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—¿Cómo sabremos cuándo acercarnos?

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—¿Cómo sabremos cuándo acercarnos?

—Javier...

—¿Y si el imbécil no está ahí? ¿Y si...?

—Si no te callas, te voy a enviar de vuelta al auto.

Resopla y se apoya contra el árbol. Algunos de mis hombres se ríen detrás de mí, pero con una sola mirada mía hacen silencio.

—Yo me acercaré a revisar las ventanas. Ustedes se acercarán en cuanto vean a alguien salir por la puerta. Debes dispararle en las rodillas. En ambas.

—¿Y después?

—Ya verás.

La mansión está en medio del bosque. Parece que está abandonada, pero es una fachada para que nadie quiera acercarse. Vinimos caminando desde la carretera para no levantar sospechas.

Según los informes, la última vez que escucharon sus gritos desde aquí fue hace un mes.

Hay cuatro opciones, una más aterradora que la otra:

Se dio por vencida.

La movieron de lugar cuando comenzó a llamarme.

La vendieron.

La mataron.

Uno de mis hombres dio con uno de los amigos del irlandés en año nuevo. Decía que había violado a mi amante hasta la inconsciencia, así que lo esperó fuera del lugar, y lo llevó al basurero que tengo para personas como él.

Fue un hueso duro de roer. Tardé una semana en torturarlo. Sabía que lo necesitaba vivo, así que se regocijó en mi desesperación por encontrarla, aunque le costó bastante.

Tuve que enviar a alguien más a espiar entre su grupo de amigos, alguien que tuviera una reputación. Haber creado una red falsa hace meses ha funcionado de maravilla.

No hay información sobre el estado de Lana. Nadie la ha visto desde Navidad. Lo único que se sabe es que estuvo aquí, que había hombres que vinieron y la violaron repetidas veces; algunos mencionaron que lo hicieron porque no paraba de llamarme a mí.

Me acerco a la casa lentamente. Confío en que Javier sabrá cuándo atacar.

Llego a la ventanilla más cercana y me agacho. No lograré entrar, pero puedo ver si mi arañita está aquí... y es lo primero que encuentro.

Lana tiene el cabello cobrizo sobre el rostro. Está desnuda, con unas cadenas cerca de ella. Su cuerpo está lleno de moretones, cortes, y sangre seca.

Miro su pecho y el alivio me inunda cuando este sube y baja lentamente. Creo que incluso mueve la cabeza.

—Lana —susurro, pero no responde—. Ragnetta, amore...

Su mano suelta algo, y me paralizo al verlo.

Manos de un niño.

Le quitaron las manos a un niño.

Grita Por Mí (+21) [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora