Me traicionó una vez.
¿Cómo espera que vuelva a confiar en él?
Lana:
¿Qué haces cuando el príncipe de tu historia se convierte en el villano?
Hace dos años me rescató de una prisión solo para llevarme a otra peor.
Dante Cassano me traicionó.
Destroz...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Despierto abrazada a mi monstruito. Ayer, Greta subió a consolarme cuando me escuchó vomitar. Todo lo que quería hacer era abrazar una almohada—para que Finn no me viera—y llorar. No me he levantado desde entonces.
Me gustaría poder hacer más por mi hijo, pero me duele el corazón. Todo lo que puedo hacer es estar acostada, abrazándolo. Es todo lo que necesito ahora.
Perdí dos años en los que podría haber estado con Dante... y ahora quizás toda una vida.
Greta entra a la habitación, como cada mañana, con una bandeja de comida, pero no tengo apetito o ánimos para alimentarme.
—Cucciola, no comes nada desde ayer. Javier e io...
—No tengo hambre. Estoy bien.
Suspira y deja caer sus hombros.
—Llevaré el desayuno abajo. Toma un baño, después ven a comer. Per favore. Abbi pietà del mio cuore. Estoy muy vieja para esto.
Me rio sin ganas y asiento, aunque no entiendo qué quiso decir. Me responde con la misma sonrisa triste. Finn se acerca a ella y cuando lo alza en brazos, el rostro de Greta se ilumina.
¿Cómo puede estar así cuando su hijo está desaparecido? Con solo pensar en que algo así le ocurra a Finn se me hunde el corazón.
—Greta...
—¿Sí?
—¿No lo siente en sus huesos? —susurro—. Que él... murió.
Suspira. Me toma la mano y la aprieta con delicadeza.
—Siento en mis huesos que él está bien. Así que no te pongas triste. Volverá.
Se me forma un nudo en la garganta. Greta me da dos palmaditas en la mano y se va, cerrando la puerta detrás de ella.
Camino al baño. Al desvestirme, dejo mi ropa apilada en una esquina. Enciendo el agua caliente y entro. El agua sigue fría por unos segundos.
Me apoyo contra la pared, cierro los ojos, me abrazo a misma, y me echo a llorar.
¿Y si Greta está equivocada? No podría echarme a llorar por perder al hombre que amo cuando ella perdió a su hijo, pero ¿cómo podría seguir fuerte? Ella me está cuidando cuando debería estar descansando. ¡Su hijo está desaparecido, maldición! A pesar de que intenté matarlo, no era mi intención... solo quería que me dijera la verdad o que me dejara salir de aquí.
Quería volver el tiempo atrás, a nuestra última noche, para decirle que no se vaya, que se quede conmigo... Para decirle que no me deje sola porque no confío en mi familia.
Pero confiaba. Creí que, al menos mi madre, se preocuparía de mí.
No pude estar más equivocada. Nadie lo hacía. Incluso Greta se preocupa más de nosotros que mi propia familia, y yo intenté matar a su único hijo.