CAPITULO 169

118 5 1
                                    

Cuando su voz llegó a mis oídos me petrifiqué como una estatua, solamente fijé mis ojos en Serena, que se veía mucho más tranquila, aunque tenía unas ojeras muy prominentes, mi hija le asintió con su cabeza, me miró para decirme

—No olvides lo que te pedí, papá

No dije nada, solamente me quedé parado ahí en silencio. Serena me tomó de la mano para hacer que me sentara en un sofá y ella se sentó a mi lado. Yo comencé a hablar un poco nervioso

—Serena, yo... yo, quisiera que me perdones por mi torpeza, sé que me he portado como un estúpido. No he valorado tu amor, no... no te he tratado como te mereces, ¡perdón!

Agaché mi cabeza un poco, pero, sentí que su mano se posaba en mi mandíbula para alzar mi cabeza y decirme

—Danko, yo... te entiendo, (hizo una larga pausa antes de proseguir) Te he entendido desde el principio, solo que... solamente esperaba un poco de ti, pero... He esperado mucho tiempo, además, creí que al estar esperando a nuestros hijos, te preocuparías un poco, pero, ¡he sido una completa ilusa!

Ver su decepción, duele, sin embargo, ella continuó con la plática

—Sabes que mi amor solamente ha sido tuyo, pero, nunca recibí de ti lo mismo, yo, callaba, con la esperanza de que algún día rectificaras, sin embargo, eso jamás sucedió. Lo que rompió mi corazón fue cuando me dejaste sola en ese consultorio, como si yo no existiera para ti.

Se recostó en el sofá para decir

—Sucedió algo dentro de mí, al verte marchar, todo mi mundo se desmoronó, quedé devastada, entonces alguien me consoló al verme tan sola y sufriendo esa decepción

Yo al oírla me sentí muy culpable de haberle hecho tanto daño, aunque me causó curiosidad lo que dijo que alguien la consoló, supuse que hablaba de Alessa, pues ella estaba ahí con nosotros. La interrumpí para decir

—Serena, yo... yo he reflexionado de mi comportamiento contigo, sé que no te he dado tu lugar de esposa, que no te he amado como te lo mereces. Con lo sucedido con Alexander, me he alejado mucho más de ti. Debo decirte que, no debí alimentar tu amor hacia mí, mientras yo, yo simplemente te di por hecho. (me hinqué en una rodilla para tomar sus manos y suplicar) ¡perdóname, por favor!

Las lágrimas salieron como una cascada de mis ojos, realmente estaba arrepentido de mi trato, la lastimé muy duro, entonces sentí su tibio aliento en mi cabeza y decir

—Te perdono, Danko, no puedo odiarte, no te tengo rencor

Abracé sus piernas con mucha fuerza mientras lloraba a mares, sentía sus manos acariciar mis cabellos, después me alzó mi cabeza y miré sus ojos que estaban sin ningún dejo de rencor, me señaló su vientre y yo de inmediato lo abracé para sentir a mis hijos que estaban ahí dentro, besaba su vientre mientras decía en voz baja

—Mis niñas, aquí está su padre, un tonto que no supo valorar el amor de su madre, pero, yo, las amo con toda mi vida

Un buen rato estuve así con mi cabeza en el vientre de Serena, hasta que escuché su voz diciendo

—Danko, debo hablar contigo de algo muy serio, ¿podrías sentarte, por favor?

Eso no se escuchaba nada bien, comencé a preocuparme de lo que seguía a continuación, así que me senté sin dejar de mirarla, resopló un poco para hablar, cuando soltó algo sin anestesia que me dejo helado

—¡Amo a otro hombre!

Me quedé sin mover ni un solo músculo, no creía lo que acababa de escuchar, le pregunté tartamudeando

LOS FETICHES DE MI PADREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora