CAPITULO 108

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Estábamos conversando cuando las voces de mi tío Mijaíl y la señora Alessa que entraban diciendo cosas sobre la reacción de alguien, pero no entendía nada, hasta que llamó a todos para hacer un anuncio, nos levantamos para ir a reunirnos, nos pidió que nos sentáramos y mi tío fue quién comenzó a hablar.

—Bien, querido público aquí presente, les tenemos una gran noticia

Nos observó a todos primero y se sobaba las manos, así todo risueño soltó la noticia

—¡Mañana me caso yo también! 

Todos nos quedamos en shock, no así los trillizos, que gritaron a más no poder de felicidad mientras corrían a reunirse con su futuro esposo que esbozaba una inmensa sonrisa.

—¡Siiii!, Mijaíl, mi amor

La señora Alessa se puso a su lado mientras era abrazado por sus novios, para decir también

—Ya compramos todo lo necesario para la boda, los trajes de novios y novias

Más fue la algarabía de los trillizos, mi pobre tío no podía ni respirar de tantos besos y abrazos de alegría y felicidad de parte de sus novios, los demás también fueron a felicitarlos, era un bullicio allí adentro, los aplausos no se hicieron esperar, Serena ayudo con las bolsas que cargaba la señora Alessa, subieron a dejarlas en las habitaciones de arriba.

Poco después bajaron murmurando cosas entre ellas, al entrar de nuevo a la sala, Serena fue a sentarse al lado de mi papá, no así la señora Alessa que se quedó en el centro de la sala con sus manos ansiosa moviendo, las a cada momento mientras observaba a todos y soltar con gran alegría.

—El sacerdote se desmayó cuando le dimos la noticia de que se iban a casar cuatro personas más, jajajajaja

Todos se rieron y más cuando mi tío Mijaíl narró lo que sucedió después

—Lo levanté y entramos hasta su cuarto donde se cambia de atuendos para la misa, encontramos una cama, lo acosté y... y, jajajajaja

Se atragantaba al narrar, parece que algo gracioso sucedió porque casi no podía proseguir con el relato, la señora Alessa también se carcajeaba escuchando, porque me imagino que fue testigo de todo lo que está narrando mi tío.

—Me... me agarro de la nuca y... jajajaja, no podía creerlo, jajajaja, ¡me beso!, jajajaja, me beso el sacerdote ese, jajajaja

Las risotadas en la sala fueron estruendosas, todos reíamos hasta yo, pero como no reírse de todo lo que nos estaba contando mi tío, el sacerdote lo beso y más cuando siguió describiendo ese candente beso.

—Me metió la lengua y gemía, jajajaja, ¿verdad Alessa?, tú lo escuchaste

La señora Alessa no se aguantó y comentó aseverando todo

—¡Es cierto!, gemía y cuando lo soltó, jajajaja, le dijo otro nombre, jajaja, creo que pensó que besaba a su amante, jajajajaja

Más se incrementaron las carcajadas allí en la sala, mi tío tuvo que sentarse porque creo que ya se le salía la orina, hasta que se levantó y se fue corriendo al baño de empleados, la señora Alessa no paraba de reír, se sentó al lado de su esposo que la abrazó riéndose también, ese acontecimiento jocoso fue en grande.

Serena muy alegre indagó mirando a los trillizos

—¡Oigan ustedes tres!, ¿ya tienen algo prestado, algo usado, algo viejo, algo nuevo? Es la tradición

Los tres se miraron entre sí cuando Giorgio respondió

—No, es que creíamos que quizá nos casaríamos en Rusia

LOS FETICHES DE MI PADREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora