Cuando era niña, mamá compró goma de mascar. Mucha goma de mascar.
Tara tenía tres años y yo ocho cuando cayó dormida por el cansancio, o eso quiero creer que era. Estábamos las tres solas en casa, así que, como nunca me dejaban comer dulces, tomé todos los que pude.
Comía uno, masticaba durante un minuto y lo dejaba a un lado. Todos sabían igual, pero nada se comparaba al sabor del primer minuto.
No estoy segura de cuánto tiempo estuve así, pero mamá comenzó a gritar cuando despertó. Tara le había estado pegando los dulces en el cabello. Dijo que el color le quedaba lindo.
Mamá no nos golpeó, pero se echó a llorar y corrió al baño. Ni Tara ni yo sabíamos qué hacer, así que nos quedamos mirando como mamá se cortaba el cabello hasta los hombros. El mismo cabello que llegaba algo más debajo de la cintura.
A esa edad quería tener el cabello como ella. Largo y voluminoso. Era tan grueso que no podía usar una coleta cómodamente.
Cuando se lo cortó, creí que seguiría llorando, que nos regañaría, pero en su lugar, se miró en el espejo, se rio y comenzó a maquillarse.
Dejé de querer el cabello largo. Ahora quería el cabello así, porque mamá se veía hermosa.
No era el cabello lo que la hacía ver hermosa, era la felicidad que le causó el deshacerse de todo eso. Pero por supuesto, a mis ocho años creí que era el cabello.
Tomé las tijeras, y cuando estaba por pedirle a mamá que me cortara igual que ella, papá llegó con mis hermanos.
Mamá se acercó a mostrarle su nueva apariencia, le dije que se veía hermosa, Tara me siguió.
«¿Te gusta?». Había preguntado mamá con una sonrisa brillante... antes de recibir una bofetada.
Ni mis hermanos ni yo pudimos movernos cuando comenzó a arrastrarla hasta su habitación mientras le gritaba que se veía horrible. No era primera vez que lo hacía, pero era la primera vez que mamá brillaba, y todos lo notamos.
Él se encargó de apagar su brillo.
Cuando salió, le pedí una explicación de por qué estaba mal lo que hizo, cuando para mis ojos, mamá jamás se había visto tan linda como ese día.
«Se ven horribles. Las mujeres deben tener el cabello largo, bien cuidado. ¡Tu madre es una inútil hasta para eso!», dijo entre gritos.
«P-pero yo quiero cortarlo», insistí
me agarró del cabello y me jaló hacia atrás, hasta que me di un golpe con la pared y dijo «Te arrancaré cabello por cabello si decides cortártelo. Así nadie te querrá, terminarás sola y me servirás como mercancía barata».
No entendí a qué se refería con mercancía barata hasta ahora.
Me quitó las tijeras y las tiró lejos. Luego subió a Tara a su hombro y, mientras mi hermana lloraba, se la llevó a su habitación.
ESTÁS LEYENDO
Grita Por Mí (+21) [Terminado]
RomanceMe traicionó una vez. ¿Cómo espera que vuelva a confiar en él? Lana: ¿Qué haces cuando el príncipe de tu historia se convierte en el villano? Hace dos años me rescató de una prisión solo para llevarme a otra peor. Dante Cassano me traicionó. Destroz...