NARRADOR
La puerta de la habitación ocupada por el paciente en coma se abrió, dejando ver al médico que ingresaba con su semblante frío. Llegó hasta la cama y habló
—Bien, ha despertado, quería pedirle que me diga: ¿cuántos dedos ve? (dijo esto mientras tenía levantados dos dedos)
El paciente respondió: —Veo dos dedos
El médico asintió con su cabeza, después le pidió que siguiera el movimiento de su mano, después con una pequeña linterna iluminó su rostro para después fijarse en los ojos. Al terminar, exclamó mientras lo observaba fijamente
—Parece que todo está bien, mmmm, ¿recuerda su nombre?
La voz del paciente se oyó decir preocupada
—Yo... N... no recuerdo nada
El médico volvió a hablar
—El nombre de Alexander, ¿le parece conocido?
Él, sin quitar la mirada del doctor, contestó ya con voz temblorosa
—No, no sé quién es y... y tampoco sé quién soy yo, ¡maldición! No recuerdo nada, ¡nada!
El médico le pidió que se calmara, pidió disculpas de que se iba a ausentar por un momento, ya afuera sacó su celular para llamar a alguien, el tono de llamada se oyó, sin embargo, nadie respondía, escribió un mensaje, entonces optó por cerrar esa llamada y volver a intentarlo, pero con otra persona y esta vez sí recibió respuesta
Aló
Aló, señor Alessandro
Le tengo una grata noticia
Su padre acaba de despertar
El grito eufórico de Alessandro se escuchó
Gracias, Dios mío, ¿está bien mi papá?
Sí, pero, creo que debería venir
Su padre perdió la memoria
La voz de Alessandro se escuchó llena de preocupación
¡Por todos los santos! Justamente estoy cerca
Llegaré en unos diez minutos
Bien, lo espero
Cerró la llamada, para regresar con su paciente, se sentó en una silla cerca de la cama para seguir hablando
—Llamé a un familiar suyo, quizá al verlo recuerde algo, debe de saber que aquí en la clínica, todos lo conocemos, pues no es la primera vez que usted está aquí. No se preocupe, usted no está solo, tiene una familia muy numerosa y sus esposos también vendrán a visitarlo
El paciente no dejaba de observarlo fijamente hasta que acotó
—La verdad es que no sé de qué familia me habla, no recuerdo a nadie, ni siquiera me recuerdo a mí mismo (alzó su rostro para indagar). ¿Cómo llegué a este lugar? ¿qué es lo que sucedió?
Estas preguntas ponían al doctor en una situación nada relajante, así que optó por decir
—Creo que no soy la persona indicada para proporcionarle esas respuestas, señor Alexander
El paciente, al oírlo pronunciar ese nombre, reaccionó diciendo
—Alexander, ¿ese es... mi nombre?
El doctor respondió con seguridad
—Sí, ese es su nombre, Alexander Volkova, ¿le suena?
Él contestó nervioso —N... no, no me suena nada
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LOS FETICHES DE MI PADRE
RomanceKiara promete a su padre cumplirle los caprichos más banales que se le ocurran, lo que no imaginaba era que le iba a pedir toda clase de juguetes sexuales, personajes para cumplir sus raros fetiches sexuales y todo por pendeja y abrir su bocota