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Al llegar a irlanda, Finn sigue durmiendo

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Al llegar a irlanda, Finn sigue durmiendo. Jugar con Javier cansó más de lo que creí.

Mi hermana está esperando en la salida. Su cabello castaño cae en una trenza por la espalda. Es casi tan largo como el mío, pero ella sí lo ha recortado mientras crecía. Papá la llevaba seguido a la peluquería para mantener sus rizos ordenados.

Es toda una mujer. La última vez que la vi aún ni le llegaba el periodo. La chica que no podía maquillarse ahora parece una modelo de revista. ¿Tendrá gente que la maquilla o ella aprendió sola?

La única razón por la que la reconozco es por la cicatriz de una «M» en su brazo.

«Müller».

Papá la marcó como si fuera una vaca.

Sonríe sin muchas ganas y me recibe con un abrazo. Mis bolsos caen y los hombres que siguen a Tara los recogen de inmediato.

—Estás tan grande, la última vez que te vi seguías siendo una...

—Nunca pude ser una niña, Lana. Solo estaba pequeña.

Oh.

Me guía hasta llegar a una limusina. Los tres subimos atrás. El chofer saluda asintiendo.

—¿Cómo has estado? —pregunto para romper el hielo en cuanto el vehículo arranca.

Se encoge de hombros, mirando hacia afuera.

—No me quejo, los lujos son fantásticos, Declan me quiere y me cuida, y no tengo que hacer nada en casa. Ha sido así desde que nos casamos.

Me ofrece una botella con agua y la acepto. Quiero ofrecerle a Finn, pero no ha despertado. Es mejor que se quede así. Llorará en cuanto lo haga.

—Cuando supe que mamá estaba muerta, perdí la cabeza —dice. Su voz es monótona, como si fuera un robot—. Al menos sé a quién culpar.

Se me forma un nudo en la garganta y me pican los ojos.

El rostro de Dante se me viene a la cabeza. La sangre y las lágrimas mezclándose en sus mejillas. Completamente derrotado y destrozado.

Por mí.

—Casi lo mato —admito.

—¿Casi?

—No pude... Le disparé, pero no pude hacerlo.

—Bueno, al menos lo intentaste. Es más que lo que mamá hizo por nosotras.

Así que no soy la única que lo pensó.

—Tara, yo no tenía idea sobre lo que ocurría contigo, de haberlo sabido...

—No habrías podido hacer nada. —Me mira. Sus ojos vacíos y rojos—. Mujeres, ¿recuerdas? Solo servimos para aceptar órdenes.

—Podríamos haber hecho más.

Se encoge de hombros.

—De haberlo sabido, lo habrías ignorado, como lo hicieron todos. ¿Sabías que mamá nos encontró en la cocina y no hizo más que darse la vuelta mientras yo lloraba y le pedía ayuda? Yo tenía diez. No fue la primera vez, pero sí la primera vez que no me ayudó.

»También lo ignoró cuando lo hicimos en su propia cama, a su lado. Ella despertó y se quedó ahí. Apuesto que incluso lo disfrutó.

—¿Cómo puedes...?

—La perdoné por ser una inútil hace mucho tiempo. ¿Tú apenas te estás enterando?

Se me forma un nudo en la garganta y se me nubla la vista.

—Habría dado todo por salvarte si solo...

—Ahórrate la lástima, Lana. Ambas sabemos que no lo habrías hecho. Eras la niña perfecta. Jamás habrías ido en contra de papá.

»¿Quería casarte con alguien? Bien. ¿Quería que lo acompañaras a alguna cena? Bien también. ¿Te debías mantener pura? Por supuesto que lo harías.

»Siempre te prefirieron a ti. Tú eras el ángel al que no debían tocar. ¿Y yo? Yo era el puto contenedor de semen de la familia. Papá, nuestros hermanos, cualquier amigo que llegara a casa. Siempre lo fui, es lo único para lo que sirvo. A ti te criaron para ser una esposa, a mí para ser una puta.

»Incluso como esposa fuiste mejor. Tuviste un hijo bastardo en el primer intento, ¿y yo? Una niña a la que sostuve una vez. Ya no sirvo para nada. Pero llegaste en el momento preciso para que lo intente contigo. —Me mira—. Te ves terrible, ¿has dormido algo?

—Yo no...

Me pesa la lengua. No puedo hablar.

No puedo creer que Tara piense así. Papá siempre tenía armas en los muebles. De haberlo encontrado haciendo eso, le habría disparado en la cabeza. ¿Por qué mamá nunca lo hizo?

Nunca podré preguntarle.

Apenas puedo mantener los ojos abiertos. Los brazos caen a mis lados. Finn se va a caer...

—Dame a Finn. No falta tanto para llegar a casa.

—Yo... no...

Tara me arrebata a Finn de los brazos y no puedo moverme.

El agua.

—En serio tienes que aprender a tomar mejores decisiones, Lana.

Finn...

No...

Ayuda.

Grita Por Mí (+21) [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora