CAPITULO 124

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Unos días pasaron y una grata noticia recibimos todos, la señora Alessa era dada de alta, el señor Alexander salía con ella sentada en la silla de ruedas, sonriente, todos fuimos a abrazarla, los niños debían quedarse un tiempo más, estarían vigilados, bien cuidados, Alessandro en cuclillas allí abrazando las piernas de su madre decía.

—Mamá, por fin, estás bien, mis hermanitos se van a quedar, yo vendré a darles una vuelta todos los días hasta que salgan

Mara estaba con su prominente vientre junto a Ibar, ella abrazó a su madre diciendo feliz

—Gracias, mami, me diste dos hermanitos y yo... después de unos meses te daré un nieto

Todos acompañamos a la nueva mamá a casa, allá fuimos recibidos por mi papá, mi hermano con su esposo, nos sentamos en la sala para conversar, Nicolás había salido a comprar unas golosinas para Nicolay que últimamente estaba con antojos, los hijitos de ellos dos abrazaron a todos, eran muy cariñosos.

El tiempo siguió su curso, debido a los medicamentos Nicolay había mejorado mucho, estaba más alegre y activo, Serena una noche comenzó con los dolores en su vientre, otra vez las carreras, pero esta vez mi papá estaba mucho más impaciente, alteraba a todos en cómo se comportaba ya comenzaba a gritar desesperado, apuraba a todos hasta que el señor Alexander se enojó mucho y le ordeno irse con Él a la clínica y que Alessandro la lleve a la clínica junto a Nicolás que ya tenían todo listo para esta ocasión.

Los gritos desesperados de mi papá dejaron de escucharse, mientras mi esposo, Nicolás, Danko y su esposo bajaban por la escalera trayendo todo para irnos a la clínica, Serena salió acompañada de Kuki que había llegado de visita, subimos a los autos rumbo la clínica en donde ya estaban listos esperando la llegada de la paciente, algo paso que vi que Nicolás optó por quedarse en casa.

Subimos el ascensor con las enfermeras, en cuanto las puertas se abrieron mi papá que estaba en la sala de espera, al notar quien salió se adelantó a toda prisa para llegar a Serena y pedirle que se calmara, que la quería, el médico cirujano salió en ese preciso momento y miro a mi papá y le pidió muy serio.

—Señor Danko, usted debe quedarse en la sala de espera, está muy nervioso y no quiero que interrumpa mientras le hacen la cesárea a su esposa, eso fue todo porque comenzó a reclamar

—¿Y por qué no? Alexander, si entro cuando fue su esposa, yo también tengo derecho de estar al lado de ella, es mi deber estar a su lado.

El médico lo observaba y salió la ginecóloga para hablar con mi papá

—Señor Danko, quiero preguntarle algo, ¿quiere que sus hijos y su esposa estén bien, verdad?

Su respuesta fue de inmediato

—¡Claro que sí!

Ella prosiguió muy seriamente

—Entonces le pido encarecidamente que se quede aquí, usted se encuentra muy nervioso y puede complicar las cosas, sabe usted muy bien que cuando yo le digo algo es porque tengo toda la razón, así que escúcheme bien, dejaré que el señor Alexander vaya a acompañarla, ella estará bien, no se preocupe

El señor Alexander lo abrazo después tomo el rostro desesperado de mi papá y le hablo

—Mi amor, sabes que ellos tienen mucha razón, estás muy nervioso, déjame que yo voy a acompañarla, la cuidaré mi amor, tú quédate tranquilo aquí en compañía de nuestros hijos, te amo Danko y solo deseo que seas feliz, ten paciencia ¿sí?, ¿me prometes quedarte tranquilo?

Mi papá le contesto ya más tranquilo

—Sí, te lo prometo, más al saber que eres tú quien va a estar a su lado, anda con ella, yo... me quedaré aquí

LOS FETICHES DE MI PADREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora