CAPITULO 129

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Llego el día de la boda de Danko con Nicolás, Kiara se llevó a Danko a su casa para vestirlo allá y llevarlo a la casa de la playa ya acondicionada para la ceremonia y la respectiva fiesta, por acá a Nicolás lo tenían aterrado las mujeres, lo bañaron y nosotros nos reíamos al escucharlo pedirles que quisiera bañarse solo, pero Alessa le decía que no, que era primordial que ellas lo hicieran

Nos sacaron de la habitación a Alexander y a mí, ya nosotros estábamos listos, Kiara me llamo por el celular pidiéndome que vaya a recoger al sacerdote, le conteste que iría de inmediato, pero le resople a mi esposo diciendo que nos iba a privar de ver el espectáculo de ver y oír a Nicolás que se quejaba como niño chiquito, pero como siempre mi esposo me empujo para irnos, en el camino le decía que me sentía tan feliz de que mi hijo volvería a casarse con el amor de su vida, que Dios y Nicolay le pusieron a su amor en el camino

Llegamos a la iglesia, ya el sacerdote estaba listo, al vernos nos saludó y entro al auto, solo que traía a alguien con Él, ambos ingresaron en la parte de atrás del auto, hablaba mucho con ese joven, todo estaba tan natural, los dos creíamos que era un ayudante hasta que nos quedamos boca abierta al verlos besarse allá atrás, mi esposo y yo nos miramos y sonreímos nada más

Llegamos hasta la casa de la playa, todo estaba hermoso, muy bien decorado, dejamos el auto en el estacionamiento, el sacerdote acompaño a Alexander hasta el sitio en donde oficiaría la ceremonia, el joven solo ayudo a colocar todo y se fue a sentar en una de las sillas de invitados sonriéndole al sacerdote

Fui a buscar a Kiara, estaba muy ocupada, sin embargo, pude admirar todo el trabajo allí, sentí que me jalaban el pantalón y vi que eran los hijos de Nicolay y de Danko, estaban bien vestidos, querían saludarme, me decían "abuelito" y yo los trataba como mis nietos, el mismo cariño para ellos, ambos cargaban los anillos, al disimulo me pidieron que les diera unos caramelos que estaban encima de la mesa, que su tía Kiara les había dicho que más tarde les daba, pero que ella estaba muy ocupada

En la mesa había toda clase de golosinas y pasabocas, me señalaron unos rosados y les di solo uno para cada uno, les pedí que se sentaran en un sitio para que no se ensuciaran, se despidieron con un beso en mi mejilla y se fueron, me senté unos momentos y recordé el castigo que les había impuesto a Mijaíl con los trillizos, los engañe a todos ellos y cayeron en mi trampa, les hice sentir lo mismo que Alexander, porque los deje encerrados a cada uno de ellos, solos en una pequeña bodega, no sospecharon nada, como eran herméticas no había nadie quien los escuchara, los deje cuatro horas encerrados, cuando volví para sacarlos estaba todos asustados, porque los deje a oscuras en esos sitios

Escuche que mi hijo Danko me llamaba

—Papá, ¡hey!, estoy acá

Me levanté para ir a su lado y una puerta se abrió dejándome ver a Mijaíl con sus esposos, todos vinieron a saludarme, como ya había pasado lo del castigo, volvimos a ser la misma familia unida, todos halagaban a mi hijo de que estaba guapo, de que Nicolás cuando lo vea le va a encantar, y en verdad que mi hijo estaba muy atractivo y feliz, eso es lo que yo deseaba tanto, ver esa dulce sonrisa y no su semblante de dolor como cuando murió Nicolay

La voz de mi dulce Kiara escuché que se acercaba, sentí un abrazo

—Papá, bienvenido, ya está todo listo

La abracé y le di un beso en su frente agradeciendo

—Gracias, mi amor, gracias por ayudar a tu hermano a ser feliz de nuevo

Comenzaron a llegar todos los invitados, las sillas estaban ya siendo ocupadas por los recién llegados, hasta que unas voces chillonas escuche y sonreí, ya sabia de quienes eran esas voces

LOS FETICHES DE MI PADREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora