CAPITULO 116

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Opté por regresar donde estaba sentado, Serena no pronuncio palabra alguna, simplemente me agarro un brazo para recostarse allí, yo estuve pensativo algunas horas, hasta que recordé a mi hija y tome el celular para llamarla, le anuncié que después de un tiempo llegaríamos y que deseaba verla, o mismo me dijo mi hija, nos despedimos y guarde el celular.

Me recosté a dormitar el tiempo que faltaba hasta llegar al hangar privado, el movimiento del avión hizo que me despertara, porque me había dormido, aterrizamos y entramos al hangar, cuando ya pudimos descender por la escalerilla, Alexander se adelantó acelerando el paso para bajar Él primero, nosotros fuimos detrás, ya estaba subido en el auto en la parte delantera, nosotros nos sentamos en la parte de atrás.

Mi esposo iba en un horrible silencio que me estaba consumiendo, a ratos me observaba por el espejo con su mirada asesina, estaba muy enojado, vi que se recostó un poco cerrando sus lindos ojos evitando de esa manera verme, yo me sentía en la mierda, solo estaba ansioso por calmarlo, por escuchar que me perdona.

Llegamos a mi casa, salimos casi juntos del auto, pero Alexander camino sin siquiera dirigirme una mirada, yo me apresuré a alcanzarlo pidiéndole que me hablara, que no me diera la espalda, rogando su perdón, hasta le tome de un brazo se soltó furioso, gritándome, no le importo que todos lo escucharan, me reclamo lo que hice, hizo una pantomima sobre mí.

Se volteó para mirarme y reclamarme a viva voz, tenía toda la razón de decirme esas palabras crueles, lo que no presentí jamás era que haría de golpearme con tanta fuerza, me sentía tan culpable, que lo deje que desquitara ese dolor tan grande que llevaba dentro, solo recibía mucho dolor en mi cuerpo, hasta que solo vi oscuro.

Cuando desperté escuchaba que me hablaban con cariño, era la voz de Serena, después noté una sombra grande y al poder ver mejor me fije que era Alexander, su semblante había cambiado, ya no estaba enojado, se lo veía más como arrepentido, comenzó a pedirme perdón, a decirme que comprendía que yo soy así, que haría lo mismo que mi esposa, apoyarme.

Estaba Alexander agarradas mis manos con la suyas pidiéndome perdón, cuando la puerta se abrió de un solo golpe, Robert estaba parado en el umbral cuando preguntó lo que había sucedido, Serena sin medir consecuencias le narro los golpes que Alexander me propino, entonces comenzó a gritar reclamándole, ambos se gritaban fuerte ya, era momento de parar esto o si no hubiese habido una fuerte pelea, porque conozco a Robert, les pedí que dejaran ya de discutir, entonces Robert me pregunto si me sentía mejor y le dije que si, que solo deseaba habar con mis esposos, que quería estar solo con ellos.

Kiara se acercó para decirme en voz baja que habían hablado con Alexander, que había comprendido todo y me insto a que sea muy feliz con ellos dos, me dijo que había llegado mi hijo con su esposo y los demás, al quedarnos solos, Alexander me pedía perdón por haberme golpeado, me juro que iba a cambiar, que entendía cuál era mi naturaleza, que me amaba demasiado.

Le pedí a ambos que se acercaran a mí, quería besarlo, quería amarlos, a pesar del dolor que sentía los acaricie a ambos que se acostaron a mi lado, allí nos besamos mucho tiempo, Serena me pidió que mejor descansemos, que iba a traer para comer acá los tres solos, que era mucho más privado, que más tarde bajaríamos a saludar a los demás.

Serena trajo la comida, conversamos, ya Alexander estaba más tranquilo, yo engullía la comida a pesar del dolor de mi mandíbula, me quejaba a momentos y mi esposo al escucharme se desvivía con los «perdóname y lo siento», pero eran en vano, pues no tenía nada que perdonarle, me amaba y para mí eso me bastaba.

Serena se levantó para bajar, se despidió de nosotros diciendo melosa mientras recogía toda la vajilla que había traído acá arriba.

—Ustedes deben resolver un problemita, mis amores, los dejo solos, cuando terminen bajan a saludar, adiós, los amo

LOS FETICHES DE MI PADREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora