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Dos días después de jugar con Finn, le pido a Dante que vuelva a dormir conmigo

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Dos días después de jugar con Finn, le pido a Dante que vuelva a dormir conmigo.

Lo extraño.

No he dejado de pensar en los meses que estuvimos comprometidos, específicamente en el poco tiempo que vivimos juntos y en todas las noches que me despertaba con abrazos, cantándome, haciéndome sentir segura.

Todo eso me lo quitaron.

Odio que se hayan adueñado de mi cuerpo y de mi mente otra vez. A veces creo que ni siquiera con terapia podré superar todo esto. Será una herida que sangrará el resto de mi vida.

Sé que con Dante estoy segura, pero ¿y conmigo? Perdí el control de mi cuerpo, y no sé qué soy capaz de hacer cuando me apago.

Cuando vuelve a la habitación, deja el monitor de Finn en su velador. Luego se acuesta, mirándome, pero sin acercarse a mí, ni siquiera para un abrazo.

Y hoy no puedo sentirlo. No fue un buen día. He estado recordándolos toda la tarde.

—Hola, preciosa.

—Quiero hablar, Dante.

Suspira y se deja caer en las almohadas, mirando el techo.

—¿Por dónde quieres empezar?

—El niño.

Toma su teléfono y empieza a buscar algo.

—Se llamaba Aaron.

Se me forma un nudo en la garganta.

—¿Sus padres?

—Los encontramos y le entregamos el cuerpo... Les ofrecimos ayuda psicológica, pero se negaron. Más que eso no podemos hacer.

Asiento. Se me revuelve el estómago. Limpio las lágrimas que se me escapan.

Ese niño podría haber sido Finn. Ahora hay una mamá sufriendo porque no quise escuchar las explicaciones de Dante. Porque pude confiar en mi hermana, pero no en él.

—¿Lo hicieron para torturarme con Finn? —se me quiebra la voz—. ¿Es mi culpa?

—No, amore. —Levanta la mano para acariciarme, pero se detiene cuando me encojo—. Ellos son unos hijos de puta enfermos. Lo hicieron una vez, lo habrían hecho más veces... solo fue conveniente.

—¿De verdad?

—Sí. —Me enseña el teléfono con la foto de una niña morena sonriendo de oreja a oreja con una paleta en su mano—. Ella es su hermana, Frida. Estaba cerca de tu habitación. No lograron hacerle nada. Apenas los habían secuestrado dos días antes.

Se me aprieta el pecho.

—Y sobre mis padres... ¿Mamá sabía de esto?

—Tu madre quiso grabarte un vídeo... No sé si estás lista para verlo.

Grita Por Mí (+21) [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora