CAPITULO 101

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SIGUE NARRANDO ALESSA

Mientras el auto se acercaba a la mansión de Danko, se acercaba cada vez más al sitio en donde mi corazón y razón se lastimaron, en cambio, ahora me siento mucho mejor, con lo que me contó Carl, ya sé que voy a hacer, ya tomé mi decisión, respiraba muy hondo y exhalaba muy largo tratando de oxigenar mi cuerpo, parecía mentira pero mi alma estaba tranquila, iba decidida a hacer lo que creí que estaba correcto, pues amo a mi esposo, lo amo por sobre todo, hasta sobre mis hijos

Traspasamos los portones y Carl estacionó el auto en la entrada, se bajo para abrirme la portezuela, salí para quedarme unos momentos observando la puerta de entrada, sonreí y comencé a caminar hacia ella, entonces Carl me musitó

—¡Buena suerte!

Solo le agradecí sus palabras y Él me abrió la puerta, yo ingresé, caminé muy despacio hasta llegar a la sala, no había nadie en mi camino, cuando llegué al umbral de la puerta fue cuando vi a los dos recostados en un gran sofá abrazados y dormidos, me fije que Danko tenía lastimado el rostro, no me acerqué mucho traté de no hacer ruido y cuando observé a una mucama le indagué del paradero de Serena, me susurró que me llevaría hasta su habitación

Cruzamos la sala en forma muy sigilosa y continuamos subiendo la escalera, me llevó por el pasillo y me indicó la puerta en donde estaba la novia de Danko, la mucama se retiró y yo procedí a tocar la puerta, me contestaron

—Un momento, por favor

Escuché unos leves pasos y la puerta se abrió dejándome divisar a Serena que tenía sus ojos irritados creo que por estar llorando, la saludé

—Hola, Serena, ¿podemos hablar?

Ella me observaba con cara de incredulidad, como si jamás hubiese creído verme de nuevo en esa casa y me lo demostró al replicar

—Dios mío, señora Alessa, us... ted, ¿aquí?, y... ¿su esposo?, ¿y Danko?

Sin dejar de mirarla simplemente le mencioné que ellos dos estaban dormidos en la sala y le pedí

—Por favor, quiero hablar contigo, yo... me enteré de lo que hablaron en la habitación de Danko

Su mirada fue de asombro a lo cual me indagó

—Pero... ¿cómo sabe eso?, solo estábamos...

La interrumpí para decir

—Serena, no importa quién me lo dijo, lo que importa es lo que deseo saber, siéntate por favor

Ambas nos sentamos, ella movia sus manos nerviosamente mientras sus ojos estaban fijos en mí, le brindé una sonrisa y muy segura le pregunté

—Serena, ¿estás dispuesta a compartir a Danko?

Ella me observo con asombro y me respondió titubeando

—Yo... ehm, señora Alessa, creo que eso es... solo decisión mía, ¿no le parece?

Suspiré un poco antes de continuar, pues ella era para mí el eslabón para cumplir mi decisión, deseaba saber si ella estaba dispuesta a hacerlo y volví a indagar con delicadeza

—Lo sé, sin embargo, con lo que me enteré y también supe de tu decisión de apoyar a Danko por amor, es que te pregunto esto, por favor, ¿podrías contestarme?, yo amo a Alexander y solo deseo escuchar de tus propios labios la respuesta

Serena me observó, me sonrió en forma sutil y me confirmó

—Sí, señora Alessa, estoy dispuesta a compartir a Danko, ¡lo amo!, lo tengo clavado en mi corazón, en mi alma, no puedo dejar de amarlo, no puedo, Él es para mí, mi vida, mi aire para respirar, estoy dispuesta a todo por Él

LOS FETICHES DE MI PADREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora