Dante cumplió con su palabra: me dio espacio. Apenas lo he visto merodear por la casa.
Lo gracioso es que quiero tenerlo cerca. Todas las noches durante una semana he soñado con él, con el rescate —solo el rescate —, con nuestro primer encuentro, con nuestro primer beso... Incluso he fantaseado con lo que podrían haber sido nuestras vidas si todo lo que dijo fuera cierto.
Sin embargo, no he cambiado de opinión sobre esta situación.
Greta me ha estado ayudando con Finn, manteniéndolo entretenido. Siempre dentro de la habitación. Por primera vez en un año, puedo bañarme sin un bebé en brazos o cerca de mí. He disfrutado del tiempo a solas como nunca.
Igual que hoy.
Al salir del baño, ya seca y vestida con mi pijama, me encuentro a Finn y a Greta dormidos en una sillita mecedora. Sonrío con tristeza y los cubro con una manta antes de darme la vuelta.
Los platos sucios de la cena siguen en la mesa, así que los bajo a la cocina.
La casa está inusualmente vacía.
Es el momento perfecto para actuar. Podría ir y enfrentarme a los guardias de la entrada. Son grandes, pero Dante me enseñó defensa personal y confío en mis habilidades... Siempre y cuando Finn no esté cerca.
Suspiro. No tiene caso.
Una vez en la cocina, tomo un cuchillo y me lo escondo en la manga. Desearía no tener que recurrir a la violencia, pero Dante no me deja más opción.
Inspecciono los muebles y el refrigerador. Se me antoja beber algún licor, aprovechando que mi hijo está dormido, pero solo encuentro comida.
—¿Has perdido algo?
Me levanto de golpe.
Dante está apoyado en la pared, con los brazos cruzados. Hoy lleva un suéter de cuello alto y se ve ridículamente atractivo. Su cabello húmedo está peinado hacia atrás, salvo por el característico mechón rebelde en su frente.
Y lo odio.
—¿Hay alcohol en esta casa?
Sonríe burlón.
—En mi habitación.
—Por supuesto —resoplo.
—No es una insinuación; tengo el minibar en mi cuarto. —Con una sonrisa, añade—: A menos que quieras que sea una insinuación.
Ignoro su último comentario y con un gesto le pido que me guíe
Cuando empieza a caminar, es el momento oportuno para apuñalarlo y huir. Tendré que ir por Finn y...
Maldición. Los guardias vuelven a estar donde siempre.
¡Maldita sea!
Su habitación está en el otro extremo del segundo piso, lejos de la mía. Cuando abre la puerta, se me revuelve el estómago y se me acelera el corazón.
ESTÁS LEYENDO
Grita Por Mí (+21) [Terminado]
RomanceMe traicionó una vez. ¿Cómo espera que vuelva a confiar en él? Lana: ¿Qué haces cuando el príncipe de tu historia se convierte en el villano? Hace dos años me rescató de una prisión solo para llevarme a otra peor. Dante Cassano me traicionó. Destroz...