Donde Siempre Quiero Estar

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Sadie

Ha pasado casi un año desde que Lucy se mudó a Londres, desde que comencé a grabar la película, desde que nuestras vidas volvieron a ser a distancia. Con el tiempo, ambas nos acostumbramos a todo, aprendimos a vivir así.

Pero, aun así, no hay un solo día en el que no la extrañe. Actualmente estamos en la fase final del rodaje y, con todo el trabajo, tengo menos tiempo que nunca para verla, pero hoy es diferente. Hoy es el cumpleaños de mi abuela, y finalmente reuní el valor para ir a visitarla en su lugar de descanso.

Desde que se fue, todo cambió. Finalmente enfrenté a mi madre, me di cuenta de que tener a mi abuelo en mi vida no era tan importante como pensé, y aprendí a alejarme de las personas que no le hacían bien a mi vida.

Pero también ya no estaba ella para cocinarme, para hacerme bromas, ni para decirme que estaba orgullosa de mí. Ni siquiera va a estar en el estreno de mi primera película. Pero la vida sigue.

Mi vida comenzó de nuevo al pasar esos días a solas con Lucy en nuestro departamento, al recibir la visita de mi pequeño sobrino haciendo ruido en el set cuando menos debe, y al recordar cada día, junto a mis amigos de la universidad, por qué su amistad realmente vale la pena. Y, por supuesto, con la pantera negra rondando por mi departamento como dueña del lugar. La vida nunca se detuvo; simplemente encontró un poco más de sentido cuando tuve el valor de alejarme de las personas en el momento correcto.

La tumba de mi abuela estaba vacía, sin una sola rosa. Ella siempre decía: "Demuéstrenme todo mientras esté viva, no cuando me muera." Y parece que sus hijos se tomaron eso muy literal.

—Hola, abuela. Espero que te gusten —dejo el ramo en el soporte para flores y me siento en el césped.

Siento el aire fresco de la mañana y cierro los ojos un momento, dejando que la calma del lugar me envuelva. En el fondo, sé que ella no está aquí, pero hay algo en sentarme a su lado, en este pedazo de tierra, que me ayuda a sentirme un poco más cerca.

—Todo está yendo bien, ¿sabes? —murmuro, mirando hacia el ramo que acaba de acomodar en su lugar—. La película está avanzando, y aunque falta un montón de cosas por terminar, creo que estarías orgullosa de mí, aunque probablemente no creas que es adecuada para todo el mundo.

Acaricio una hoja que cuelga del ramo, como si fuera su mano. Me doy cuenta de que, incluso ahora, sigo buscando su aprobación, su risa. A veces me pregunto qué habría dicho ella de todo esto, si me habría dado uno de esos discursos largos sobre que la fama no lo es todo y que lo importante es que esté feliz, o simplemente habría levantado las cejas y dicho "Buen trabajo, Sadie".

—Lucy también está bien. Está en Londres, cumpliendo su sueño de estudiar música, te dije que ella era diferente a todas, hablamos cuando podemos. No siempre es fácil, ya sabes cómo es ella, que quiere que siempre esté bien... pero lo estamos logrando.

Me quedo en silencio por un rato, y siento que tengo más por decir, pero las palabras no salen. En lugar de eso, cierro los ojos y me quedo escuchando el susurro del viento, como si pudiera oír su voz, su risa suave que siempre sabía calmarme.

Después de un rato, me levanto despacio y doy una última mirada a la tumba.

—Gracias por todo, abuela. Por cada cosa que me diste. Espero que estés orgullosa... yo estoy intentando ser feliz.

Me despido y camino de regreso a mi auto, mi mayor logro de los últimos meses un Kia Sorento 2022, lo suficientemente grande como para cargar un montón de equipos en la parte de atrás y, por fin, llevar las compras sin tener que hacer malabares como hacía cuando estaba con la moto de Lucy.

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