En menos de los cinco minutos Ian y yo estábamos vestidos y bajando sin intercambiar una palabra, no era tonta y sabía que la llamada no podía presagiar nada bueno. Eric, Andrés y Diego esperaban ya subidos a un auto,acelerando a fondo apenas nos subimos; la tensión en el ambiente claramente palpable, sin una palabra nos pasaron un par de dagas a cada uno además de unas extrañas cintas de cuero que Ian me explicó eran para vendar nuestras manos.
Hacía unos pocos minutos que estábamos en la carretera, la misma por la que habíamos escapado con mi lobo un par de semanas atrás, no pude evitar cuestionarme que diablos se suponía que Enzo había estado haciendo por allí, pero no tuve mucho más tiempo para pensar cuando Eric ya estaba estacionando el auto a un lado de la carretera, junto a dos autos más.
Entrando en modo guerrero todos bajaron juntos del auto, horribles sonidos podían escucharse un poco más adentro del bosque, pero antes de entrar Eric se dio vuelta tomándome firmemente por los hombros.
- Cathy necesito que tengas mucho cuidado, pelear juntos como hermanos nos hace más fuertes, nos alimentamos de la energía del otro, pero debes tener cuidado,no podemos arriesgar a otro hermano- dijo con la voz firme, sabía que estaba depositando mucha confianza en mi, había demasiado en juego.
- Tendré cuidado- le dije apretando sus brazos con firmeza- vamos.
Sin una palabra los chicos se colocaron a mi alrededor mientras avanzábamos, podía sentir la mano tensa de Ian tomando la mía. Mis ojos no alcanzaban para ver verdaderamente todo lo que pasaba en el pequeño claro que se había generado entre los árboles, la lucha ya se encontraba en su auge, y era algo mucho más salvaje que lo que había vivido la primera vez. En el centro del lugar se encontraba Enzo, dos personas lo tenían tomado de los brazos mientras que otros tres se turnaban para golpearlo, y nunca antes había visto un rostro tan ensangrentado como el de mi hermano; ya ni siquiera estaban luchando aquello era un juego, y la ira simplemente encendió algo en mi interior. Con un rugido nos integramos rápidamente a la pelea, y perdí totalmente la conciencia del tiempo, lo único que era capaz de ver era el chico parado frente a mi, uno de los que antes había estado golpeándolo.
Sentí fuerte el choque de mi puño contra su ante brazo, por poco había conseguido bloquear mi golpe, apreté los dientes con fuerza, apenas dándome un segundo antes de agacharme esquivando uno de los suyos. Mi cuerpo actuando antes siquiera de que pensara en los movimientos, quería destrozarlo por lo que le habían estado haciendo a mi hermano. Alcanzaba a sentir el movimiento a mi alrededor,sabía que los demás estaban a ahí también, era una sensación casi eléctrica, la energía fluyendo en el espacio,pero nada de eso importaba. El chico me atacaba con la misma fiereza que yo a él, su gran cuerpo irguiéndose sobre mi de una forma que meses atrás hubiese encontrado intimidante y ahora sólo veía lugares en los cuales golpear para derrotarlo, sabía que podía derrotarlo.
Estuvimos lanzándonos golpes por unos minutos cuando con un giro conseguí asestar una patada en su plexo solar, haciéndolo trastabillar sin aire, y estaba a punto de lanzarme sobre él para terminar con mi ataque el ambiente cambió radicalmente en el claro. El ruido atronador del motor de una motocicleta cortó a los de la lucha, a la vez que un cosquilleo casi electrizante me asaltaba con tanta fuerza que me paralize por un momento, justo cuando Prometeo aparecía en el lugar.
En batalla no podías darte el lujo de dudar, de tomarte unos segundos para distraerte, pero ya era demasiado tarde cuando me di cuenta de ello, el puño del chico ya impactaba fuertemente con mi mandíbula, haciéndome caer al suelo donde me golpee fuerte la cabeza, puntos negros repentinamente poblando mi mirada. Apenas conseguí aguantarme sobre mis rodillas cuando él volvió a caer sobre mi, asestándome una fuerte patada en el estómago, haciéndome chillar de dolor.
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En el amor y la guerra, todo se vale
FantasyCon 18 años todavía no me siento un adulto, pero definitivamente no soy ni una niña ni una adolescente desquiciada, aunque probablemente todavía tengo un poco de la ultima viviendo en mi. La mayor parte de mis preocupaciones se centran en el estudio...