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Tomo el teléfono de mamá y también lo meto al bolsillo

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Tomo el teléfono de mamá y también lo meto al bolsillo. Doy vueltas por toda la habitación, buscando bolsos y luego llenándolos con mis cosas y las de Finn. Me iré en cuanto pueda. Esto se terminó sin importar lo que me diga, sin importar si algo nos une. No nos merece. Mató a nuestra familia y no está bien. No. Está. Bien.

Mató a la única persona que me ha querido toda la vida.

¿Cómo pudo hacerlo cuando sabía lo mucho que me importaba mi mamá? ¿Cómo pudo jugar conmigo, haciéndome creer que seguía viva y enojada conmigo?

Alguien abre la puerta de abajo. Me limpio las lágrimas y me dirijo a verlo.

Dante está rodeado de guardias. Javier incluido. Es un pésimo momento para esto, pero quiero verlo muerto. Quiero que sangre por mí, que me suplique como mamá debió hacerlo.

Puede que ella no hubiera hecho esto con mi padre, pero a diferencia de ella, yo ya no tengo miedo.

Dante no sería capaz de herir a Finn, aunque eso signifique mantenerme viva.

—Greta, ve a la habitación de Finn y quédense ahí —ordeno.

Solo quiero proteger a mi hijo de lo que haré. Me da igual si los demás ven. Me lo llevaré de todos modos.

Greta obedece de inmediato. Dante frunce el ceño, como si el bastardo no entendiera, y sus hombres me ignoran por completo.

—¿Estás bien, ragnetta?

Una vez escucho la puerta de arriba cerrarse, pregunto con una sonrisa:

—¿Dónde está mi familia, Dante?

Su rostro cambia solo por un segundo. Lo suficiente para que el amor que siento por él se vuelva odio. Algunos de sus guardias me miran atentos, con la mano en el cinturón.

—No lo sé, amore. —Su voz tiembla—. ¿Quieres que los busque?

Hijo de puta.

—Creo que no será necesario. —Le enseño el teléfono de mamá—. Los encontré yo solita.

Su rostro cae. Apunto y le disparo en una pierna. Se arrodilla, gimiendo y cerrando los ojos. Las armas de todos, incluso de Javier, me apuntan de inmediato.

Pero eso es todo lo que pueden hacer.

No pueden matarme. Él no se los permite.

Dante me mira y mi rabia y tristeza crecen. Con un gesto de su mano, todos bajan sus armas mientras sigo apuntando.

Preciosa...

—Los mataste —lloro—. A todos. No me dijiste. Eres un maldito...

No aguanto y vuelvo a jalar el gatillo en su hombro. Grita y se lleva ambas manos a sus heridas.

Grita Por Mí (+21) [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora