Sentía todo mi cuerpo absolutamente relajado pero al mismo tiempo adolorido, maldije en mi mente a Ian porque estaba segura de que mañana iba a sufrir y estar llena de moratones producto de mis fallidos intentos de pelear,aunque después de un tiempo se me iba haciendo más sencillo,según Ian era por mi sangre.
Ahora me encontraba yendo a la cafetería donde se suponía que me iba a encontrar con Ian para comer algo y luego tener un recorrido por el lugar para estar lista para mañana, mi comienzo oficial en la academia como estudiante. Había conseguido entrar al edificio grande en el cual se llevaban adelante la mayor parte de las clases, que ahora por suerte se estaban dando así que podía caminar tranquilamente por los pasillos sin molestas miradas; al final detrás de unas puertas dobles de madera encontré finalmente el comedor.
Contra la pared del fondo había un mostrador con diferentes tipos de comidas que todavía parecían estar bastante calientes, camine a ellas mientras agarraba una bandeja y me servía un poco de todo, tenía un hambre de leones. Todo se veía realmente bien y al llegar a los postres no pude evitar servirme un trozo de torta de chocolate que pedía a gritos ser comida. Me dí vuelta para sentarme en la mesa más próxima pero de repente había una muchacha sentada en ella mirándome fijamente, a lo que no pude evitar pegar un salto a lo que toda mi comida salió volando. La chica a su vez se sorprendió y dio un gritito, pero rápidamente se levanto a recoger mi bandeja y me la alcanzó, afortunadamente la torta de chocolate había sobrevivido (no se juega con el chocolate).
La mire por un par de segundos antes de poder reaccionar como un ser humano, aunque ya ni sabía si era eso, normal. La chica era un poco más alta que yo, de contextura delgada pero fuerte, de forma estilizada, con una cintura bien marcada; tenía pelo color rubio fresa atado en una coleta alta, una cara ovalada que era simplemente preciosa, salpicada de pequeñas pecas que destacaban su piel clara, y enormes ojos dorados que me miraban amigablemente. En conjunto era sumamente bella y me puse a pensar del aspecto de espantapájaros que debía tener yo con el pelo recién lavado y la cara roja.
- Hola, ¿sos la chica nueva no? - me dijo cuando por fin conseguí alargar el brazo y rescatar mi torta de chocolate de sus manos. - Me llamo Selena, lamento el susto, pensé que me habrías visto al entrar.
- Hola, si, soy Cathy, recién ayer entre - le conteste mientras nos sentábamos juntas - estaba muy distraída, lo siento yo, jaja, pero al menos pudiste salvar la torta.
- Oh si, eso siempre, los postres aquí son fantásticos - me dijo mientras sonreía, era verdaderamente amigable y yo comenzaba a sentirme cada vez más positiva con respecto a pasar a vivir aquí. - Así que, ¿Qué te parece todo hasta ahora? ¿qué tal tu padre?
- No pude ver demasiado hasta ahora, llegue ayer bastante tarde y no tuve tiempo de conocer mucho,sólo charlar un poco con mi padre y hermanos. - Le conteste,era la primera en preguntarme sobre mi familia- ¿cómo sabes que mi padre es el dios y no mi madre?
- Tranquila,no todos los días recibimos gente nueva,mucho menos hijas de Ares,era el único Dios que sólo había dado lugar a hijos varones,hermosos hijos varones-completó con una risa- pero hijos en fin. Créeme que todos saben por lo menos algo de ti, lamentablemente los griegos parecen tener genes para ser chusma también.
Suspiré asimilando un poco de la información, odiaba ser el punto de atención,más aún si era sólo por el simple hecho de ser la nueva.
- No todos son malos- dijo Selena notando mi repentino bajón- vas a ver que de a poco te acostumbraras al cambio,podremos ser semi-dioses pero esto sigue siendo un Instituto y hay la suficiente cantidad de hormonas como para que sea igual a los de los mortales.
- Gracias, enserio, es bueno conocer a alguien buena onda. - Y enserio lo apreciaba.
- Ya podes decir que sobreviviste el primer día,y tener una nueva amiga.- terminó ella con un guiño y apretándome la mano libre desde el otro lado de la mesa.
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En el amor y la guerra, todo se vale
FantasyCon 18 años todavía no me siento un adulto, pero definitivamente no soy ni una niña ni una adolescente desquiciada, aunque probablemente todavía tengo un poco de la ultima viviendo en mi. La mayor parte de mis preocupaciones se centran en el estudio...