CAPITULO 167

61 3 0
                                    


NARRA ALESSA

Ver sus expresiones de haber sido agarrados en situación embarazosa, ambos estaban sonrojados y con la boca abierta, entonces Serena se animó a hablar

—Alessa, yo... ehm, yo, Dios mío

Intervine para decir

—Serena, estoy segura de que esto (hice una pausa) esto es culpa de Danko

El ginecólogo estaba en silencio, a lo que seguí diciendo

—He sido testigo de la forma en que te trata, mira ahora mismo, te dejo ahí sola, sin siquiera regresar su mirada o acercarse a ti para pedirte disculpas de que va a irse o que va a regresar pronto, ¡nada!, solo... se fue, ¿y tú qué? ¿acaso eres... una estatua?

Entonces el ginecólogo se levantó del sofá para recalcar

—Eso es lo que le digo, ese hombre no la ama, no le da su lugar, para Él, su esposo es su vida y... ella, ah, quisiera ir a golpearlo por tratarla de esa manera

Entendí que ese hombre se había enamorado de Serena y por lo que vi, ella también, Danko va a perder una valiosa mujer, una mujer que siempre lo ha valorado, lo ha apoyado, lo ha amado, sin embargo, Danko no se ha comportado como debe de ser, la pobre más parece un adorno en casa y eso no es justo.

Verla tan triste, sus ojos llenos de lágrimas mientras ese hombre está arrodillado ante ella tratando de consolarla con palabras de amor, de apoyo, ambos abrazados, me recosté en el sofá, cerrando mis ojos y divagando en la situación, el tiempo pasaba y no se sabía nada de Danko. Me levanté para irme prometiéndole a ambos que su secreto estaría a salvo conmigo.

Salí caminando, muy despacio, cerrando la puerta, muy despacio detrás de mí. Cuando llegue a la sala de estar solamente me encontré con mi hijo y pregunté

—Mi amor, ¿has visto a Danko?

Me respondió con seguridad

—Debe de estar acompañando a mi papá, ¿quieres hablar con Él?

Lo observé a los ojos para decir

—Voy a la habitación de tu padre, solo... solamente quiero ver cómo se encuentra

Mi hijo volvió a sentarse mientras yo caminaba a paso lento hacia la habitación de mi esposo, iba pensando en todo, preferí no decir nada, abrí la puerta muy despacio metí un poco mi cabeza y atisbe a Danko dormido recostado en la cama de Alexander, intuí que dormía y volví a salir de nuevo para regresar a la sala de espera. Cuando me senté al lado de mi hijo me informo que los demás estaban en la cafetería y me invito a acompañarlo y tomar algo, le acepte y fuimos en el ascensor.

Cuando regresamos vi a Danko que salía de la habitación de Alexander, lucía cansado, caminaba muy despacio, le pedí a mi hijo que lo ayudara a sentarse, así lo hizo, entonces me senté a su lado para indagar

—Danko, ¿te sientes bien?, te noto cansado, agotado

Me miró con sus ojos semicerrados para decir

—Estaba dormido, solo que... sentí que alguien me movía y me desperté, por un momento, solo... por un momento creí que era Alexander, pero... no, no había nadie ahí dentro, entonces salí por un momento y te vi venir con Alessandro

Le seguí hablando, pues me preocupaba su aspecto, su semblante cansado

—Danko, ¿no quieres ir a casa a descansar? Aquí debes sentirte incómodo, además Alexander estará bien cuidado por los médicos

Resoplo un poco antes de hablar

—Prefiero quedarme aquí, quiero estar a su lado

Aprovechando su respuesta mencioné

LOS FETICHES DE MI PADREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora