mirarme para proseguir hablando

—Mi amor, ahora que me lo preguntas, es cierto, tú cuando lo ves enojado tiemblas, eso es algo que nunca te había visto hacer, es como si lo que Él pensara de ti te importara demasiado

Hablé con premura, ya que deseaba sacarme lo que llevaba por dentro

—Es que... sí me importa demasiado, yo... ehm, Serena con lo que sucedió en la luna de miel, me di cuenta de qué...

La miraba a los ojos, esos ojos curiosos y atentos que no dejaban de verme, estaba seguro de que esos dulces ojos iban a llenarse de lágrimas y eso me dolía el corazón, volví a decir.

—Serena yo... yo realmente amo a Alexander

No me dejo terminar porque me interrumpió con una dulce sonrisa y su delicado dedo índice en mis labios

—¡Lo sé, mi amor!, eso lo he sabido siempre, tú amas a Alexander más que a tu propia vida, por Él eres capaz de mover el mundo

Se levantó tranquilamente dejándome bocabierta con sus palabras, igualmente no me dejo hablar porque me hizo ese sonido poniendo, en cambio, su dedo índice en sus lindos labios y luego se carcajeó feliz saltando mientras me decía.

LOS FETICHES DE MI PADREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora